Todo lo que está mal del programa de Chicote "En forma en 70 días"

Todo lo que está mal del programa de Chicote "En forma en 70 días"

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Todo lo que está mal del programa de Chicote "En forma en 70 días"

Ayer por la noche Antena 3 emitía su programa En forma en 70 días, conducido por Alberto Chicote, el televisivo chef que ya ha llevado a cabo formatos parecidos como Mitos de los alimentos, del que ya hablamos en su momento. Ambos son programas que pretenden acercar al gran público el concepto de "dieta saludable" y de "vida sana" y que, sin embargo, no terminan de cumplir su cometido de forma rigurosa y correcta.

En forma en 70 días nos presentaba a cuatro personas, una de ellas Chicote, que se pusieron a prueba durante este tiempo, mejorando su alimentación e integrando el ejercicio físico en su rutina diaria con el fin de bajar de peso y de ganar salud. Todos, al inicio del programa, presentaban índices de sobrepeso u obesidad y todos eran sedentarios; todos, el finalizar los 70 días, habían bajado de peso y reducido su circunferencia de cintura. Pero, ¿lo hicieron de la mejor forma posible? Esto es todo lo que está mal del programa En forma en 70 días.

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Partimos de un planteamiento erróneo

Ya en las promos del programa (en las que se hacía alusión a "prepararnos para el verano" - spoiler: ya no llegas -) y en el título del mismo se parte de un planteamiento erróneo: el que nos presenta el hecho de ponernos en forma en un tiempo concreto y escaso y con fecha de caducidad.

Ponernos en forma o llevar un estilo de vida más saludable debería considerarse como parte de nuestra vida diaria, no algo que "arreglar" dos meses antes del verano. Una persona que presenta obesidad o sobrepeso ha tardado años en llegar al punto en el que se encuentra ahora: no es posible revertir años de mala dieta y de sedentarismo en 70 días.

Los tests previos no son los más adecuados

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Antes de comenzar a entrenar se realizó a los tres voluntarios y a Chicote una serie de tests previos para comprobar su estado de forma. Los tests elegidos fueron una prueba de fuerza-potencia lanzando un balón medicinal, el test de Cooper en remo (estos dos para los tres voluntarios anónimos), un test de crunch abdominal y el test de Cooper corriendo (estos dos para Chicote).

Con todos los tests que existen para evaluar la condición física de una persona, ¿son estos los ideales para sujetos sedentarios obesos o con sobrepeso? Claramente no: el crunch abdominal es un ejercicio obsoleto en el que el riesgo de daño en la columna es bastante mayor que el beneficio que vamos a obtener (más aun con la técnica que empleaba Chicote), el test de Cooper es un test submaximal que fue diseñado para atletas de élite en su momento y que lleva bastante tiempo sin utilizarse, el remo requiere una técnica compleja que evidentemente los sujetos sedentarios no tenían y el lanzamiento de balón medicinal, además de que a ellos no les aporta mucho, también requiere una técnica cuidada para evitar posibles lesiones.

Como punto a favor, destacar que sí dijeron en durante que el programa que antes de comenzar a entrenar todos los participantes habían pasado por un control médico y prueba de esfuerzo para determinar si son aptos para hacer ejercicio físico sin riesgos.

El principio de progresión, desaparecido

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Entiendo que entre las finalidades del programa se encontraba por un lado dar espectáculo (es un show televisivo, al fin y al cabo) y por otro proveer a los espectadores de unas tablas de entrenamiento básicas, que nos ofrecían después de cada entrenamiento que se veía en pantalla, que se pueden realizar en cualquier sitio y no solo en el gimnasio (en casa, en la playa, en el parque, etc).

El principio de progresión debe respetarse siempre al hacer ejercicio: conocer la técnica y aplicarla es vital para evitar posibles lesiones

Pero debemos ser conscientes de que no se puede pasar de cero a 100 en el primer día. Poner a una persona sedentaria y con sobrepeso a correr durante ocho minutos en su primera sesión de entrenamiento es un riesgo innecesario que no le va a proveer de beneficios más allá del "yo también puedo" (hay que ponerse en forma para correr, no correr para ponerse en forma).

