#DesnudaLaFruta, o por qué la fruta no necesita venderse en una bandeja envuelta en plástico

#DesnudaLaFruta, o por qué la fruta no necesita venderse en una bandeja envuelta en plástico
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"Ojalá la naturaleza encontrase una forma de envolver las naranjas para que no tuviésemos que utilizar tanto plástico para hacerlo...". Este sarcástico mensaje lleva ya varios meses publicado en Twitter, pero no hay visita al supermercado en el que no me acuerde de él.

Porque, sí, ojalá la naturaleza nos hubiese dado una forma de proteger la fruta de forma que no hubiese que envolverla en paquetes, bandejas y cajas que en el mejor de los casos son de cartón reciclado y en el peor (y más habitual) son de plástico.

¿Es que la cáscara no es el mejor envoltorio?

¡Pero qué digo! ¡Si sí que nos la ha dado! Muchas frutas y verduras ya vienen envueltas en su propia cáscara, capaz de proteger su tierno interior sin problema, y las que no, pueden igualmente resistir el tratamiento medio que les da un cliente desde que las compra hasta que llegan a su casa.

Y aun así, los envases y envoltorios se multiplican a pesar de que la mayoría de los casos no son necesarios. Por eso ha nacido la iniciativa #DesnudaLaFruta, que busca concienciar a los consumidores de que todo ese envoltorio al que nos hemos acostumbrado no solo no es necesario, sino que de hecho es un enorme problema debido a la cantidad de residuos que genera.

La iniciativa, de la que se hacía eco Directo Al Paladar hace unas semanas, comenzó hace unos meses y se ha vuelto viral, con decenas de tuits bajo esa etiqueta que muestran imágenes que rozan el absurdo: una sola cebolla en una bandeja de porexpán envuelta en plástico, racimos de plátanos (que, igual que las naranjas, llevan su propio embalaje natural) envasados, cocos envueltos en plásticos...

El llamamiento se está convirtiendo en un clamor de consumidores que piden a las superficies de ventas que se replanteen esta estrategia de envasados plásticos innecesarios para productos que ya tienen su propia envoltura natural.

En cualquier caso, la responsabilidad última es de los propios consumidores, que son los que pueden elegir comprar frutas y verduras a granel que no traigan consigo estos aparatosos embalajes, reduciendo su producción de residuos y transmitiendo a los puntos de venta que no están interesados en prácticas que pueden resultar nocivas para el medio ambiente sin aportar ninguna ventaja para nosotros.

Imágenes | Twitter
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