¿Las duchas de agua fría aumentan tu metabolismo? Esto es lo que dice la ciencia

¿Las duchas de agua fría aumentan tu metabolismo? Esto es lo que dice la ciencia

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¿Las duchas de agua fría aumentan tu metabolismo? Esto es lo que dice la ciencia

Hay quien piensa que el agua fría tiene unas propiedades cuasimágicas. Para quienes así lo creen, el frío es capaz de aumentar la tasa metabólica en hasta un 350%.

Sin embargo, recordemos que el metabolismo no se puede activar como si de un interruptor se tratase. ¿En qué se basan quienes así defienden las duchas de agua fría? ¿Existe algún tipo de evidencia que lo avale? Vamos a verlo.

El mito, "avalado científicamente", del agua fría que activa el metabolismo

Existe un paper para tanta discordia. Este no es otro que un estudio sobre la hidroterapia realizado por dos investigadores del Colegio de Naturopatía y la Universidad de Bangalore, de 2014. En él, se hizo la prueba con tres temperaturas. Curiosamente, los individuos que permanecían más de una hora a 14ºC (agua fría), mostraban una interesante subida de la tasa metabólica.

También se modificaban otros marcadores moleculares que hacen referencia a diversas acciones fisiológicas. En general, el estudio apunta a ciertos beneficios de exponernos al frío. Beneficios que han sido observados en algunos otros estudios, aunque no en exposición a agua fría en sí

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Este protocolo, en concreto, está más ligado a medir la probabilidad de hipotermia y la evolución de marcadores del frío, más que a revisar el beneficio metabólico. Sí es verdad que conocemos algunos ejemplos animales cuya exposición al frío les procura un cambio interesante en su metabolismo.

Pero, huelga decir, son especies adaptadas al letargo y al frío intenso. Los primates no estamos adaptados a este hecho más que como una mera forma de combatir la muerte. Según los defensores de las duchas frías, apoyados en este estudio, la exposición podría aumentar la tasa metabólica un 350%. Pero, ¿en qué se traduce esto en realidad?

Cálculos para combatir una mala evidencia

Hace poco, Victor Reyes, de Fitness Real exponía en sus cuentas lo absurdo de creer en el agua fría como un método milagroso para perder calorías.  Un sencillo cálculo demuestra que ni un 350% de aumento en la TMB justifica en ningún caso, un supuesto beneficio. Para comprobarlo, suponiendo que el artículo publicado es completamente fidedigno, solo debemos pararnos a pensar que ese aumento solo procederá durante el tiempo de exposición. Esto, para una persona de 70 kilogramos, supone un gasto metabólico de 1540 Kcal/24horas x 350%, es decir unas 225 Kcal.

Esto, por supuesto, en unas condiciones ideales en las cuales se comienza a gastar el máximo de energía en el momento en el que se toca el agua fría. Ahora, si dividimos esas 225 Kcal entre 60 minutos que tiene una hora, nos toparemos con que el gasto máximo por minuto es de unos 3,74 Kcal. ¿Cuánto dura una ducha media en agua fría? Normalmente no más de un minuto y medio. Pero, aunque fueran 10 minutos, no hablaríamos de más de 31 Kcal, en el caso óptimo.

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Pero lo cierto es que el caso óptimo, además, está lejos de ser real. En primer lugar, porque gracias a nuestro sistema homeostático, los cambios de temperatura corporales, con toda la cascada de señales que conllevan, no se producen de manera inmediata, sino paulatina y suave. Es bastante improbable que en unos minutos, ni tan siquiera 10, el cuerpo cambie su tasa metabólica como consecuencia de la temperatura.

Si lo hiciera, probablemente, empezaríamos a sentir las consecuencias de la hipotermia (no grave, claro está). Está claro que el aumento metabólico es una respuesta fisiológica para mantener las actividades metabólicas en activo, algo que no ocurre fácilmente porque existen una decena de medidas de control previas. Y, aunque ocurriese, ¿merece la pena el mal trago por 31 míseras Kcal?

El metabolismo no se activa con un botón

En realidad, aunque curiosos y visuales, estos cálculos son del todo innecesarios. Por mucho que exista un paper afirmándolo, las circunstancias científicas concretas, claramente, no concuerdan con la vida real. Eso suponiendo que el estudio esté completamente bien realizado. Recordemos que los sistemas biológicos son de todo menos sencillos. Contrariamente a una sencilla medición, el metabolismo no cambia tan fácilmente.

En otras palabras: no, no se puede hablar de "activar" el metabolismo. Esto no es nuevo. La única opción para "activarlo" es el ejercicio físico. Cuando nos movemos, nuestras células sí que consumen energía para producir movimiento. En ese momento, además, comienza a funcionar la maquinaria metabólica de forma automática y perfectamente engranada.

El músculo comienza a consumir glucosa, reduciendo la concentración inmediata en sangre. Cuando no es suficiente, el glucógeno (los glúcidos almacenados) y la grasa ya están en proceso de catabolismo para suministrar la energía adecuada. Este cambio en las sustancias provoca nuevas señales que hacen que el sistema se mantenga, lo que, en definitiva, llamamos "activar el metabolismo".

No existen ninguna otra manera. El único activador real, a nivel práctico, es el músculo. Cuanto mayor es la masa muscular más consumo energético y, por tanto, más calorías. Todo lo demás son solo simples, y mayormente inútiles, atajos. Lo mejor, sin duda, es cambiar nuestros hábitos, dejando de lado métodos "mágicos" para quemar calorías, o nos toparemos de bruces con la dura realidad.

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Imágenes | Unsplash

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