"Ver a mi abuela me da la vida", y a ella también: un nuevo estudio demuestra que visitar a familia y amigos alarga y mejora la vida

Más esperanza de vida cuantas más visitas de amigos y familiares tengamos, esa es la conclusión de un nuevo estudio

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Se estima que entre el 9,2% y el 14,4% de la población mundial se siente sola y el 25% de los adultos en todo el mundo pueden estar socialmente aislados. La soledad no es solamente la ausencia de conexiones sociales, sino una mala calidad de las mismas, así que realmente esa cifra puede ser aún mayor. A medida que cumplimos años la población va sintiéndose más sola y estando más sola, lo que dispara el riesgo de mortalidad por todas las causas. En este artículo te explicamos por qué tienes que visitar más a tus familiares y amigos, o intentar encontrar nuevas conexiones sociales para vivir más y mejor.

La soledad es otra forma de enfermedad

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La salud suele centrarse en que no nos duela nada ni tengamos una enfermedad física ni mental. Hasta hace poco tiempo la salud mental no estaba dentro del concepto de salud para muchos, pero desde hace unos años se ha comprendido que la salud tiene tres pilares: físico, mental y social.

Al igual que la salud mental no ha tenido cabido en la sociedad hasta "hace dos días", la salud social aún no se comprende como parte de la enfermedad. La conexión social es un fenómeno muy complejo que abarca numerosos aspectos emocionales, físicos y conductuales de la interacción humana.

Dicha conexión social tiene componentes funcionales (por ejemplo, sentimientos subjetivos de soledad) y estructurales (por ejemplo, frecuencia objetiva de contactos sociales). Un déficit en cualquier de ambos componentes se asocia con un mayor riesgo de mortalidad por todas las causas y enfermedades cardiovasculares.

¿Por qué nos mata la soledad?

Los mecanismos por los cuales los componentes de la conexión social se asocian con la mortalidad no están claros. Pueden deberse a una vía directa (por ejemplo, presión arterial alterada, función inmune deficiente, deterioro del desarrollo neurológico) o una vía indirecta (por ejemplo, a través de una peor salud mental o bienestar, menor actividad física o mayor consumo de tabaco y alcohol).

Otras explicaciones implican una causalidad inversa, por la cual las condiciones de salud o discapacidades a largo plazo pueden afectar la capacidad de las personas para formar o mantener relaciones.

Sea cual sea la causa, el final puede ser una sensación de soledad o de no poder confiar en alguien cercano (a pesar de estar acompañado) o estar solo realmente, como es el caso de las personas mayores que viven solas. Esa soledad, subjetiva u objetiva, aumenta entre un 26% y un 32% la probabilidad de mortalidad.

¿Qué hacer para vivir más y mejor?

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Una investigación recién publicada en BMC Medicine ha examinado qué ocurre en nuestra salud en función de nuestra conexión social. Para ello comparó analizó datos de más de 450.000 personas del Biobanco de Reino Unido, en función de la frecuencia de visitas de amigos y familiares que tenían y las actividades grupales que realizaban.

Los hallazgos sugieren que aquellas personas que viven solas y no tienen conexiones sociales reconfortantes ni realizan actividades grupales son una población con un alto riesgo de empeoramiento de salud y mortalidad más temprana.

Los investigadores recalcan que tener conexiones sociales no tiene por qué indicar no estar solos, porque la sensación de estar solo a pesar de estar acompañado es otra forma de soledad.

Nuestros hallazgos sugieren que es posible que sea necesario adaptar los consejos, las intervenciones y las políticas para abordar diferentes aspectos de la conexión social y dirigirse a los grupos de mayor riesgo

El foco debe ponerse en los grupos de mayor riesgo

La población con mayor riesgo de soledad, ya sea porque viven solos o porque se sienten solos, son los adultos mayores. Seguro que conoces a alguien que tiene un abuelo o abuela que vive solo en casa, y también personas que se jubilan y dejan de tener conexiones sociales que le abocan a la enfermedad.

Lo que podemos hacer para vivir más y mejor, y hacer que otros también lo hagan, es fomentar actividades que nos conecten socialmente. Los organismos competentes pueden organizar diferentes actos para adultos mayores y acomodar espacios como los típicos centros de día en los que se sientan acompañados, acompañados de verdad.

En mi mano y en la tuya está "visitar más a nuestra abuela" y acompañar a nuestros familiares para que no estén solos ni se sientan solos. Eso les dará vida a ellos y también a nosotros, porque lo mágico de conexiones sociales es que son de las pocas cosas que cuando se comparten, se multiplican.

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Imágenes | Mariia Chalaya (Unsplash), Ekaterina Shakharova (Unsplash), David Todd McCarty (Unsplash)

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