Indicar a una persona que no puede realizar una flexión simple sobre las rodillas, que no controla la estabilización lumbopélvica ni de la cintura escapular, que las haga sobre las manos y con movimiento solo sirve para frustrarle y para enseñar otro tipo de ejercicios en la televisión. Programar ejercicios con deslizamiento cuando el sujeto no es capaz de realizar la opción más sencilla de los mismos (y dando indicaciones obsoletas, como que "la rodilla no puede pasar de la punta del pie" en la sentadilla) es, cuanto menos, arriesgado.

Todas las personas tenemos un punto de partida diferente al comenzar a entrenar, pero para eso sirven las adaptaciones de los distintos ejercicios y las regresiones con las que un entrenador personal puede jugar para conseguir un entrenamiento eficaz y seguro. No se trata de conseguir el ejercicio más espectacular para la televisión, sino de adaptar los ejercicios a las necesidades de cada persona.

Pasar de ser una persona sedentaria a entrenar todos los días, utilizar ejercicios monoarticulares (curl de bíceps, por ejemplo) en detrimento de otros más completos, no controlar las constantes de los participantes durante el entrenamiento (un pulsómetro para una persona de más de 40 años con obesidad a la que vas a poner a correr no viene mal), utilizar ejercicios muy complicados técnicamente (kettlebell swings, volteo de neumático) sin dar una sola corrección en cuanto a la técnica... Todo esto podría haberse hecho mucho mejor.

No existen alimentos imprescindibles en ninguna comida

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En la parte del programa dedicada a la nutrición, nos encontramos con algo parecido a lo que sucedió en Dietas a examen: partimos de neveras desastrosas donde los productos ultraprocesados, la bollería industrial y los refrescos azucarados campan a sus anchas en el caso de los tres voluntarios anónimos. Chicote venía de llevar una dieta mediterránea por intercambios con la que ya había perdido peso, y que fue adaptada para sus nuevas necesidades nutricionales.

No existe un desayuno, comida o cena perfecta: adáptalos a tus necesidades y gustos basándote siempre en alimentos

Se insistió en el consejo de las cinco comidas al día que, si bien sabemos que no es dañino y que puede ser una herramienta para controlar el apetito, también sabemos que no existe un número de comidas fijas diarias ideal para perder peso o grasa. Se hizo hincapié así mismo en ciertos alimentos imprescindibles en el desayuno, entre ellos (¡oh, sorpresa!) cereales, que al menos sí que se indicó que fueran integrales o miel.

Centrar la atención en la cantidad de calorías diarias que ingerimos y no en la calidad de los alimentos o en sus nutrientes, y de nuevo la recomendación de "comer de todo con moderación" son consejos que, a la vista está, no han funcionado en el pasado (la tasa de obesidad sigue creciendo). La reeducación alimentaria a la hora de perder peso debe ser primordial: el sujeto tiene que entender por qué elige un alimento frente a un producto procesado y qué beneficios conlleva para que pueda tomar una decisión informada y ser autónomo en este sentido a largo plazo.

Dejemos de centrarnos solo en el peso

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Al terminar el programa se volvió a pesar y a medir la circunferencia de cintura de todos los voluntarios: todos perdieron peso y todos redujeron la medida de su cintura, algo que era de esperar si pasas de comer rematadamente mal a hacerlo moderadamente bien durante 70 días, y si pasas de no moverte del sofá a entrenar a diario.

Pero volvimos a centrarnos solamente en los números de la báscula: si bien al inicio del programa sí se habló de la masa grasa y de la masa muscular, al final del mismo se obviaron estos datos. De todo ese peso que perdieron (que no fue poco: más de diez kilos cada uno), ¿cuánto fue de masa muscular, cuánto de masa grasa y cuánto de líquidos? Solo tenemos ese dato de Chicote, que había perdido 12 kilos de grasa en 70 días.

En resumen...

En forma en 70 días fue un programa que, si bien puede motivar a las personas a dejar de lado la vida sedentaria y la mala alimentación, pudo haber sido mucho mejor planteado (a pesar de que eso venda menos en televisión).

Plantear objetivos realistas (que deben ser medibles: "ponerme en forma" es un objetivo demasiado general y que no dice nada), contar con la ayuda de profesionales a la hora de ponernos manos a la obra, escoger los métodos más adecuados (ejercicios, rutinas...) e integrar en el día a día el ejercicio físico y la alimentación saludable de forma progresiva y adaptándola a las necesidades de cada persona deberían ser la base de próximos programas de este tipo.

Imágenes | Antena 3
En Vitónica | Soy sedentario y quiero cuidar mi salud ¿por dónde empiezo?

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