Llegan los bichos de primavera: qué te puede picar, qué debes hacer y qué no

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Santiago Campillo

Colaborador

Licenciado en Biología, divulgador científico y autodidacta a tiempo parcial. Gentilhombre del S. XXI. La Comunicación Científica es mi pasión y también mi profesión cuando se deja. Inquieto por naturaleza, cómodo por vicio y creativo por enfermedad.

Con la primavera llega el calor, el buen tiempo, las flores... y los bichitos. Los animales que estaban aletargados durante el frío del invierno comienzan ahora una explosión de actividad. En su trasiego frenético, puede que nos topemos con ellos. O puede que ellos se topen con nosotros.

En cualquiera de los dos casos, la experiencia podría no ser muy agradable. ¿Qué podemos hacer entonces? Los tipos de picadura y mordedura, aunque distintos, tienen soluciones muy parecidas. Hoy hablamos un poco sobre los problemas que dan y sus posibles remedios.

¿Qué bicho me ha picado?

Estamos un día tranquilamente en el césped, tomando el sol. Nos giramos y ¡ay! Un dolor intenso y punzante nos atenaza. ¿Qué ha sido? Los artrópodos, insectos o arácnidos, pueden picarnos o mordernos. La diferencia técnica es si utilizan las mandíbulas o un aguijón. Las consecuencias sin embargo, son mucho más complejas. También existen algunos animales, como los mosquitos hembra, cuya intención es alimentarse. Con el aumento de temperaturas, todos estos comienzan a pulular por el campo y podemos toparnos con ellos sin querer.

En primer lugar, a campo abierto, sin rocas ni zonas donde resguardarse, lo más normal es que nos pique un bicho volador, que se desplaza grandes distancias en poco tiempo. El candidato usual es una avispa, que suelen ser bastante más agresivas que sus primas las abejas, aunque su picadura no es tan dolorosa. Una abeja, por el contrario, morirá al picarnos, por lo que solo empleará esta medida de defensa en última instancia.

Las hormigas, parientes más cercanas a las avispas, también pueden picar y morder, si son hormigas guerreras. En el caso de algunas especies, estas tienen aguijones como sus primas voladoras, y pueden resultar muy dolorosas y agresivas. En todos estos casos, el veneno es una mezcla de toxinas y ácido fórmico, que resulta bastante doloroso. Las picaduras se diferencian por tener un solo punto rojo, rodeado de un "habón", o hinchazón blanca y rojiza, fruto de la reacción alérgica local que provoca el picotazo. Muchas veces nos encontraremos el aguijón enganchado a la piel.

Avispa

Otros animales, como las arañas alacranes y escorpiones, pueden ser peligrosos. En general, especialmente en la península, las arañas no son agresivas, y todas son de pequeño tamaño. Su mordedura inyecta una toxina que provoca un daño celular. Las tarántulas, que no son propias de la región europea, pero están presentes por el comercio, además de los quelíceros que usan para morder tienen pelos urticantes que "disparan” si se sienten amenazadas.

Es bastante difícil sufrir una mordedura de araña, la cual se identifica fácilmente por tener dos puntos situados muy cerca y por una hinchazón que pronto comienza a amoratarse. Los alacranes, al igual que las arañas, también tienen un veneno muy intenso y que provoca daños a nivel celular. El punto del picotazo se aprecia por ser grande, ostentoso y amoratarse muy rápido también. Estos animales se encuentran en sitios cerrados, rocas y guardas naturales, así que hay que tener cuidado de dónde ponemos la mano.

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Por último, los mosquitos y las pulgas también muerden con una estructura en forma de estilete, que es una deformación de la mandíbula. Este "picotazo" apenas se nota, pues el mosquito inyecta una serie de sustancias que adormecen la zona, de manera que le permite beber nuestra sangre tranquilamente. Solo las hembras en un periodo de puesta de huevos "pican", ya que necesitan el aporte adicional de la sangre para poder completar su ciclo.

