Todo sobre el flato, el gran enemigo del corredor (y III). Soluciones

Todo sobre el flato, el gran enemigo del corredor (y III). Soluciones
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Una vez que hemos dado un repaso a las principales teorías sobre cómo se origina el flato vamos a ver qué soluciones hay para quitar el flato. Al igual que hay gran controversia y no hay nada claro sobre cómo se origina, tampoco está científicamente comprobado qué hay que hacer para deshacerse de él.

No obstante vamos a recopilar una serie de soluciones o trucos que pueden ser de ayuda. Como lo más seguro es que el flato se produzca por causa multifactorial, las soluciones que se proponen a continuación pueden o no funcionar, según la persona o circunstancia. Lo más importante es conocer nuestro cuerpo e identificar el tipo de dolor y poner en práctica aquello que suele irnos bien.

Cambiar el tipo de respiración para aminorar el dolor

El flato es un dolor curioso y a menuda se puede presentar de varias formas. En ocasiones es un dolor intenso y constante, pero otras es un dolor que varía de intensidad conforme a los movimientos respiratorios. Una solución que se propone es cambiar el tipo de respiración para reducir el flato.

¿Cómo cambiamos la respiración? Algo que a mí personalmente me suele ir bien es aminorar un poco el ritmo de carrera y hacer respiraciones más profundaas, incluso reteniendo algo el aire al final de la inspiración. Parece que la reducción de la frecuencia respiratoria puede influir en el dolor.

Otra opción es cambiar el tipo de respiración, haciendo respiración abdominal, algo que es un poco complicado si no estamos acostumbrados, pero puede dar resultado. Consiste en llenar primero la parte baja de los pulmones, donde notaremos que la zona abdominales se hincha ligeramente. Normalmente hacemos respiraciones más claviulares, con la parte alta de la zona pulmonar.

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Presionar o estirar la zona abdominal

Es el truco más extendido entre los deportistas, sobre todo el de presionar la zona abdominal donde duele. Parece que en el momento el dolor se calma, pero según mi experiencia, si no se reduce la intensidad de carrera, al dejar de presionar el dolor lo más seguro es que vuelva a aparecer. Recuerdo que una vez el famoso Chema Martínez decía que al mismo tiempo que se aprieta la zona, debemos gritar, supongo que para vaciar los pulmones de algo.

Estirar la zona abdominal también puede dar resultado, pero tiene el inconveniente de que tenemos que pararnos, algo que puede no entrar dentro de nuestros planes, sobre todo si estamos en medio de una carrera o competición. Podemos estirar la zona abdominal haciendo inclinaciones laterales del tronco.

Otra forma de intentar modificar la presión abdominal para que remita el dolor es hacer una contracción isométrica del abdomen. A mí esta opción también me ha dado buenos resultados, pero tiene el inconveniente de la dificultad de mantener la contracción mientras se va corriendo.

Controlar la comida y bebida

En las teorías sobre el origen del flato pudimos ver como la comida y bebida también son factores que pueden influir en la aparición del dolor. Comer y beber supone una sobrecarga del sistema digestivo, algo que con el esfuerzo puede acelerar la aparición del flato o dolor abdominal transitorio.

Lo más importante en este aspecto es practicar en los entrenamientos y habituarnos a un tipo de comida o bebida. También el cúando beber, cuánto y cómo. Beber con grandes tragos puede ser un desencadenante del flato, en cambio beber cada 15-20 minutos pero menos cantidades y en pequeños sorbos parece que no afecta tanto.

Conclusiones personales sobre cómo quitar el flato

Según mi experiencia y lo que mejor me va a la hora de quitar el flato es sin duda aminorar el ritmo de carrera. Si estamos en una competición está claro que es un perjuicio, pero mejor perder 3-4 minutos que tener que abandonar por el dolor o sufrir durante todo el trayecto.

Yo suelo seguir el siguiente protocolo cuando el flato me ataca: reducir el ritmo en unos 20-30 segundos por kilómetros, hacer respiraciones más profundas, aguantando el aire al final de la insipiración y procurando expulsar todo lo que puedo en la espiración. Tras 10-12 ciclos respiratorios profundos, si noto que el dolor sigue ahí, me presiono fuerte en la zona y me inclino un poco hacia adelante, ya que con eso consigo reducir bastante el dolor.

Lo que sí he notado mucho es que cuanto más se entrena, sobre todo cuando se hacen series a ritmo alto, menos probabilidades hay de sufrir un episodio de flato. Será porque el organismo se acostumbra a trabajar en situaciones más extremas, pero desde luego y en mi caso el flato se ha recucido prácticamente a cero.

¿Y tú, cómo consigues que se te vaya el flato? Cuéntanos tus experiencias y trucos en los comentarios.

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