Y si la sal no es tan mala como la pintan: un nuevo estudio revela la verdadera asociación con los infartos

La sal acompaña a nuestra dieta cada día. Como todo en exceso, no es recomendable, pero ¿hasta qué punto está basada su demonización?

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Joaquín Vico Plaza

Editor Senior - Salud, Nutrición y Ejercicio
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Joaquín Vico Plaza

Editor Senior - Salud, Nutrición y Ejercicio

La sal siempre ha tenido un papel controvertido en el ámbito de la salud. Muchos expertos han recomendado durante años reducir su consumo para prevenir enfermedades cardiovasculares, especialmente accidentes cerebrovasculares e infartos. Sin embargo, estudios recientes cuestionan esta relación directa, generando debate y necesidad de más investigaciones que clarifiquen esta polémica.

La sal, la gran incomprendida en la salud

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Un estudio publicado recientemente en la revista Medicine analizó datos genéticos de más de 460.000 personas y concluyó que no existe una relación causal directa entre el consumo de sal y el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular.

Esto desafía la creencia popular ampliamente difundida de que la reducción estricta de la sal puede prevenir estos eventos. La investigación sugiere que aunque no exista una relación directa, sí pueden existir mecanismos indirectos que aumentan el riesgo cardiovascular.

La sal, especialmente en exceso, incrementa la presión arterial, una condición médica que sí está asociada directamente con el riesgo de infarto y accidentes cerebrovasculares. La hipertensión arterial crónica es una consecuencia clara de dietas ricas en sodio, lo que indirectamente sigue posicionando al exceso de sal como un factor de riesgo cardiovascular relevante.

Hay diferentes tipos de sal, aunque la que solemos tomar es la común

Es importante considerar que no todos los tipos de sal afectan igual a nuestra salud. Las sales bajas en sodio o enriquecidas con potasio (sales sustitutivas) han demostrado reducir significativamente la presión arterial y disminuir la incidencia de enfermedades cardiovasculares.

En concreto, un estudio realizado en China evidenció que sustituir la sal común por una mezcla que contenga potasio puede reducir en un 13% las muertes por eventos cardiovasculares.

El potasio parece ser un elemento clave en la regulación de la presión arterial, ya que contrarresta los efectos negativos del sodio. Por este motivo, las sales enriquecidas en potasio pueden ofrecer un beneficio preventivo adicional frente a eventos cerebrovasculares y cardiovasculares en comparación con la sal común.

Aun así, es importante señalar que las sales bajas en sodio no son aptas para todos, especialmente personas con insuficiencia renal o problemas de hiperpotasemia, ya que podrían aumentar peligrosamente los niveles de potasio en sangre. Por tanto, la elección del tipo de sal debe ser individualizada y orientada por profesionales de la salud.

Conclusión y reflexión final

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Aunque el consumo de sal no parece estar directamente vinculado al riesgo de accidentes cerebrovasculares según los datos más recientes, sí influye indirectamente en la presión arterial, un reconocido factor de riesgo cardiovascular.

La recomendación general sigue siendo mantener una ingesta moderada de sal y optar, en la medida de lo posible, por alternativas bajas en sodio y ricas en potasio, siempre con la asesoría de un profesional sanitario. Hasta aquí la teoría, ahora vamos a ver muy brevemente la práctica.

¿La sal que añadimos a una ensalada es la misma que la sal de la bollería industrial o la que incluyen los ultraprocesados? Sí, la sal realmente es la misma, pero el conjunto del alimento no tiene nada que ver. Ese es el motivo por el que no se puede demonizar a la sal como tal, porque de hecho la necesitamos para que nuestro cuerpo se hidrate correctamente.

Si eres deportista puede que hayas comprado en alguna ocasiones sales minerales. Este producto se utiliza para que el agua que bebemos durante el ejercicio se absorba. Por lo tanto, la sal es necesaria para nuestro cuerpo. Otra cosa es volvernos locos con las cantidades o meter en el mismo saco a diferentes alimentos con sal que realmente no tienen ningún parecido nutritivo.

En definitiva, el nuevo estudio que hemos comentado señala que la sal no está asociada con los infartos. En otras investigaciones sí se ha mostrado una asociación con enfermedades como la hipertensión. Lo que tendríamos que comprobar es qué dieta siguen estas personas, más allá de mirar únicamente el contenido en sodio.

Referencias

Zhang X, Tan R, Jia X, Wu X, Sun H, Xue L, Qi C, Yang Y, Wang Z. Dietary salt intake is not associated with risk of stroke: A Mendelian randomization study. Medicine (Baltimore). 2024 Dec 20;103(51):e40622. doi: 10.1097/MD.0000000000040622. PMID: 39705413; PMCID: PMC11666151.

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Imágenes | Bearfotos (Freepik), Azerbaija_Stockers (Freepik), Yanalya (Freepik)

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