Siete señales que te manda tu cuerpo y pueden estar indicando un alto nivel de estrés

El estrés, a diferencia de lo que mucho creen, es bueno siempre y cuando se use para situaciones que requieren ese estado de tensión controlado, es decir, en una situación de huida, en un momento donde el estado de concentración tiene que ser muy alto o en competiciones deportivas.

Tener estrés elevado cuando no se debería tener es cuando se considera patológico o un problemas, pues son situaciones que no deberían provocarnos ese estado de tensión e irritabilidad. Este tipo de estrés genera unos cambios fisiológicos en nuestro cuerpo, mostrándose a modo de señales. Si no sabes que estás dentro de este estado de estrés elevado y patológico, te mostramos siete señales que te manda tu cuerpo y que te pueden estar indicando que hay un problema, que es el estrés elevado.

Tu corazón se acelera más de lo normal

Cuando se sufre situaciones de alto estrés durante un tiempo prolongado puede ocurrir alteraciones a nivel de corazón, donde sientes que tienes palpitaciones o taquicardias.

Esto no solamente sucede cuando realizamos alguna actividad física o tenemos algo que nos genera cierta presión, como hacer una conferencia, que entra dentro de lo no patológico. Sino que sucede de forma repentina y constante, sin que haya ningún detonante, hecho que no es saludable ni entra dentro de la normalidad.

En situaciones de alto estrés, puede sucedes esto, que notes como tu corazón se acelere o notes palpitaciones sin ninguna razón aparente, cosa que debería ser un motivo de peso para acudir a un profesional de la salud mental para que te ayude a resolver este estrés.

El estrés y la depresión van de la mano

En primer lugar comentar que no tiene porqué ser siempre así, es decir, no a todas las personas un estrés exagerado comporta tener depresión, pero por lo general un estrés muy elevado te puede causar depresión, ya que el estado donde te encuentras te hace sentir triste, frustrado y con lloros frecuentes.

Además, en casos muy complejos, la persona puede evitar el contacto físico con otras personas y aislarse totalmente de su alrededor, síntomas muy comunes en la depresión.

Comes de más a causa de los cambios de apetito

Cuando estas muy estresado, una forma de quitar de la mente esa sensación tan desagradable es crear otra que nos genera una sensación de relajación y de distracción, esta es la comida.

Además, cuando comemos segregamos algunos neurotransmisores, como es la dopamina y la serotonina, que ayudan a disminuir de forma momentánea y transitoria la sensación de estrés, de angustia y de tristeza que te genera esta patología.

Vas a notar un aumento de peso considerado

Esta señal está muy relacionada con la anterior, pues cuando ves que la comida disminuye este estrés tan elevado, tu cuerpo te va a pedir comer más para evitar mantenerse en ese estado, por lo que, vas a hacer ingestas incluso sin ser necesarias, teniendo un superávit calórico muy elevado.

A la larga, a causa de este superávit, vas a terminar aumentando de peso de forma considerada y eso retroalimentará tu sensación de tristeza y estrés, pues te vas a ver mal en el espejo y vas a querer perder peso, pero con ese estrés, no más probable es que no lo consigas.

El sistema digestivo se va a comprometer

Los problemas digestivos generados por el estrés están relacionados principalmente por dos aspectos, el primero es el estrés en sí, es decir, los cambios fisiológicos que genera el estrés va a generar problemas digestivos, haciendo incluso que sufras de náuseas y vómitos, sobre todo si tienes ataques de pánico recurrentes.

El segundo aspecto es que aumentar la cantidad de ingestas y de comida normalmente ultra procesada te puede generar, a la larga, digestiones pesadas y cambios en la flora intestinal, provocando episodios diarreicos o temporadas de estreñimiento.

Alteración del descanso nocturno y cansancio crónico

Cuando estás en un periodo de estrés muy elevado, el descanso nocturno se ve comprometido, ya que los niveles de cortisol están muy elevados. Estos impiden la segregación de melatonina que es la neurohormona encargada de que la inducción al sueño se haga de forma normal.

Cuando el cortisol está elevado nos impide conciliar el sueño, provocando que la persona entre en un estado de insomnio, hasta que el estrés no disminuya. Es por ello, que una de las señales más frecuentes en personas con estrés muy elevado, es un cansancio crónico debido al insomnio.

Cefaleas recurrentes y tensionales

Los dolores de cabeza tensionales derivados del estrés son muy frecuentes, esto es debido a la falta de sueño y al estado de tensión constante. Cuando estás en una situación de estrés, se segrega una hormona llamada cortisol, que es el encargado de preparar tu cuerpo para la huida. El problema surge cuando se segrega el cortisol y se prepara el cuerpo para una situación que no requiera huir.

Esta tensión acumulada genera lo que conocemos como cefalea tensional, un dolor de cabeza muy desagradable que aparece cuando tenemos estrés elevado y prolongado en el tiempo. Además, la falta de sueño puede provocar dolores de cabeza muy recurrentes y muy incómodos.

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