Remo con mancuerna, un clásico que no debemos desterrar

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La espalda es una parte que tenemos muy presente a la hora de entrenar, pero ¿realmente elegimos los ejercicios adecuados para trabajarla al máximo?. En anteriores post ya hemos visto la importancia que las dominadas tienen en el ejercicio, pero existen otras formas de trabajar al máximo esta parte del cuerpo.

En la mayoría de rutinas que observamos en el gimnasio vemos que a la hora de trabajar la espalda, casi todas las personas optan por los ejercicios con máquina, dejando de lado las mancuernas por considerarlas burdas y pasadas de moda. Pero muchos somos partidarios del trabajo con ellas, y es que permiten aislar mucho mejor cada músculo y concentrar la fuerza en la zona. Un ejemplo de ejercicio que muchos se olvidan por considerarlo obsoleto es el remo con mancuerna.

Como si de remar se tratara, este ejercicio pone a trabajar directamente los músculos dorsales, ya que son los que van a soportar toda la presión del ejercicio. Se trata de todo un clásico que podemos realizar simplemente con la ayuda de un banco y una mancuerna. Lo bueno de entrenar la espalda con el remo es que al trabajar cada parte por separado y con un peso directo los resultados son mayores y aplicamos a cada zona del cuerpo la misma intensidad para evitar así descompensaciones.

Realizar este ejercicio es muy sencillo, simplemente sirve con utilizar un banco horizontal que nos va a servir a modo de apoyo. De esta manera tenemos que colocarnos sobre el banco de la siguiente manera. Si vamos a trabajar con la parte izquierda de la espalda, colocaremos la mano derecha sobre el banco con la palma hacia abajo. La pierna derecha la apoyamos sobre el banco de forma que quede flexionada por la rodilla. La pierna izquierda la estiramos hacia atrás apoyada en el suelo.

El tronco debe quedar horizontal y la espalda recta. De esta manera, y el brazo izquierdo sujetando la mancuerna, debemos flexionar el brazo como si estuviésemos remando, de modo que partamos de una postura en la que el brazo está estirado con la mancuerna a otra en la que el antebrazo quede horizontal y paralelo al tronco, siempre sujetando la mancuerna como si fuera parte del propio brazo. Tenemos que prestar atención a la espalda, ya que siempre tiene que estar recta, y a concentrar al máximo el empuje del ejercicio en los dorsales.

La misma técnica emplearemos para entrenar el otro lado de la espalda. En ningún caso debemos adoptar posturas forzadas en las que retorzamos la espalda o llevemos a cabo cualquier giro que no nos permita ejecutar el ejercicio con los músculos que deben ser los implicados en el mismo, ya que la efectividad de éste disminuirá y los resultados no serán los mismos. Por eso es mejor comenzar con poco peso hasta adaptarnos e ir aumentando poco a poco.

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