Hernia discal: qué es, por qué se produce y cómo se trata

Hernia discal: qué es, por qué se produce y cómo se trata

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Hernia discal: qué es, por qué se produce y cómo se trata

Yo no sé a vosotros, pero a mí me pasa que las hernias me suenan a gente haciendo sobreesfuerzos o siendo muy bruta. Quizás porque es lo que solemos ver en la televisión o en las películas: no sé si recordaréis la escena de Joey en Friends provocándose una hernia porque estaba haciendo pesas de manera bruta algo descontrolada y sin supervisión - si no la recordáis no os preocupéis que ahora os la pongo -. Esa es el tipo de imagen que la ficción me ha ofrecido todos estos años sobre las hernias.

Sin embargo, si algo he aprendido con el tiempo es que la ficción y la realidad - sobre todo en lo que a enfermedades se refiere - suele distar mucho. Por ello, desde Vitónica vamos a intentar esclarecer qué es una hernia - en este caso discal - a quién y por qué le puede ocurrir y qué debemos hacer para prevenirla y tratarla.

Qué es una hernia discal

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Entre las vértebras que conforman nuestra columna vertebral se encuentran unos discos o almohadillas. Estos discos son como una gelatina recubierta por una capa o revestimiento más dura. Los discos pueden sufrir problemas o daños y en algunos casos puede producirse un desgarro en las parte más dura del mismo permitiendo que parte del material más gelatinoso y blando de este disco puede pasar a través de dicho desgarro. Esto es lo que se conoce como hernia discal.

Cuando esto ocurre, los nervios cercanos se pueden irritar provocando dolor, entumecimiento o incluso debilidad en piernas y brazos. Sin embargo, una de las características más llamativas de esta lesión es que, a pesar de lo que se pueda pensar - en muchas ocasiones no provoca síntomas y las personas no saben que la sufren.

Cuáles son las causas de la hernia

En general, la causa principal es el desgaste de dichos discos, que acaba provocando que pierdan parte del agua que tienen. De esta manera, los discos se vuelven menos flexibles y puede facilitar que se rompan o desgarren incluso con movimientos sencillos - nada de brusquedad -.

Esto suele ocurrir con el desgaste producido por la edad, pero también en personas que tienen sobrepeso ya que esto genera una tensión adicional en los discos, en personas cuyos trabajos conllevan levantar o empujar pesos de manera repetitiva o mantener durante mucho tiempo posturas poco adecuadas. En algunos casos la genética también puede influir.

Síntomas que nos señalan que podemos tener una hernia discal

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En muchas ocasiones las hernias discales pueden no presentar síntomas, pero en los casos en los que lo hacen, pueden aparecer algunos de los siguientes:

  • Dolor en brazos y/o piernas: dependerá un poco de la zona en la que se encuentra la lesión. Si es en la parte baja de la espalda podremos sentir dolor en muslos, glúteos y gemelos. En el caso de que la hernia sea en el cuello o en la parte superior de la espalda, sentiremos dolor en los hombros y brazos. En algunas ocasiones, al hacer movimientos bruscos o repentinos el dolor puede extenderse a otras partes.

  • Entumecimiento: la sensación de entumecimento o de hormigueo puede aparecer en piernas o manos, dependiendo de la zona de nervios que se hay a visto afectada.

  • Cierta debilidad: los nervios que se ven afectados por la hernia pueden tener problemas para nutrir ciertos músculos, lo que implica que estos se debiliten pudiendo dificultarnos el levantar objetos o el caminar.

Qué tratamiento siguen las personas con hernia discal

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En general, se debe hacer uso de la prevención siempre que podamos. Por ello, es recomendable que hagamos ejercicio de manera que el grupo muscular que sostiene la columna vertebral sea más fuerte y estable. Sin embargo, si ya tenemos la hernia debemos consultar con un médico qué deportes podemos hacer ya que hay ejercicios contraindicados para las hernias discales.

Además, debemos intentar mantener un peso adecuado y controlar siempre nuestra postura corporal. Si nuestro trabajo requiere que levantemos pesos, debemos asegurarnos de hacerlo de manera adecuada y correcta, haciendo fuerza con las piernas e intentando no tirar de la espalda.

En general, la hernia discal suele remitir con tratamientos que incluyan la evitación de posturas que puedan ser dolorosas y una tabla de ejercicios adecuadas para el caso concreto. Además, se pueden recetar analgésicos o relajantes musculares para tratar el dolor.

En casos en los que el dolor no desaparezca así, se puede hacer uso de la fisioterapia y en ocasiones extremas - un porcentaje muy bajo de los casos - podría ser necesaria la cirugía.

Imágenes | Unsplash, Pixabay
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