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¿Hay que obsesionarse con el crono y la marca a la hora de correr?

¿Hay que obsesionarse con el crono y la marca a la hora de correr?
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Llega el momento de atarse las zapatillas y salir por la puerta. Antes de poner un pie delante de otro para empezar a correr, es posible que mires el reloj y, si ya llevas un tiempo en esto del running, es más que probable que actives el cronómetro que llevas en tu muñeca para medir en cuánto tiempo vas a realizar la tirada de este día.

No cabe ninguna duda de que el tiempo es una de esas variables que pueden llegar a obsesionar a los corredores, tanto populares como profesionales. De hecho, dentro de la infinidad de conversaciones que se pueden dar entre dos amantes de este deporte, una de las más comunes es aquella que hace referencia a las marcas: "¿En cuánto tiempo te vas a hacer el 10K?" "¿A qué ritmo irás?" "¿Es un circuito amigable para hacer una buena marca?"

El tiempo es una de esas variables que puede llegar a obsesionar a los corredores, tanto populares como profesionales

A pesar de que estaríamos de acuerdo en que ninguna obsesión es sana, ni siquiera para el deportista más experimentado, no resulta sencillo identificarla. Menos aún en el mundo del running, lleno de personas que sin dedicarse profesionalmente a este deporte, pasan muchas horas entrenando, invierten dinero equipándose e incluso sacrifican aspectos de la vida personal con tal de hacer hacer kilómetros y cumplir con un propósito.

Por otra parte, hay quien camufla la obsesión por una marca personal bajo una cortina de ambición o de un carácter competitivo. Esto es algo que solo puedes evaluar tú mismo, sobre todo si eres un corredor experimentado, ya que eres el que mejor conoce cuáles son tus límites y hasta dónde puedes exigirte.

Sin embargo, si no tienes mucho recorrido dándole a la zapatilla, lo ideal será que sigas unas pautas de cara a tus primeras carreras populares. Veamos cuáles son.

La forma física: conócete a ti mismo para pensar en los tiempos

Correr

Correr es una de esas actividades que podrás empezar sin muchos requerimientos materiales y prácticamente en cualquier momento, siempre y cuando estés en las condiciones físicas óptimas para ello. Para saber esto último, lo ideal sería que visites a tu médico para que evalúe que no hay ningún problema en que salgas a pulir la suela de las zapatillas.

Normalmente, cuando empiezas a correr, el tiempo es lo de menos, sobre todo, si no eres una persona experimentada en deportes de fondo. La ambición se centra en aguantar, en ver hasta dónde serás capaz de llegar con tus piernas y, sobre todo, en observar las sensaciones que van surgiendo a lo largo de la carrera.

Si desde el inicio te obsesionas con aspectos como el tiempo, reúnes las papeletas para perder la motivación. No tardarás en sentirte frustrado porque tienes ciertas expectativas que puede que no logres alcanzar, o peor aún, puede que te lesiones al forzar el cuerpo.

Si desde el inicio te obsesionas con aspectos como el tiempo, reúnes las papeletas para perder la motivación

Por eso, escuchar al cuerpo es clave para conocerte como atleta. Y es que correr es un deporte muy individualista y, a medida que acumulas kilómetros, descubres que esta actividad te aporta una visión profunda sobre ti: cómo reacciona el organismo ante los esfuerzos o en qué momentos tu mente te pide que pares.

Solo prestando atención, podrás recular tanto para marcarte objetivos sensatos como para evitar una lesión. De ahí que el tiempo debe ser tu última preocupación en tus inicios en el running, hasta el punto de que ni siquiera sea necesario que cargues con un cronómetro o reloj. Pero sí fundamental que te marques pequeñas metas para ir haciéndote con una base: correr durante media hora; después 45 minutos o aguantar sin parar durante una hora.

En función de tu aguante y de tu ritmo, podrás marcarte objetivos más específicos e introducir la variable tiempo. Si por ejemplo en una hora corres unos 8 o 9 kilómetros, puedes plantearte entrenar para que en una hora completes los 10 kilómetros.

Entrena para acabar, no para hacer tiempo

Entrenar

Ya llevas unos kilómetros acumulados en tus piernas y puedes decir que has logrado lo más importante en esto de correr: mantener la constancia en el día a día. Así que ahora puedes plantearte un reto y buscar una carrera que ponga el broche final.

Ahora sí, es un momento delicado. Es aquí cuando podrás saber qué tipo de corredor eres, hasta qué punto le das importancia al cronómetro y al ritmo en el que completas tus kilómetros. Ahora que te sientes cómodo corriendo, puedes prestar atención a más variables mientras sigues tu plan de entrenamiento, una de ellas será el tiempo.

