La importancia de realizar pruebas médicas previas a practicar buceo

Con la llegada del verano muchos somos los que nos decidimos a practicar buceo por vez primera. Es cierto que en teoría es una actividad gratificante que nos da un sinfín de posibilidades y una de las mejores, practicar deporte dentro del agua conociendo un mundo distinto del que estamos acostumbrados. Pero no todo es tan sencillo como parece, ya que es necesario cumplir una serie de requisitos y por ello este post lo queremos dedicar a lo que necesitamos para poder bucear.

Es cierto que para comenzar a bucear debemos realizar un curso para aprender a manejarnos con el equipo y en un medio que no es el nuestro. Pero además de esto y de las inmersiones que nos exigen para obtener el permiso, es necesario realizar una serie de pruebas médicas que nos ayudarán a conocer mejor nuestra predisposición a estar dentro del agua con lo que ello supone para nuestro organismo y que debemos tener presente.

Reconocimiento médico hiperbárico

La prueba se conoce como reconocimiento hiperbárico y consistirá en una serie de pruebas médicas que nos indicarán si estamos o no en condiciones de sumergirnos a varios metros de profundidad en el agua, pues ha y que tener presente que no solo la falta de oxígeno es un problema, sino que hay que tener en cuenta la presión que ejerce el agua sobre nuestro organismo y que puede afectarnos si no tenemos todas las variables controladas.

El reconocimiento debe realizarse antes de sacarnos el permiso y debe renovarse cada dos años. Consta básicamente de pruebas encaminadas a encontrar cualquier anomalía que tengamos y que igual no se ha manifestado, pero que puede hacerlo debido a la presión del agua. Las pruebas se centrarán en el análisis de las capacidades pulmonares, electrocardiograma y una timpanometría que nos ayudarán a determinar el nivel de riesgo que podemos tener en condiciones de presión submarina.

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Grupos de riesgo a tener en cuenta

Pero a pesar de pasar esta pruebas, existen grupos de riesgo a los que no se les recomienda bucear. Entre estos caos vamos a destacar las personas que sufren epilepsia, mareos repentinos, desvanecimientos… Las personas que padecen asma, tienen diabetes o hipertensión podrán bucear, pero es necesario que se realice un seguimiento especial sobre ellos, ya que no siempre pueden hacerlo, pues hay que analizar cada caso en concreto. Por ello es importante acudir al médico para que determine si estamos o no en condiciones de sumergirnos.

También es importante que tengamos en cuenta que un grupo de riesgo son aquellas personas que tienen algún problema en los oídos, como las infecciones, operaciones de tímpano o de cualquier parte del oído interno… En estos casos, al igual que hemos destacado anteriormente, es importante consultarlo con un especialista y descartar cualquier riesgo para la práctica de la actividad.

Imagen | Antonio Guerra

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