Nueve pequeños gestos que puedes hacer a diario a partir de septiembre para mejorar tu salud

Nueve pequeños gestos que puedes hacer a diario a partir de septiembre para mejorar tu salud

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Nueve pequeños gestos que puedes hacer a diario a partir de septiembre para mejorar tu salud

¡Semptiembre! Nuevo curso, nuevos y mejorados propósitos. Quizá uno de ellos sea cuidarte un poco (solo un poco) más. Si ese es tu caso, no podríamos estar más contentos por ti, y aquí estamos para echarte una mano y hacerte algunas sugerencias de pequeños (pequeñísimos) cambios que puedes hacer para ir empezando.

Eso sí, te animamos a no quedarte ahí y una vez que los vayas incorporando a tu rutina, ve profundizando o aumentándolos para irte sintiendo cada vez mejor.

1. Con las comidas, solo agua

Lo ideal sería que el agua fuese tu principal fuente de hidratación, pero si no es tu caso, este es un buen punto para ir empezando: con las comidas, intenta beber solo agua, ni refrescos ni bebidas alcohólicas.

El alcohol y el azúcar de los refrescos (y los zumos) tienen consecuencias negativas sobre la salud, así que ve eliminándolas o limitándolas en tu día a día, y la hora de las comidas (y las cenas) puede ser un buen punto de partida.

2. Fuma menos (o déjalo del todo)

Vale, dejar de fumar no es un gesto precisamente pequeño, pero de nuevo, por algún sitio hay que empezar: reduce tu consumo de tabaco.

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Algunos cigarros se fuman a determinadas horas del día por pura costumbre, así que trata de cambiar algunos de ellos por una nueva costumbre, por ejemplo, aprovecha para dar un paseo, prepararte una infusión, darte una ducha relajante, hacer un poco de ejercicio o charlar por teléfono con alguien con quien haga mucho que no hablas.

3. Si son menos de tres pisos, usa la escalera

Vale, no te vamos a proponer que subas a pie hasta el sexto, pero menos de tres pisos no es un esfuerzo tan desmesurado, así que te proponemos que si el piso al que subes es ese, o inferior, pases del ascensor y utilices la escalera.

Si subes más arriba de un tercero, nuestra sugerencia es que subas en el ascensor pero te quedes dos pisos por debajo del que vas, y termines tu ascensión a pie. Poco a poco te parecerá menos esfuerzo y quizá te animes a pasar totalmente del ascensor.

4. Bájate del metro o del autobús dos paradas antes, y termina andando

A lo mejor la distancia hasta tu destino es demasiada como para hacerla a pie del tirón, de acuerdo, pero igual que en el caso del ascensor, puedes reducir tu desplazamiento por métodos mecánicos y completarlo yendo a pie.

En el metro o el autobús bájate una o dos paradas antes de lo normal y termina el trayecto a pie. Cuando llegues a tu destino habrás añadido a tu jornada unos 20-30 minutos de ejercicio, que suponen un gran favor a tu salud.

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5. Aprende a leer las etiquetas de lo que comes

Para comer mejor, hay que empezar por saber lo que uno come. Dedícale un poco de atención y tiempo a leer y entender las etiquetas de los alimentos que echas al carrito de la compra.

6. Reduce la cantidad de alimentos ultraprocesados

Cumpliendo con el paso anterior, podrás identificar e ir reduciendo los alimentos ultraprocesados, que son todos aquellos que vienen envasados, en los que no se distinguen sus ingredientes originales, son baratos, muy duraderos y altamente palatables (agradables al comerlos). Estos alimentos contienen azúcares añadidos, sal y grasas poco saludables, y normalmente muy poco de los alimentos saludables de los que presumen en sus envoltorios.

Es cierto que estos productos nos pueden ser convenientes para sacarnos de un apuro, y que son muy cómodos porque son duraderos y baratos, pero si reduces su consumo a las situaciones en que sean imprescindibles (y muy pocas lo son de verdad), tu salud te lo agradecerá.

7. Grábatelo a fuego: no hay alcohol saludable

No, ni siquiera una copita de vino con las comidas, que habrás oído mil veces que es bueno para el corazón. Pues no: estudios científicos demuestran que los posibles beneficios que pueda tener el alcohol para la salud cardiovascular no compensan sus efectos tóxicos.

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De nuevo, lo ideal sería que eliminases el alcohol de tu día a día, pero según para qué personas, eso no sería un gesto pequeño. Así que nos conformamos, de momento, con que te vayas grabando a fuego que no, no hay un nivel de consumo de alcohol que sea seguro, y mucho menos uno que sea saludable.

8. Más plantas, menos animales

Existe un consenso general en que una dieta basada en plantas es más saludable, así que dedica un momento a pensar en tus comidas y en cómo puedes favorecer en ellas los alimentos de origen vegetal: frutas, verduras, legumbres, cereales y frutos secos.

Eso no quiere decir que elimines los productos animales totalmente, pero sí que pongas un poco de esfuerzo e intención en que no sean la parte principal de tu dieta, sino que actúen como actores secundarios donde las plantas sean las protagonistas.

9. Limita las pantallas antes de dormir

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Un descanso suficiente es esencial para estar sano física y mentalmente y sin embargo muchas veces lo damos por hecho o aceptamos que vivimos perpetuamente cansados. Hay muchas cosas que puedes hacer para intentar dormir mejor (aquí te contamos algunas de ellas) pero prueba a empezar por no utilizar dispositivos con pantalla la hora anterior de irte a dormir: ni móviles, ni tabletasn ni ordenadores.

El motivo es que la luz blanca que emiten interfiere con nuestros ciclos circadianos, que regulan la actividad de nuestro cuerpo, y le hace pensar que es de día, así que luego nos cuesta más dormir. En vez de pantallas, prueba a leer un libro antes de acostarte, y descansarás mejor.

Imágenes | Unsplash
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