Motivos por los que no hay que descuidar la aimentación en otoño e invierno

Motivos por los que no hay que descuidar la aimentación en otoño e invierno
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Seguramente que la mayoría de nosotros hemos escuchado mil veces en el gimnasio que muchas de las personas que entrenan duro durante todo el año descuidan su alimentación en los meses de invierno y otoño. El argumento habitual es que no se luce tanto el cuerpo como cuando hace calor, pero esto no es justificación para que descuidemos la alimentación en estos meses, ya que no es algo recomendable en ningún aspecto.

En infinidad de ocasiones hemos comentado la importancia que tiene mantener unos buenos hábitos alimenticios para lograr conservar el peso y evitar fluctuaciones que pueden acabar pasándonos factura. Esta práctica está más extendida de lo que pensamos, y por ello vamos a repasar algunos de los motivos por lo que no debemos descuidar la dieta en ningún momento del año.

Un vistazo a…
AYUNO INTERMITENTE

En primer lugar no es nada recomendable seguir una dieta a rajatabla, ya que lo que realmente funciona es la adquisición de hábitos alimenticios saludables que deben acompañarnos todo el año. Intercalar periodos de dieta estricta con otros de comer todo lo que se nos antoje solamente nos creará un desajuste orgánico que a la larga nos pasará factura, ya que cada vez ganaremos más peso en los periodos en los que comemos normal y nos será más difícil perderlo en los que hacemos dieta.

Realizar estas acciones lleva consigo aumentar y disminuir el volumen corporal ya que la grasa que acumulamos en los periodos de descanso de la dieta solemos eliminarla cuando comenzamos de nuevo e control alimenticio. Esta variación de volumen que llevamos a cabo varias veces a lo largo del año nos acabará pasando factura a nivel físico, ya que la piel acabará perdiendo elasticidad y quedándose descolgada, con estrías y demás irregularidades propias de la pérdida repentina de peso que puede acabar por pasarnos factura.

Normalmente las dietas que siguen a periodos de descuido suelen ser bastante agresivas ya que apenas tenemos tres meses para prepararnos para el verano. Esta rigidez alimenticia hace que corramos el riesgo de sufrir carencias alimenticias, y más habiendo acostumbrado al cuerpo a una bonanza nutritiva previamente. Por lo general esto nos producirá algunos trastornos como bajadas de tensión o desajustes internos derivados de la falta de nutrientes.

No debemos olvidar que los periodos de dieta el rendimiento en el gimnasio es mucho menor, ya que nos falta energía para hacer frente a las rutinas, pero no solo eso, sino que al perder peso corremos el riesgo de perder también masa muscular, por ello es necesario que mantengamos una correcta alimentación a lo largo de todo el año. De nada nos sirve fluctuar tanto en lo que se refiere al peso, ya que a la larga el cuerpo se resentirá.

Imagen | Genkaku

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