¿Cómo han cambiado los hábitos de los usuarios del gimnasio y cómo afecta eso a la organización de los centros deportivos? Hace unos años, no muchos, la gran mayoría de personas inscritas en los gimnasios iban dos días o menos, o se dejaban ver de forma ocasional por las instalaciones. Además, la sala de pesas era utilizada como complemento a las actividades colectivas, donde se controlaba mucho mejor la asistencia. En estos tiempos, por fin, estamos descubriendo que la sala de pesas es el plato principal, no el complemento, pero eso acarrea algunos problemas organizativos a los centros de entrenamiento.
Más gente en los gimnasios: bendito "problema" para la salud pública
Muy probablemente has visto en alguna ocasión algún meme que compara los gimnasios en diciembre con el mismo lugar en enero. Es común que los centros de entrenamiento tengan épocas de mayor afluencia y otras en las que muchas personas se olvidan de entrenar, o bajan la frecuencia del ejercicio físico en las instalaciones.
Un vídeo de la consultoría Optimización de Costes y Procesos (OCP), al que hace alusión un artículo publicado en Huffingtonpost, explica que los centros deportivos han cambiado mucho en los últimos años. Ahora hay que esperar mucho más para utilizar algunos materiales, y la afluencia es mucho mayor, especialmente en las horas puntas.
¿Marcó la pandemia de COVID-19 un antes y un después?
En función del lugar al que vayas a entrenar, y la hora a la que lo hagas, puedes encontrarte con dificultades incluso para encontrar un sitio en los vestuarios. En el 2020 vivimos una situación que ahora vemos incluso como difícil de explicar, ya que tuvimos que quedarnos encerrados en casa.
Descubrimos en ese momento que estamos hechos para movernos, y ahí muchas personas comenzaron a entrenar con vídeos y entrenadores online. En un primer momento se hacía para desconectar y sentirnos mejor, ya que estar todo el día en casa sin movernos nos hacía sentir mal a nivel físico y mental.
Con la apertura progresiva de los centros de entrenamiento, muchas personas trasladaron los entrenamientos de casa a los gimnasios. En esa época descubrimos que necesitamos movernos porque era la mejor arma para hacer frente a infecciones como la que nos encontramos con el Sars-Cov2.
Mucha más gente en los centros deportivos, sobre todo en las salas de fuerza
El vídeo de la consultoría Optimización de Costes y Procesos (OCP) expone números que confirman ese aumento de personas que ahora asisten a los centros de entrenamiento y que antes no lo hacían. Además, el uso de la sala de pesas es mayor de lo que era antes, momento en el que se utilizaban más las actividades colectivas como Spinning, Zumba, etc.
El problema llega cuando el modelo de centros deportivos se basa en que la gente inscrita no vaya a entrenar frecuentemente, o que vaya principalmente a las actividades dirigidas, y que ahora todo eso se haya modificado. Eso ha dado lugar a una disminución del índice de satisfacción por parte de los clientes.
Es común que en muchos centros que aún no se han adaptado al cambio falten discos o haya que esperar demasiado tiempo para hacer uso de una máquina. La fuerza está de moda, por suerte, y eso hace que las barras se carguen cada vez más, lo que aumenta el número de discos que necesita un gimnasio.
¿Hay alguna solución?
Una de las estrategias comunes que se introdujeron para controlar el aforo durante las restricciones por el Covid-19 fue poner tramos horarios para asistir al gimnasio. Esa es una de las formas que sigue utilizándose para evitar el colapso, especialmente entre las 19.00h y las 21.00h que es cuando la mayor parte de la población saca un hueco para ejercitarse.
Quizá ha llegado el momento de modificar el modelo de negocio de los centros de fitness y dar más importancia al espacio y material para entrenar fuerza. Quien sabe si un día, al igual que hay filas infinitas de cintas de correr, haya también largas filas de jaulas para hacer sentadillas y otros ejercicios pesados.
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