La actividad física regular es la principal herramienta sin efectos secundarios para prevenir y tratar numerosas enfermedades no transmisibles, entre ellas la COVID-19. Es debido a la asociación entre la actividad física y la fortaleza del sistema inmunológico. ¿Influye la realización regular de actividad física a la potencia de la vacuna contra la COVID-19?
Una revisión sistemática y metanálisis recién publicada en la prestigiosa revista Sports Medicine, evalúa esos efectos de la actividad física regular sobre el sistema inmunológico a la hora de defendernos de una enfermedad infecciosa como la COVID-19, así como si la vacunación tiene un mayor potencial en aquellas personas activas.
La actividad física: la gran olvidada contra el SARS-CoV-2 (COVID-19)
En los años 2020 - 2021 se han tomado gran cantidad de estrategias de salud pública para hacer frente a la pandemia actual. Sin embargo, no se ha subrayado la importancia real de la actividad física para tener unos pilares fuertes que soporten la infección por COVID-19, que a su vez sirve para cualquier virus pasado o futuro.
Menor riesgo de mortalidad por enfermedades infecciosas
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La participación regular en una actividad física de moderada a vigorosa se asocia con una reducción del riesgo del 37% en la mortalidad por enfermedades infecciosas. Gracias a esa actividad física contamos con una barrera inmune de mayor fortaleza, y una mayor concentración de células inmunes encargadas de coordinarse para hacer frente a la infección.
Esa mayor vigilancia inmunológica frente a patógenos hace que en primer lugar disminuya el riesgo de que la infección se agrave, evitando la asistencia médica. Y en segundo lugar, si se producen complicaciones y un ingreso hospitalario, las personas activas tienen menor riesgo de mortalidad que las personas sedentarias.
Efecto de la vacunación en personas activas versus personas sedentarias
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Realizar regularmente una actividad física de moderada a vigorosa podría fortalecer el efecto de las campañas de vacunación. La inmunidad adquirida por la vacuna podría ser mayor en una población físicamente activa. Debido a que la vacuna del COVID-19 tiene apenas unos meses, no es posible sacar conclusiones firmes sobre si la actividad física mejora o no el potencial de dicha vacuna.
Sin embargo, hay amplia evidencia en otras vacunas, como la vacuna para la gripe, que muestra que, a mayor cantidad de actividad física y capacidad física, mayores anticuerpos se generan tras vacunarse, y a largo plazo. Es especialmente importante ese detalle en personas de edad avanzada, o con alguna patología que disminuye la eficiencia del sistema inmune.
Aplicación práctica
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Desconocemos las nuevas enfermedades que pueden acontecer en las siguiente décadas, al igual que hace 200 años desconocían otras que aparecieron y que hoy se han erradicado.
Lo que sí sabemos es que practicar actividad física regular, alimentarnos de forma correcta y tener un estilo de vida saludable (luz solar, meditación, descansar bien y tener contacto social) será nuestro mejor escudo para evitar complicaciones al infectarnos, y nuestra mejor espada para potenciar la vacuna y medicamentos que se desarrollen.
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