Cafeína y teína: diferencias entre ellas y todo lo que tienes que saber

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Si te tomas un té porque el café es demasiado fuerte para ti, hay algo que deberías saber: la teína y la cafeína son, en realidad, la misma molécula. Efectivamente, eso significa que ¡son lo mismo! ¿Qué quiere decir esto?

Aunque las implicaciones no son tan sencillas, podemos decir, sin lugar a dudas, que si una te afecta, la otra también. Entonces, ¿por qué tienen distinto nombre? ¿De dónde salen? ¿Y qué más necesitas saber sobre ellas? Hoy te lo contamos todo sobre la cafeína.

¿Cafeína, teína, mateína o guaranina?

La cafeína es un componente producida por las plantas del grupo de los alcaloides. Estas tienen como función proteger a la planta de diversas maneras. La cafeína es una sustancia psicoactiva y estimulante que afecta a los receptores de adenosina en mamíferos. También tiene un efecto insecticida e impide la germinación de semillas de otras especies competidoras.

La cafeína fue descubierta en 1819 por Friedrich Ferdinand Runge, quien acuñó el término Kaffein, y fue descrita un par de años después. En 1827, M. Oudry, en la fiebre por los estimulantes, aisló la teína a partir del té.  No fue hasta 1838 que Gerardus Mulder y Jobst aclararon la confusión: la teína y la cafeína son, en realidad, la misma sustancia. Sin embargo, el "daño" ya estaba hecho.

El nombre se ha conservado desde entonces. Aún más complicada es la situación desde que entraron en juego la guaranina, procedente de la Paullinia cupana, o guaraná, y la mateína, de la yerba mate. Realmente, todas estas sustancias son en realidad la misma con una estructura molecular idéntica y unas propiedades indiferenciables. Entonces, ¿por qué no te afectan igual?

El café, el té, el mate y el guaraná, no son lo mismo

Aunque la cafeína, la teína, la mateína y la guaranina son la misma cosa, el café, el té, el mate y el guaraná no. Ahora parece algo obvio, ¿verdad? Además de la cafeína, todas estos compuestos tienen otras sustancias que le confieren otras propiedades distintas. Por ejemplo, el café tiene ácido cafeínico y el té teofilina.

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Además, la concentración no es la misma. Normalmente, el café tiene más cafeína por volumen que el té, el guaraná o el mate. Esto depende de la preparación, básicamente, pero proporcionalmente el café es de donde más se aprovecha. De hecho, aunque la cafeína es relativamente sencilla de sintetizar, a nivel de laboratorio, se extrae tanta del proceso de descafeinización, que no se suele producir de forma artificial.

Volviendo a sus efectos, el resultado es que no es lo mismo tomar café, té, guaraná o mate. Aunque los efectos de la cafeína son los mismos en nuestro cuerpo, no lo son los del resto de sustancias. Además, la cafeína no está solo en estas plantas, también se encuentra en el cacao, la nuez de cola... ¿Y qué efectos tiene la cafeína, exactamente?

Del efecto a la intoxicación

En nuestro cuerpo, la cafeína tiene un efecto diurético, estimulante del músculo cardíaco, estimulante del sistema nervioso central, relajante muscular suave y estimulador de la secreción del ácido gástrico. Pero si nos pasamos, podemos llegar a sufrir una intoxicación aguda de cafeína. Entre sus síntomas encontramos el insomnio, nerviosismo, excitación exacerbada, la cara rojiza, un aumento de la diuresis (y de micción) y problemas gastrointestinales.

Esto ocurre cuando hay una intoxicación aguda. La dosis semiletal estimada, es decir, la cantidad que supone un 50% de oportunidades de morir (y que se denomina LD50), es de 192 mg/kg para las ratas. Una persona de setenta kilos necesita 13,44 gramos de cafeína sola para alcanzar esta dosis. Cada café contiene en torno a los 60 u 80 miligramos, es decir unas, mil veces menos. Las pastillas de cafeína contienen 200 mg cada una, también unos tres órdenes de magnitud menor, aunque comiendo un bote de 120 pastillas, podríamos alcanzar esta dosis.

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A pesar de este detalle, lo cierto es que la cafeína sí que ha mostrado síntomas de intoxicación aguda en personas especialmente sensibles. Estas, incluso con dosis normales o pequeñas para otras personas, pueden llegar a encontrarse mal. Esto demuestra en la cafeína unos efectos complicados, difíciles de caracterizar, ya que dependen de la fisiología particular de cada uno.

La cafeína ya no es la mala de la película

Hace un tiempo, la cafeína se consideraba una sustancia dañina. El consejo de llevar cuidado con ella está todavía presente en la población. A la cafeína se le han atribuido todo tipo de peligros: renales, hepáticos, metabólicos... sin embargo, a día de hoy, la evidencia científica no avala estos miedos.

Uno de los más importantes está relacionado con el corazón. Hasta donde sabemos, la cafeína no causa problemas cardíacos, sino que podría ayudar a reducir algunos de estos. La creencia de que podría resultar peligroso viene del incremento en el ritmo cardíaco debido a la cafeína, pero es una irregularidad muy leve y que no da problema alguno a excepción de las personas con problemas de hipersensibilidad.

Otros estudios apuntan que el café podría ayudar a combatir el cáncer de endometrio, el cáncer de mama o, incluso, el de colon (o, al menos, ayuda a aumentar la esperanza de vida de estos pacientes). También existen indicios de que el café ayuda a reducir la incidencia de diabetes. En definitiva, el café ya no es la sustancia dañina por la que se tenía hace un par de décadas.

Como todo, el veneno está en la dosis. Pero una dosis adecuada puede convertir un veneno en algo beneficiosos. Como la cafeína. Aparte de la ligera adicción y de la posibilidad de ser hipersensibles (ambas razones a tener en cuenta, pero no graves), tomar café hace tiempo que dejó de ser malo para la salud y se convirtió en algo que puede hasta reportar beneficios.

Imágenes  | Unsplash

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