Las pulgas, por el contrario, se alimentan de manera regular mordiendo a sus víctimas. Tanto unos como otros los encontramos en cualquier sitio. Los mosquitos, especialmente cuando llega el calor en zonas con aguas estancadas, necesarias para su reproducción. Sus picaduras se identifican por ser pequeños puntitos, molestos. Los de las pulgas, especialmente, se observan regulares, en fila, siguiendo la línea de paso del animal.

¿Y qué hago ahora?

En primer lugar, una vez identificado el animal que nos ha picado, lo que debemos hacer es impedir que continúe, por lo que deberemos identificar qué hemos hecho mal. A excepción de los mosquitos y pulgas, ningún insecto o arácnido vendrá a mordernos o picarnos a no ser que se sientan amenazados. Si limitamos el contacto con ellos y no los molestamos, el 90% de las veces no habrá ningún peligro.

En segundo, si lo que nos ha picado es una avispa o abeja, lo mejor es salir de la zona. Las abejas, al morir, desprenden una feromona que vuelve muy agresivas a sus compañeras. Es una señal de alarma que puede provocar más picotazos. Aunque cualquiera es doloroso, una decena de picotazos de abeja pueden resultar muy, muy peligrosos.

Una vez a salvo y sabiendo qué daños tenemos, lo primero es limpiar la herida con agua y jabón, para evitar una infección mayor. Inmediatamente después deberemos aplicar hielo en la zona. Esto ayudará a minimizar la hinchazón y parará, en parte, la respuesta inmunitaria que podría empeorar la situación. Si el picotazo es de un animal poco peligroso, con esto y tiempo, bastará.

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Sin embargo, si nos ha picado un bicho con un veneno más fuerte, como los alacranes o arañas, las consecuencias pueden ser peores ya que sus toxinas pueden provocar lesiones más graves o una reacción alérgica desmesurada. En tal caso, debemos recurrir inmediatamente al médico o a los servicios de emergencias. En el caso de complicaciones, probablemente nos suministrarán antihistamínicos o un antídoto, en el caso necesario.

Para los picotazos de mosquito y pulga, existen numerosos productos de farmacia. La gran mayoría son antihistamínicos y antiinflamatorios cutáneos que ayudan a reducir el picor y la reacción producida por los picotazos. Estos productos pueden ayudar en el caso de picotazos de avispas y hormigas, por ejemplo, pero no deben emplearse ante la mordedura de una araña o el picotazo de un alacrán a no ser que sea bajo prescripción médica.

Qué no debes hacer

Existen mil millones de remedios caseros contra las picaduras, a cuál más exitoso y eficiente. En general, podemos decir, casi sin lugar a dudas, que es mejor olvidarse de ellos. Las picaduras producen una lesión, normalmente cutánea, aunque puede llegar a nivel sistémico y provocar una reacción importante. Cualquier remedio que no controlemos del todo, en el mejor de los casos, no servirá de nada. En el peor, podría empeorar la situación: provocar una infección o una respuesta aún más fuerte del sistema.

Por ejemplo: no sirve de nada tratar la picadura de avispas con barro, ni con áloe vera, ni con crema hidratante ni, por supuesto, con orín (una práctica absurda cuyo origen es imposible de entender). Aunque las cremas hidratantes y este tipo de sustancias pueden ayudar al tratamiento estético de la piel, no nos ayudarán con el picor ni con el veneno, y podrían facilitar la infección al cubrir la herida y darle humedad.

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Las mordeduras de arácnidos, como los escorpiones, alacranes y arañas, son peligrosas. Dependiendo de la especie, pueden resultar muy dolorosas y provocar daños a medio plazo. En este caso solo queda una opción: contar con los servicios de emergencia. No es conveniente, en ningún caso, tratar este tipo de lesiones con cremas especiales que contengan antiinflamatorios u otras sustancias destinadas a tratar dolencias sin supervisión médica.

El problema es que, a diferencia de las picaduras de avispas o, incluso, de mosquitos, las mordeduras de araña o picotazos de alacrán pueden provocar una reacción de muerte celular en cadena y podría agravarse con ciertas sustancias. El hielo es siempre la mejor opción para ralentizar el proceso de afección. Pero más allá de eso, será mejor consultar con un especialista.

Imágenes | Unsplash

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