Cualquier movimiento que haga nuestro cuerpo en el espacio va a provocar cambios en los inputs sensoriales que recibe, es decir, en las entradas de información sensorial. El problema es que los receptores sensoriales de nuestro cuerpo no tienen la capacidad de discriminar si el origen de estos estímulos es puramente externo o autoprovocado. ¿Te has preguntado alguna vez por qué es tan difícil hacernos cosquillas a nosotros mismos?
El estímulo sensorial que recibimos al realizar movimientos es siempre el mismo, sin importar si viene de fuera o si es autogenerado por nosotros. Evidentemente este sistema sería un fracaso si no permitiera distinguir esto; imagina correr por un camino asfaltado y que de repente se convierta en un camino lleno de piedras. Nuestro cuerpo no tendría forma de calibrar sus acciones en función de la información sensorial que espera recibir (camino de asfalto) de la que de repente recibe (camino de piedras).
Y es que el input sensorial no varía con respecto a la procedencia del estímulo. Es necesario, por tanto, que el sistema nervioso cuente con un mecanismo sofisticado que permita matizar o al menos restar ambigüedad a la procedencia de los estímulos.
Este mecanismo existe y es llamado en neurociencias copia eferente o descarga corolaria. Podríamos definirlo como un sistema capaz de cotejar, gestionar y comparar la orden motora que enviamos a nuestros músculos con los estímulos sensoriales que inmediatamente recibe al ejecutarse esa orden.
Veamos cómo cuadra todo esto con el aprendizaje motor en nuestra vida en general y en el gimnasio en particular.
La copia eferente y por qué es importante ser estricto con la técnica de los ejercicios

El funcionamiento de la copia eferente funciona de la siguiente manera. Al mandar un comando u orden motora, nuestro cerebro genera una copia de la orden que irá al músculo. Esta copia permite la comparación entre la actividad sensorial esperada y la actividad sensorial realmente ocurrida o "sentida". Esto permite que nuestro sistema motor resuelva cualquier confusión sobre el origen del input sensorial. Esto nos permite hacer correcciones de nuestros movimientos sobre la marcha puesto que nos permite detectar cualquier discrepancia entre lo ordenado y lo ejecutado.
¿Para qué nos interesa todo esto si estamos empezando en el gimnasio?
Pues porque al comenzar, el cerebro no tiene aún una copia eferente precisa, así que nuestros movimientos son torpes y poco precisos. No obstante con la práctica el cerebro va ajustando y calibrando esas copias gracias a la simple repetición.
De esta manera se va mejorando la coordinación, se anticipan errores y se coordinan los estímulos sensoriales que se esperan recibir con los que se acaban recibiendo. Si lo aplicamos a un press de banca, al principio el cuerpo no es capaz de calcular bien las trayectorias ni los vectores de fuerza, pero a base de repetir y corregir la copia eferente se va refinando y nuestra ejecución mejora.
Por eso es tan importante aprender bien la técnica desde el principio porque de lo contrario se pueden generar vicios que afianzarán en nuestro cerebro una técnica incorrecta.
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Imágenes | Kobe Kian Clata
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