Menos azúcar, pero más edulcorantes: así ha cambiado el consumo con la ‘guerra al azúcar’

Menos azúcar, pero más edulcorantes: así ha cambiado el consumo con la ‘guerra al azúcar’

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Menos azúcar, pero más edulcorantes: así ha cambiado el consumo con la ‘guerra al azúcar’

Desde hace varios años existe un clima generalizado para moderar el consumo de azúcar. Después de que la ciencia comenzase a demostrar sus efectos perjudiciales para la salud (riesgo de sobrepeso, obesidad, enfermedades metabólicas y cardíacas entre otras), organismos sanitarios como la OMS han alertado del excesivo consumo de azúcar por parte de la población.

Parte de ese problema está oculto en forma de azúcares añadidos: los fabricantes de alimentos procesados añaden azúcar en distintos formatos (azúcar, jarabes...) para hacerlos más apetecibles a nuestros paladares, acostumbrados desde pequeños a los alimentos dulces.

Otro componente es el del azúcar externo que compramos y consumimos tal cual. En este caso, el poder de decisión se encuentra más fácilmente en el consumidor, que puede reducir su consumo o cambiarlo por otros productos edulcorantes alternativos al azúcar, como la sacarina.

El año que cambió el consumo de azúcar

Pueden hacerlo, sí, pero ¿lo están haciendo? Pues parece que sí, al menos en parte.

El portal Statista ha publicado una serie de datos históricos que recogen el consumo de azúcar y de sacarina en España entre 2008 y 2016. En concreto, los datos se refieren al volumen en millones de kilos consumidos por los hogares españoles en ese periodo de tiempo.

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En esa gráfica se observa muy bien la evolución reciente del consumo. De 2008 a 2013 se mantuvo casi en constante ascenso: 181 millones de kilos en 2008, 185 millones en 2009 y 2010, ligera bajada a 182 millones de kilos en 2011 para recuperar el ascenso en 2012 con 189 millones kilos y coronarse en 2013 con 199 millones de kilos de azúcar.

Pero en ese momento la tendencia se revierte y el consumo comienza a descender con 194 millones de kilos en 2014, 172 en 2015 y 162 en 2016, el último del que tenemos datos disponibles, que marca un punto mínimo en el consumo de azúcar de los últimos años.

¿Nos hemos pasado a la sacarina?

¿Ocurre lo mismo con la sacarina? Es difícil de evaluar ya que en su caso no se aprecia una tendencia ascendente o descendiente clara. Según la misma Statista, el consumo de sacarina aumentó en España en el mismo periodo que aumentó el de azúcar, entre 2008 y 2013, pasando de 2,63 millones de kilos anuales en 2008 a 4 en 2013.

Pero mientras que a partir de ese momento el azúcar empezó a bajar, la sacarina ha sufrido altibajos: una caída hasta 3,8 y 3,7 millones de kilos en 2014 y 2015 respectivamente, pero luego un repunte hasta los 4,3 kilos en 2016.

Resulta complicado comparar estos datos porque la sacarina no es la única sustituta del azúcar que se puede encontrar en el mercado. En los últimos años, la stevia ha entrado con fuerza, aunque siga siendo una opción minoritaria todavía. También porque en muchos estudios, como los que realiza el Ministerio de Agricultura y Alimentación sobre tendencias de consumo, los edulcorantes se incluyen en grupos de productos con otros que no están relacionados.

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El problema sigue siendo el azúcar que no vemos

Pero sí parece claro que hemos vivido un punto de inflexión en lo que se refiere al consumo de azúcar, que lleva ya varios años en retroceso respecto a sus momentos más altos, en consonancia con lo que recomiendan las autoridades sanitarias.

Sin embargo, una vez más queremos recordad que el principal problema para nuestra salud no es este azúcar externo que añadimos voluntariamente a nuestro carrito de la compra, sino aquel que nos llega como ingrediente de otros alimentos y a veces disfrazado tras distintas denominaciones. Por eso es imprescindible aprender a leer el etiquetado de los alimentos, para que compres solamente el azúcar que quieres comprar, y ni un gramo más.

Imágenes | Unsplash
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