El debate sobre el running que lleva abierto más de un siglo: ¿es beneficioso o perjudicial para tu salud?

El debate sobre el running que lleva abierto más de un siglo: ¿es beneficioso o perjudicial para tu salud?

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El debate sobre el running que lleva abierto más de un siglo: ¿es beneficioso o perjudicial para tu salud?

A día de hoy tenemos (o deberíamos tener) la necesidad de hacer ejercicio completamente interiorizada como parte del cuidado que damos a nuestro cuerpo y nuestra salud. Y no es nada nuevo: desde la antigüedad, la actividad física moderada como uno de los pilares para disfrutar de vitalidad y de resistencia ante las enfermedades.

Pero esta relación entre salud y deporte, especialmente hablando del atletismo y el running, ha vivido sus más y sus menos a lo largo de la historia.

Un capítulo del libro Sport and Exercise Science: Essays in the History of Sports Medicine recoge el debate que hubo durante finales del siglo XIX y principios del XX sobre el atletismo, su valor médico y los efectos de entrenar más o menos.

La revolución industrial y la vida sedentaria

El ejercicio ha sido desde siempre una de las bases de la vida higiénica recomendada por los médicos. Durante el siglo XIX, tras la revolución industrial, millones de personas tanto en Estados Unidos como en Europa emigraron de las zonas rurales a las ciudades y esto supuso un cambio radical en el estilo de vida.

De realizar tareas físicas al aire libre se pasó en muchos casos a una vida mucho más sedentaria haciendo trabajos en fábricas y oficinas, había menos acceso a alimentos frescos y la contaminación hacía mella en los sistemas respiratorios de la población.

De realizar tareas físicas al aire libre se pasó en muchos casos a una vida mucho más sedentaria haciendo trabajos en fábricas y oficinas

Así que los médicos recomendaban efusivamente compensar estas limitaciones de movimiento del entorno laboral con actividades de ocio relacionadas con el ejercicio físico. Algo que en principio la gente no parecía muy dispuesta a hacer.

Fueron las competiciones de atletismo tras la primera guerra mundial las que pusieron de moda el correr como una actividad de ocio popular, algo a lo que dedicar el tiempo libre.

De la moderación al exceso

Pero en ese momento la preocupación de algunos médicos pasó a ser otra: haciendo siempre hincapié en la moderación como uno de los pilares de esa vida higiénica, los aficionados al atletismo podían ser de todo menos moderados. Así que en este momento se inició un debate que duró varias décadas entre los que defendían la actividad física y la práctica deportiva por sus cualidades beneficiosas para la salud, y los que se oponían a esta corriente atleticista por considerarla exagerada, desmesurada y excesiva.

El choque de opiniones dentro de la comunidad médica fue una de las más intensas en el cambio de siglo y durante las primeras décadas del siglo XX y entre otras cosas dio pie al nacimiento de la medicina deportiva.

Lo más curioso es que podemos decir que este debate sigue hoy abierto, con el running, heredero del atletismo, como principal protagonista. En la actualidad, cada vez más gente practica este deporte a nivel aficionado gracias a que es sencillo, barato y permite tantos formatos de entrenamiento como personas lo practican.

Un debate que todavía está abierto

Y sin embargo, la comunidad médica no se pone de acuerdo del todo: nadie niega los beneficios para la salud de realizar periódicamente un ejercicio físico moderado o intenso, pero también existen riesgos asociados al running que también son innegables.

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Se calcula, por ejemplo, que el 79% de los runners sufrirán lesiones en algún momento de su vida, una estadística que se mantiene más o menos estable desde hace décadas. Correr es especialmente duro para los talones, los tobillos y las rodillas, especialmente en las personas que corren larga distancia.

Además, el riesgo parece ser algo mayor para las mujeres, que se lesionan con más frecuencia. En el Laboratorio de Biomecánica de la Wake Forest University están analizando a qué se debe este dato, y creen que podría ser a causa de la forma diferente que tienen las piernas y las caderas, así como al hecho de que la mayoría de las mujeres pisan antes con el talón al correr.

Más allá de las lesiones

Nueve de cada diez runners españoles no se preparan bien y tres de cada cuatro no se han sometido nunca a una prueba de esfuerzo

Pero quizá las lesiones no sean lo peor. En abril del año pasado, la Sociedad Española de Medicina del Deporte lanzaba un informe que era más bien una advertencia: nueve de cada diez runners españoles no se preparan bien y tres de cada cuatro no se han sometido nunca a una prueba de esfuerzo, vital para detectar posibles afecciones cardiovasculares que puedan poner en peligro la vida del atleta en caso de sobreesfuerzo.

El informe recogía también que muchos runners no calientan antes ni estiran después de entrenar, pero eso no es lo más grave. Lo más preocupante del documento era que el 5% de los atletas ha sufrido dolor torácico alguna vez, el 6% palpitaciones y el 10% síncopes, y la mayoría no han consultado a un médico al respecto.

Entrena siempre con cabeza

Es decir, que sigue abierto el mismo viejo debate entre los beneficios de un entrenamiento intenso, en este caso en carrera, que nos haga aumentar nuestra frecuencia cardíaca, además de los beneficios anímicos de ver que alcanzamos y vamos superando metas cada vez más complicadas y la recomendación de la moderación y la precaución a la hora de entrenar, especialmente si padecemos lesiones o alguna complicación añadida.

En Vitónica tratamos siempre de hacernos eco de este debate, defendiendo y explicando las ventajas que tiene el running para tu salud pero recomendándote siempre que acudas al médico a la menor señal de que algo no marcha como debería, así como realizando todas las pruebas médicas previas, entrenando de forma estructurada y siguiendo todas las fases del entrenamiento para prevenir posibles lesiones.

Imágenes | iStock
En Vitónica | Así es como el sobreentrenamiento arruinó la salud de grandes atletas

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