Los peligros del exceso de grasa en la barriga

Los peligros del exceso de grasa en la barriga
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A todos nos preocupan los michelines y luchamos por acabar con ellos a toda costa. Para ello nos mantenemos a dieta y hacemos ejercicio, aunque muchas veces no lo conseguimos y acabamos teniendo un exceso de grasa en el abdomen.

Este es un problema que sufren muchas personas y que se debe básicamente a que consumimos más calorías de las que gastamos. Este exceso produce que nuestro cuerpo transforme esas calorías en grasa que acumulamos en la zona del abdomen. Algo que no solamente acabará siendo un problema estético, sino que puede traernos muchos problemas de salud.

Un vistazo a…
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En condiciones normales las dimensiones de la cintura deben ser menores que las del pecho. En el caso de las mujeres se recomienda que ésta no mida más de 80 cm y en los hombres no debe sobrepasar los 90 cm de diámetro. Sí que es cierto que varía mucho de unas personas a otras, pues no todos tenemos las mismas dimensiones corporales ni la misma estructura.

Si esto no es así podemos tener un exceso de grasa abdominal que puede traernos serios problemas de salud. El exceso de grasa es un causante directo de hipertensión ya que las arterias y venas se vuelven más rígidas y la grasa las obstruye haciendo que la circulación sea más densa y lenta. Esto puede traer consecuencias que acabarán derivando en una enfermedad cardiovascular.

El exceso de grasa abdominal es también una causa directa de infarto y de ictus cerebral derivado de la hipertensión y de la presión que sufre todo el sistema circulatorio. La diabetes también puede derivarse de este exceso de lípidos, y es que nuestro cuerpo empeora el metabolismo de los azúcares y la creación de insulina que regule los niveles de azúcar en sangre.

Este exceso se origina habitualmente porque el consumo cotidiano de productos con niveles de azúcares altos y grasa es elevado, mientras que la actividad física es poca o nula. Lo podemos evitar con una readaptación de nuestros hábitos. Debemos desterrar de nuestra dieta alimentos grasos y todos los que nos aportan calorías vacías. Las verduras y las frutas serán nuestras aliadas.

Pero no solamente la dieta debe ser un remedio, sino que el ejercicio moderado puede ayudar, sobre todo hasta que comencemos a adquirir una forma física adecuada, puesto que si padecemos hipertensión no es aconsejable forzar demasiado nuestro sistema cardiovascular. De esta manera poco a poco conseguiremos reducir esta grasa perjudicial estética y orgánicamente.

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