De qué hablamos cuándo hablamos de tumba metabólica: ¿mito o realidad?

De qué hablamos cuándo hablamos de tumba metabólica: ¿mito o realidad?

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A la hora de perder peso y grasa hay un fenómeno que ha sido relatado en numerosas ocasiones por parte de diversos blogs y medios, el cual hace referencia a un conjunto de circunstancias que nos impiden perder peso a partir de cierto punto. Estas circunstancias normalmente se pueden resumir en dos: déficit calórico drástico o déficit calórico muy extendido en el tiempo.

Sea como fuere el resultado parece ser el mismo: tumba metabólica. La tumba metabólica haría referencia a un estado en el que el cuerpo, debido a la privación de alimento o calorías sería incapaz de seguir perdiendo peso o grasa. En este contexto, se ha dicho, el cuerpo entra en un "estado de alerta" que favorece nuestra supervivencia pero obstaculiza nuestra pérdida de peso.

Pero, ¿qué hay de cierto en esto? ¿Existe realmente una condición metabólica, llegado cierto punto, que impida la pérdida de grasa? ¿Es correcto hablar de daño metabólico en este caso? Este tipo de cuestiones vamos a tratar de dilucidar en este artículo. Hoy te explicamos qué es la tumba metabólica y si hay alguna base fisiológica al respecto.

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¿Qué es la tumba metabólica?

Más que explicar lo que es, hay que explicar a qué se refieren aquellas personas que se refieren a ella.

Sabemos que para perder grasa hay que generar un déficit calórico, ¿verdad? Pues bien, la tumba metabólica sería un estado o condición metabólica que nos impediría perder grasa aún estando en déficit calórico.

Esto suele explicarse debido al seguimiento de dietas sumamente restrictivas, sobre todo si estas se siguen durante mucho tiempo.

¿Existe la tumba metabólica?

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Realmente no. No existe un mecanismo fisiológico o condición que dé solidez a este concepto. De hecho no existe consenso médico alguno al respecto.

No obstante sí que es cierto que cuando nos sometemos a un déficit calórico nuestro cuerpo produce ciertas adaptaciones para tratar de amortiguar el impacto. Algunas son claramente evidentes como el hambre, pero otras no lo son, como por ejemplo el hecho de que cada vez tendemos a movernos menos, a dormir más o incluso la frecuencia de nuestros tics nerviosos puede disminuir.

Este tipo de adaptaciones son muy silenciosas y a menudo solo suponen dormir media hora más de lo habitual, incluir siestas que antes no hacíamos o incluso pasar más tiempo sentados o tumbados.

Sea como fuere, aunque existen mecanismos conocidos en los que el cuerpo humano puede ser más "ahorrador", al final, si somos capaces de mantener un déficit calórico en el tiempo, perderemos peso y grasa. Puede haber un punto donde sea extremadamente difícil seguir perdiendo, pero si hay grasa subcutánea que perder (o en el peor de los casos músculo), el cuerpo la usará. No será un proceso divertido porque sufriremos hambre, insomnio, bradicardia o cefaleas, pero no existe un fondo que podamos llamar tumba metabólica.

Conceptos como "tumba metabólica", "metabolismo lento", "estado de alerta" o "metabolismo ahorrador" no son más que licencias literarias que a veces los redactores nos tomamos para poder explicar e ilustrar un tema, pero no deben confundirse con términos científicos o que tengan base fisiológica.

¿Se sufre daño metabólico tras seguir una dieta muy restrictiva?

Ya hemos comentado que la tumba metabólica como tal no existe y que en el peor de los casos, siempre y cuando haya grasa o músculo que perder, el cuerpo hará uso de ellos. Evidentemente es un caso extremo, no estamos tratando de motivar a nadie para que se acerque a un estado de inanición.

En cuanto a si se sufre algún tipo de daño por seguir una dieta muy restrictiva, no, tu metabolismo no se daña. Sí que es cierto que existe una gran predisposición a ganar grasa de nuevo, sobre todo porque el cuerpo detecta que los adipocitos están vacíos o casi vacíos. En personas que previamente padecían sobrepeso u obesidad este efecto es más notable.

Esto podría explicar un efecto rebote, pero no, no os adelantéis. Los kilos que suelen ganarse de más tras una dieta restrictiva dependen más de factores conductuales que fisiológicos. En otras palabras, la gente tras un periodo de restricción calórica severa vuelve a las andadas comiendo de nuevo por encima de sus posibilidades.

Solución: no dejes de entrenar, sé activo y no hagas dietas demasiado restrictivas. Con estos ingredientes triunfarás a largo plazo.

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Imágenes | iStock

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