En tus primeras carreras populares, el tiempo te permitirá establecer un punto de referencia para futuras mejoras. Pero nada más. Con tu plan de entrenamiento bajo el brazo, el planteamiento más sano para, una vez más, no perder la motivación y seguir teniendo ganas de ponernos los imperdibles es entrenar para acabar la carrera.

En tus primeras carreras populares, el tiempo te permitirá establecer un punto de referencia para futuras mejoras

Comprobarás que correr no solo es un deporte que te enseña facetas que no conocías sobre ti mismo, sino que, además, te hace más humilde. De esto te darás cuenta a medida de que entrenas y sientes que tu cuerpo no siempre está al 100% y a veces ni cerca de ello. No tendrás buenas sensaciones a diario y es posible que, en algún momento, ni siquiera completes tu entrenamiento del día.

Por eso, obsesionarse con el cronómetro durante los entrenamientos es la peor estrategia para convertirse en un corredor experimentado y, sobre todo, para disfrutar del camino hacia tu objetivo, algo fundamental para mantener viva la motivación y la constancia.

El día de la carrera el tiempo es lo de menos

Carrera

31 de diciembre. Has estado los últimos meses haciendo los deberes y llega el día de la San Silvestre Vallecana 2016, patrocinada por Nationale-Nederlanden. Ya tienes más que repasado el perfil del recorrido, vas con una estrategia de carrera en mente y te confirman las mejores noticias: el recorrido es, en su mayoría llano, por lo que es posible que puedas acabarla con una buena marca.

Una vez tienes los imperdibles puestos, muchas cosas pueden ir bien el momento en el que cruzas el arco de salida. Pero hay que ser realistas, también pueden surgir imprevistos. Desde empezar a sentir una rozadura en el pie, un dolor de barriga de los nervios o de no haberte sentado bien la comida, o que simplemente el cuerpo no estaba para correr ese día.

El día de la carrera intervienen variables que escapan de tu control como el tiempo que va a hacer

Pero además de lo que puedas llegar a sentir mientras pones un pie delante de otro, hay aspectos externos que debes tener en cuenta y que van en contra del cronómetro. Dicho de otra manera, el día de la carrera intervienen variables que escapan de tu control como el tiempo que va a hacer (viento, lluvia o un calor asfixiante) o el ambiente del propio evento.

Estos aspectos pueden hacer que lleves a cabo tu estrategia de carrera con éxito o debas modificarla a medida de que van cayendo los kilómetros. Recuerda que tu estrategia de carrera parte de una situación teórica ideal, es decir, del cúmulo de entrenamientos que has realizado en los que no intervinieron los posibles imprevistos del día del evento.

Pase lo que pase, lo aconsejable en todo momento es relajarte. Recuerda lo que te ha llevado a estar allí y todo el esfuerzo que has puesto de tu parte para ello. Has entrenado durante mucho tiempo para tener la seguridad de que puedes superar el objetivo que te has marcado y ahora solo queda hacerlo con la mejor de las sonrisas.

A pesar de que estamos hablando de un deporte muy sufrido, su finalidad no debe dejar de ser la de disfrutar y vivir con alegría cada zancada. La ambición debe ir mucho más allá que unos números. Más que un objetivo a perseguir, tus marcas solo deben ser el resultado de tu experiencia puliendo la suela de las zapatillas.

¿Y si te puede la obsesión?

A pesar de todas estas directrices, es posible que estés pensando que tu mayor enemigo no solo es el tiempo, sino tu obsesión que aparece en forma de ambición. Eres un corredor cuya mayor satisfacción es obtener resultados medibles y, siendo sinceros, la felicidad que te aporta correr no es algo que puedas medir.

Gestionar la ambición no es tarea baladí. Hay una delgada línea entre perseguir con ambición un objetivo y obsesionarse con él. Por eso, lo ideal sería plantearse preguntas clave que nos alerten de si estamos cruzando esta línea:

  • ¿Cuántas veces miras el reloj en una tirada larga?

  • ¿Sigues entrenando a pesar de tener una molestia o lesión?

  • ¿Entrenas más horas a la semana de las que indica tu plan de entrenamiento?

Porque podemos reconocer una obsesión en función de cuánto repetimos un gesto o una acción, es posible que estas cuestiones te ayuden a identificarla o bien a saber si lo tuyo con el running es una ambición. Debes tener presente que el deporte no te hace grande por conseguir tu objetivo en un determinado tiempo, sino por lograr cosas que no creías que podrías conseguir.

Imágenes | iStock | Getty Images

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