Los edulcorantes artificiales no afectan a nuestra microbiota intestinal

Los edulcorantes artificiales no afectan a nuestra microbiota intestinal

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Los edulcorantes artificiales no afectan a nuestra microbiota intestinal


Mucho se ha especulado sobre los desconocidos efectos de los edulcorantes en nuestra salud. Y no solo de manera directa. También de forma indirecta, como podría ocurrir con nuestra microbiota.

Lo cierto es que cada vez confirmamos más que el ecosistema simbionte que vive en nuestro interior (y también en nuestra piel, etc.) es un factor esencial en la salud. Pero todavía nos queda mucho por entender. ¿Cómo afectan los edulcorantes a la microbiota? Esto es lo que sabemos.

La comunidad que vive en tu interior

La microbiota es un conjunto de microorganismos que forman una comunidad compleja e interdependiente en nuestro cuerpo. Existe una microbiota en la piel, en el pelo y hasta en el sistema digestivo. Esta, de hecho, es especialmente importante porque protege nuestro intestino de infecciones y ayuda en la digestión y asimilación de ciertas sustancias esenciales.

La microbiota, como toda comunidad, sobrevive a base de recursos. Estos vienen de lo que comemos nosotros. Parte de nuestro alimento, especialmente los azúcares, son empleados por esta microbiota para nutrirse. Todo el componente en digestión pasa por el intestino, y estos microorganismos obtienen sus nutrientes.

Microbioma

Pero, ¿qué pasa cuando la comida que se está digiriendo no contiene esos azúcares o tiene otras sustancias químicas distintas? La segunda pregunta es sencilla de responder: puede pasar de todo. Por ejemplo, el alcohol o algunos antibióticos matan parte de esta microbiota. De ahí que se nos "descomponga" el estómago (entre otras razones).

La primera no es tan fácil, pero tampoco tiene por qué ocurrir nada. Comemos azúcares todos los días. Es más, ¿qué ocurre con las comidas bajas en glúcidos, como podría ocurrir en una dieta "keto"? La cuestión, sin embargo, está especialmente relacionada con los edulcorantes.

¿Qué ocurre con la microbiota cuando tomamos edulcorantes?

Por otro lado, los edulcorantes provocan algunos cambios en nuestro cuerpo propios de haber comido azúcar. Pero no lo hemos hecho. ¿Pasará algo parecido con la microbiota? Algunos investigadores creen que sí. Algunas pruebas han identificado un cambio significativo en la microbiota del intestino de ratas tras recibir una dieta rica en edulcorantes. Sin embargo, estos resultados no parecen, ni mucho menos, definitivos.

De hecho, otros estudios apuntan, precisamente, a lo contrario, y estos han sido realizados en humanos. Según estos últimos estudios, no tenemos ningún tipo de razón para pensar que los edulcorantes modifican nuestra microbiota, aunque nos pudiera parecer lógico pensarlo. Algunos edulcorantes concretos sí que provocan que estos microorganismos utilicen las moléculas para producir otras.

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Pero, de nuevo, no existe ningún cambio concreto, y mucho menos pérdida de microbiota; según lo estudiado hasta la fecha, y según recogen los autores de este estudio. Por tanto, la creencia de que los edulcorantes no calóricos hacen daño a nuestro sistema digestivo porque pueden eliminar parte de nuestra biota intestinal es eso mismo: una creencia sin evidencia científica, al menos, por el momento.

Entonces, ¿los edulcorantes no son malos para la salud?

El tema de los edulcorantes no calóricos está siempre candente. El hecho de que exista una quimiofobia patente en la sociedad, que los asocia a algo "artificial" y, por tanto, poco sano, no ayuda en absoluto. Hasta donde sabemos, los edulcorante, usados en las medidas permitidas por los organismos dedicados a la regulación de alimentos y sustancias, no son perniciosos para la salud.

Los datos obtenidos a medio y largo plazo han dejado clara su seguridad inmediata. A esto le sumamos el hecho de que no afecta a nuestra microbiota intestinal, por lo que es otro punto más a su seguridad. ¿Podemos decir que son saludables? No, esto tampoco. Aunque son completamente seguros, los edulcorantes no calóricos tienen dos cuestiones que los mantienen en el punto de mira, aunque no tienen nada que ver con lo que el acervo cultural popular les atribuye.

En primer lugar, estos productos están pensados para reducir la cantidad de calorías que ingerimos. La premisa es que ayuden a adelgazar. Sin embargo, no existen evidencias de que sean efectivos, o tan siquiera útiles, a la hora de bajar de peso. Es más, algunas veces el consumo de edulcorantes o productos edulcorados se asocia a una recuperación de peso, probablemente asociada a la falta de control, aunque esto tampoco está claro. Tampoco podemos decir que los edulcorantes se puedan relacionar claramente con este aumento de peso.

En segundo, y esto es importante, hay algunos estudios que apuntan a que el consumo de edulcorantes sí que afecta al metabolismo de glúcidos en nuestro cuerpo, generando picos de glucemia y movilización de azúcares a pesar de no haberlos ingerido. Esto, determinan algunos investigadores, podría generar una pérdida de sensibilidad a la insulina y desencadenar una diabetes. Al menos, esto sí que se ha observado en ratas, aunque no en seres humanos.

Por el momento, no podemos decir que los edulcorantes sean ni saludables ni poco saludables. Solo podemos afirmar que no lo sabemos con seguridad. Lo que sí que sabemos, cada vez con más firmeza, es que a nuestra microbiota parece darle igual la existencia de estas sustancias en nuestra digestión, aunque esto bien podría cambiar en los estudios venideros.

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Imágenes |Unsplash

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