Trabajar o no trabajar de pie: tres personas nos cuentan su experiencia trabajando con escritorios elevados o cintas de caminar

Trabajar o no trabajar de pie: tres personas nos cuentan su experiencia trabajando con escritorios elevados o cintas de caminar

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Los tipos de trabajo han ido cambiando poco a poco con los años y la evolución tecnológica. Por ello, poco a poco los empleos sedentarios han comenzado a ser mayoría, lo que implica que muchos de nosotros pasamos, al menos, ocho horas al día sentados en una silla

Esta vida sedentaria acaba trayendo efectos negativos como un mayor riesgo de obesidad, aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, de diabetes e, incluso, de fallecimiento. Por ello, han ido surgiendo consejos y métodos que nos ayudarían a reducir en cierta medida los efectos del trabajo sedentarios. 

Uno de estos métodos es utilizar un escritorio elevado o stand desk para trabajar o, en su defecto, trabajar en una cinta de caminar. De esta manera, en vez de pasar ocho horas sentados, trabajaríamos de pie. Hemos hablado con tres personas que han probado a trabajar con estos escritorios elevados y cintas de caminar y nos cuentan su experiencia.

Elegir trabajar con un escritorio elevado 

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Inma es product designer en Webedia y pasa muchas horas al día sentada. Por ello, desde hace algo más de un año comenzó a trabajar de pie ciertas horas al día: "trabajo de pie en intervalos de una a dos horas, un par de veces al día. Voy cambiando, por ejemplo, estoy sentada dos o tres horas, de pie una odos horas, y luego vuelvo a sentarme un par de horas y termino el día de pie de nuevo". 

Para ello, utiliza un escritorio que permite subirlo o bajarlo de manera que se adapte a si queremos trabajar de pie o sentados, similar al  Soges Home que podemos encontrar en Amazon. Para ella comenzó como una manera de evitar el entumecimiento en las piernas después de muchas horas sentada: "también me preocupaba mi mala postura al andar y cuando estoy de pie, y es una forma de ser más consciente de ello y corregirla activamente a lo largo del día". 

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Para Miguel (@vivirenremoto) el motivo fue la salud: "al trabajar en remoto desde casa y sumado a malos hábitos (picar entre horas y no hacer deporte), empecé a engordar llegando a pesar 85 kg con 32 años, el principal motivo que me llevó a trabajar de pie fue para mejorar mi salud". 

Es por ello que desde hace medio año trabaja también en una mesa regulable y, además, debajo de esta ha colocado una cinta de caminar. En concreto la Xiaomi WalkingPad. Miguel ha ido compartiendo su experiencia en su blog vivirenremoto.com. 

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Por su parte, el motivo de Javier, editor de Webedia, nos contó hace unos años en Xataka su experiencia trabajando con un escritorio elevado. Javier tiene una hernia discal y habituales dolores de espalda. Por ello, consideró que usar una de estas stand desks podría ayudarle a entrenar su cuerpo y fortalecer la musculatura de su espalda, de manera que poco a poco estar de pie resultará menos molesto. 

Este no era el único motivo: "la gente incluso hablaba de que se sentía como más activo gracias a esos periodos de pie, y que también habían perdido peso. Todo era maravilloso, así que cuando las probé pensé que aquello era un invento". Por ello, estuvo dos meses utilizándola, también de forma intermitente como Inma: "un ratito la bajaba otro la subía e intentaba trabajar de pie más y más rato ". Por su problema de espalda el máximo tiempo que aguantaba trabajando de pie eran unas dos horas seguidas.

Trabajar de pie vs trabajar sentado

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Algunos estudios realizados con este tipo de escritorios elevados, encontraban que, además de ayudar a reducir el tiempo sedentario, también podrían ayudar a mejorar la productividad de los usuarios e, incluso, podía mejorar su memoria y función cognitiva

Ninguna de las tres personas con las que hemos hablado han percibido esas mejoras cognitivas, y en cuanto a las físicas existen discrepancias. En el  caso de Miguel, encuentra ventajas a trabajar de pie: "el poder alternar de postura creo que si tiene varios beneficios como  mejorar la circulación de las piernas, la postura de la espalda y que el  día no sea tan monótono". 

Para él la circulación y el número de pasos diarios han sido los grandes beneficiados: "En mi caso al pasar mucho tiempo sentado con la misma postura solía tener hormigueo en los pies y a veces me daban dolores de espalda o  torticolis. Estos problemas no los he vuelto a sufrir, pero creo que  tampoco es bueno pasar mucho tiempo estático de pie por eso uso la cinta  de andar.  Por otra parte, si en un día normal solía hacer 5.000 pasos, ahora  con la cinta puedo llegar a hacer 30.000 pasos sin moverme de casa". 

Inma tampoco ha encontrado diferencias en la cantidad de trabajo que hace, pero sí en cuánto se mueve: "me muevo más. En mi trabajo muchas veces tengo ratos largos de pensar y, ahí, en lugar de quedarme sentada, paseo por la habitación sin darme cuenta. A veces me paseo en las reuniones también".

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El cualquier caso, los beneficios que ha notado no van más allá de los posturales: "soy más consciente de mi postura, y me esfuerzo más por mantenerla bien".  En el caso de Javier, por el contrario, no es ya que no notara ningún beneficio, sino que se sintió perjudicado. 

En su caso, hubo varios aspectos en los que se vio afectado: "me distraía más, tenía molestias en la postura, en las piernas al estar más de la cuenta de pie (siempre me pasa, o eso o me duele la espalda un poco) y al final volvía a sentarme para trabajar descansado. Era como un esfuerzo trabajar de pie, y de hecho no me concentraba tanto por estar pensando en esas molestias". 

Él admite que quizás no dio con el truco correcto para usarla y quizás tendría que haber trabajado más la postura, pero no encuentra beneficios: " tampoco bajé de peso (de hecho diría que subí un poco) sin cambiar hábitos, y desde luego no me noté más activo o con más energía para el día. Para mí se convirtió un poco en una obligación trabajar de pie, pero no le veía ventajas: todo eran sacrificios, al menos durante el tiempo que probé". 

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Veredicto final

Es por ello que para Javier no merecen la pena, aunque indica que, probablemente, dependa de cada caso particular: "supongo que habrá gente de todo tipo que por su postura acabe viendo ventajas y no desventajas, pero en mi caso no fue así". 

Sin embargo, tanto Miguel como Inma siguen utilizando este tipo de escritorios. En el caso de Miguel, la utiliza a diario: "me ha ayudado a crear un hábito saludable que puedo mantener sin mucho esfuerzo. Creo que si pasas muchas horas delante de un ordenador merece la pena probarlo, si crees que es muy cara una mesa con altura regulable existen  otras soluciones más económicas, puede que parezca un capricho, pero hay  que verlo como una inversión en tu salud a largo plazo". 

Por su parte, Inma nota incluso que la echa de menos cuando no trabaja en casa: "al principio tenía miedo, porque es un gasto grande, pero en mi caso, repetiría". 

Imágenes  |   Wikimedia Commons, iStock

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