La práctica de ejercicio para evitar que nuestro cuerpo sufra los estragos de la edad

La práctica de ejercicio para evitar que nuestro cuerpo sufra los estragos de la edad
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Que el tiempo pasa factura es un hecho real, ya que a medida que pasan los años nuestro cuerpo experimenta diferentes cambios que debemos combatir mediante la práctica de ejercicio. El deporte es la mejor medicina antienvejecimiento que existe, y por ello debemos hacer de él un habitual para envejecer mucho mejor.   Desde que nacemos y a medida que nos vamos haciendo mayores nuestro cuerpo experimenta una serie de cambios propios del ser humano. Poco a poco vamos adquiriendo fortaleza física y corpulencia, pero llega un momento en el que este proceso empieza a remitir. La fecha en la que esto suele suceder es entorno a los 30 años, época en al que nuestro cuerpo comienza a experimentar cambios en los que perdemos masa muscular.

  Ninguno de nosotros está libre de las inclemencias del tiempo. Nuestro cuerpo por norma general alcanza su mayor esplendor hasta los 30 años a partir de esta época comienza un deterioro que se agrava más a medida que pasan los años. A la edad de 50 la pérdida de masa muscular es mayor y esto se empieza a notar en la fortaleza de nuestro cuerpo, que no solamente experimenta cambios externos, sino internos.   Por norma general el proceso de degeneración que experimentamos a esta edad se traduce de la siguiente manera. Por un lado aumentan los niveles de grasa corporal, ya que nuestro organismo tiende a acumularla en zonas donde antes no lo hacía. En el caso de los hombres aumenta de un 18% a un 35%, y en las mujeres de un 33% a un 45%. Esto hace que los tejidos grasos aumenten de volumen y con ellos nuestro peso, aumentando también la dificultad para eliminar eso que nos sobra.   Pero con el paso del tiempo no solamente aumenta la cantidad de grasa que hay en el organismo, sino que la pérdida de masa ósea también es otro de los problemas a los que nos enfrentamos, ya que la capacidad de fijación del calcio disminuye, y con ella la fortaleza de nuestro esqueleto, que se hace más débil y vulnerable, sobre todo en el caso de las mujeres. Algo similar sucede con la cantidad de hidratación total del organismo, ya que disminuyen los niveles del cuerpo, siendo más sencillo sufrir deshidrataciones.   Todos estos efectos son intrínsecos de la naturaleza humana, y en unas personas se producen antes o después, pero lo ideal es saber ponerlos freno y retrasar su aparición al máximo. Para conseguirlo es necesario mantenernos activos. La práctica deportiva es aconsejable a cualquier edad, pero más cuando nuestro organismo se empieza a volver vago y ya deja de trabajar como antes. Para ello debemos acelerarlo con el ejercicio que nos ayudará a quemar grasas y mejorar el estado general del sistema respiratorio y circulatorio.   El ejercicio nos ayuda a fortalecer los músculos y evitar la pérdida de masa que se experimenta por norma general con el paso de los años. Lo mismo sucede con los huesos, que con el ejercicio mejoran su estado, ya que aceleramos el proceso de obtención de los nutrientes necesarios para mantenerse en plena forma. Por este motivo es necesario que nos mantengamos activos a cualquier edad y que practiquemos todo tipo de actividad física para así evitar los estragos que el paso del tiempo causa en nuestro cuerpo.

Vía | Runners Imagen | lusi

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