La forma más segura de organizar tu nevera de arriba a abajo

La forma más segura de organizar tu nevera de arriba a abajo

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nevera

Ordenar nuestro amado frigorífico puede convertirse en una auténtica odisea si no contamos con unas nociones mínimas de seguridad alimentaria. Lo más probable es que a diario almacenemos alimentos sin ningún tipo de criterio, y tampoco remordimiento. Pero el peligro acecha en cada esquina: los microorganismos patógenos están esperando cualquier despiste para hacer de las suyas.

Un huevo roto o una bandeja de pollo descongelado pueden convertirse en tu peor pesadilla si no mantienes unos mínimos de higiene y orden en la nevera. Te contamos cuál es la mejor forma de almacenar alimentos en el frigorífico para evitar intoxicaciones alimentarias y disfrutar de la comida sin riesgos.

La puerta del frigorífico

La primera ubicación que encontramos al abrir el refrigerador es la mismísima puerta. Precisamente, en la puerta del frigorífico se comete uno de los mayores atentados contra la seguridad alimentaria: el almacenaje de los huevos.

El huevo es un alimento microbiológicamente muy activo, y como tal puede presentar de forma natural Salmonella en su cáscara. Salmonella es una bacteria patógena responsable de muchos casos de gastroenteritis en todo el mundo, que puede causar mayores complicaciones en niños y ancianos. No hay que confiarse con ella.

En este sentido, no es conveniente ubicar los huevos en la puerta del frigorífico ya que son muy sensibles a los cambios de temperatura. La puerta del frigorífico es la zona más expuesta a esta variación de temperatura, por lo que debemos guardar en ella aquellos productos no perecederos como salsas, bebidas y mermeladas. Evita guardar aquí huevos, leche y otros procesados sensibles como gazpacho y salmorejo.

alimentos en el frigorifico

Primer estante del frigorífico

Al contrario de lo que muchas personas creen, los lácteos y los huevos no tienen por qué ir prioritariamente en la primera estantería del frigorífico. Esta ubicación es idónea para aquellos productos abiertos y sobras de comida, que necesitan un rápido consumo. De esta forma siempre tendremos más a mano los productos que van a aguantar menos tiempo en buenas condiciones.

Igualmente, es interesante ubicar aquellos alimentos próximos a consumir en las posiciones delanteras, relegando aquellos productos con mayor vida útil a las partes traseras del frigorífico. Este consejo es válido para cualquier estante del frigorífico, y también de nuestra despensa. De esta forma disminuimos notablemente el desperdicio de alimentos.

Estantes intermedios

No tenemos una bola mágica para saber cuál es el tamaño de tu frigorífico, pero sean cuales sean sus dimensiones siempre tendrá un estante intermedio, o varios de ellos. Esta ubicación es idónea para los lácteos, embutidos y huevos, así como platos precocinados. De esta forma, aquí es donde debemos guardar los yogures, kéfir, quesos, salchichón, mortadela y huevos frescos, entre otros alimentos pertenecientes a estas categorías.

Estas zonas son ideales en cuanto a conservación, ya que mantienen una temperatura fría adecuada para los alimentos de origen animal. Por otro lado, es interesante que no juntemos excesivamente los alimentos. Es decir, hay que dejar espacio suficiente entre los envases para que el frío pueda circular y enfriar adecuadamente los alimentos.

jamon

Último estante del frigorífico

La última sección de nuestro electrodoméstico fetiche debe utilizarse cuidadosamente. Aquí se recomienda ubicar aquellos alimentos a descongelar, como carnes y pescados. Precisamente, estos alimentos también deben vigilarse estrechamente ya que pueden contener patógenos de forma natural. Ahí reside la importancia de almacenarlos de forma hermética y separada del resto de materias primas, para evitar contaminaciones cruzadas.

Los jugos que sueltan carne y pescado congelado a menudo pueden manchar otros envases y alimentos del frigorífico, de ahí que se aconseje utilizar parte más baja del frigorífico para su almacenamiento. Aunque no estén en descongelación, también debemos usar la última balda del frigorífico para almacenar carnes y pescados frescos por los mismos motivos microbianos comentados previamente.

frutas verduras

Cajón de frutas, verduras y hortalizas

Su propio nombre lo indica, aquí debemos almacenar aquellos vegetales frescos que se estropean fácilmente como berenjena, calabacín, zanahoria, brócoli, lechuga y un largo etcétera de alimentos saludables. ¿Y qué hay de las frutas? Merecen mención aparte, ya que no siempre necesitan ir al frigorífico: algunas frutas no necesitan frío para su conservación.

De hecho, es preferible que permanezca lejos del frío para mejorar sus propiedades organolépticas y vida útil. Son las frutas climatéricas, aquellas que siguen madurando una vez recolectadas del árbol: por ejemplo plátanos, peras, manzanas, tomates y aguacates. Si están muy maduras podemos guardarlas en el frigorífico para apurar sus últimos instantes de vida, pero no es conveniente hacerlo ya que pierden sabor con el frío. Además, es conveniente guardarlas lejos de las frutas no climatéricas, las que no maduran una vez las cortamos del árbol: naranjas, fresas, ciruelas, uvas o piña.

Por otro lado, vegetales como las patatas, cebollas y ajos deben guardarse siempre fuera del frigorífico. A ser posible, en lugares oscuros, frescos y bien ventilados para favorecer su conservación. También de forma separada: no es recomendable mezclar patatas y cebollas en el mismo habitáculo, ya que su conservación puede verse mermada. Concretamente, la humedad de la patata puede disminuir la vida útil de las cebollas, favoreciendo la proliferación de microorganismos como el moho.

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Recomendaciones de higiene alimentaria en el frigorífico

Mantener un adecuado orden de alimentos en el frigorífico no es suficiente para evitar intoxicaciones alimentarias. También existen otros consejos útiles que debemos atender para que no se nos complique la seguridad alimentaria en casa:

  • Limpia el frigorífico a fondo aproximadamente de forma mensual.
  • Mantén su temperatura a un máximo de 4 ºC.
  • Vigilar las fechas de caducidad, y no consumas alimentos una vez que las hayan sobrepasado.
  • Lee las etiquetas de los alimentos para saber cómo almacenarlos.
  • Usar el principio “FIFO” (first in, first out). Lo que decíamos antes: lo primero que entra es lo primero que sale. Así combatiremos también el desperdicio alimentario.

Imágenes |Pexels, Freepik

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