Siete trucos para remediar pequeños mareos, dolores y otros problemas en tu cuerpo

Siete trucos para remediar pequeños mareos, dolores y otros problemas en tu cuerpo
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Nuestros cuerpos son sistemas complejos, con miles de piezas entrelazadas entre sí que funcionan coordenadas. Pero como todo sistema complejo, tiene sus atajos, sus peculiaridades y sus trucos.

Ninguno de estos trucos te curará de una enfermedad o te salvará la vida (o quizá sí, quién sabe) pero desde luego pueden ser de gran ayuda para controlar algunas sensaciones desagradables en momentos inoportunos. Toma nota.

1. Si te mareas, busca apoyo

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Por ejemplo, en una mesa de madera o de cualquier otro material duro, estable. Cuando te marees porque estás enfermo o porque has bebido de más, y sientas que el mundo se mueve a tu alrededor, coloca las manos con firmeza sobre una superficie estable y horizontal. Eso te ayudará a recolocarte.

2. Y si sigues mareado, pie al suelo

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Si el mareo continúa cuando te vayas a la cama, y una vez tumbado todo sigue dando vueltas, asegúrate de sacar un pie de la cama y plantarlo en el suelo. De nuevo, te servirá como ancla y evitará que todo siga girando sin control.

3. Tose si te pinchan

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Si las inyecciones de causan dolor hasta tal punto que la idea de vacunarte te da miedo, prueba a toser en el momento del pinchazo. Es una estrategia que utilizan algunos médicos, y que ha sido científicamente comprobada, para reducir el dolor y el miedo a las inyecciones sin necesidad de anestesia y con coste cero.

4. Si te duele, di palabrotas

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Una patada accidental a la pata de la cama, pillarte un dedo con la puerta o morderte un carrillo mientras comes son tres situaciones cotidianas que pueden hacer que el más educado comience a soltar una ristra de juramentos y obscenidades escandalosas... Y está bien que lo hagamos, porque según un estudio, decir palabrotas reduce la sensación de dolor. Así que adelante.

5. Para quitarte el hipo, distrae a tu cuerpo

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No está muy claro por qué tenemos hipo, y nadie sabe para qué sirve. Pero los científicos parecen estar de acuerdo en que, para curarlo, lo mejor es distraer al cuerpo para que preste atención a otras cosas más importantes. Una forma de hacerlo es aumentar los niveles de CO2 en nuestro cuerpo aguantando la respiración o respirando dentro de una bolsa.

Otra es estimulando el nervio vago que comunica el estómago con el cerebro: masticar hielo, comerse un limón, tirarse de la punta de la lengua...

La cura más original para un caso de hipo recalcitrante la llevó a cabo el doctor estadounidense Francis Fermire, que introdujo un dedo en el recto de su paciente, consiguiendo así que dejase de tener hipo. Aquí puedes aprender más sobre el hipo y sus peculiaridades.

6. Si se te duerme un brazo, mueve el cuello

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Cuando se nos duerme un miembro, sentimos un molesto hormigueo o absolutamente nada, cosa que también puede ser muy molesta. La causa es que por una postura inadecuada, el riego sanguíneo no circula bien por esa zona.

Para remediarlo, cambia de postura y estira las articulaciones para que la sangre vuelva a fluir con normalidad. Si se trata de un brazo, prueba también a mover el cuello suavemente de un lado a otro para asegurarte de que los músculos de la zona no están pinzando los vasos sanguíneos. Además así relajarás la tensión acumulada después de mucho rato en la misma postura.

7. Duerme sobre tu lado izquierdo para evitar la acidez

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Después de una cena copiosa, lo ideal es dejar pasar dos o tres horas antes de irse a dormir, pero si lo haces antes, intenta acordarte de dormir tumbado sobre el lado izquierdo, y no sobre el derecho. Eso te ayudará a evitar la acidez y el reflujo gástrico.

Un estudio demostró que tras varios días dando a varios voluntarios comidas ricas en grasas, y haciéndoles tumbarse en distintas posturas durante unas cuatro horas después de esas comidas, los que se tumbaban del lado derecho sufrían significativamente más de reflujo gástrico que los que no.

La razón no está del todo clara. Una hipótesis sugiere que tumbarse del lado derecho relaja el esfínter inferior del esófago, que separa el estómago del esófago, y eso deja pasar los ácidos gástricos. Otra, que al tumbarse del lado izquierdo, ese esfínter queda por encima del nivel de los ácidos gástricos y eso impide que se salgan.

Imágenes | iStock
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