Estos son los fraudes más comunes en el etiquetado de las proteínas en polvo y cómo identificarlos

Estos son los fraudes más comunes en el etiquetado de las proteínas en polvo y cómo identificarlos

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El mercado de los suplementos deportivos, aunque está completamente regulado, no está libre en ocasiones de malas praxis que aunque no ponen en riesgo la salud del consumidor o la seguridad del producto, lo cierto es que repercuten en la relación calidad:precio del mismo.

Estas malas praxis son especialmente comunes en el sector de las proteínas en polvo donde a veces los fabricantes juegan sucio para aumentar sus márgenes de beneficio. Insisto, me gustaría dejar claro que estas triquiñuelas que comentaremos no ponen en riesgo la salud del consumidor, solo son reflejo de la falta de honestidad y ética de algunas empresas y que buscan en definitiva venderte un producto de peor calidad al mismo precio de siempre.

En este artículo te explicamos los fraudes más comunes en el mercado de las proteínas en polvo y como podemos detectarlos. Y recuerda, nadie da duros a cuatro pesetas.

Estos son los fraudes más comunes en los suplementos de proteína en polvo

Kelly Sikkema 11jizczjeco Unsplash

Declarar un porcentaje de proteínas superior al real

Si una materia prima en origen tiene determinado porcentaje proteico, no puede ser que al añadir edulcorantes o cacao este porcentaje sea superior.

Si un suplemento declara qué materia prima usa es fácil comparar ya que puedes ir a la página web de la materia prima, por ejemplo Glanbia o Arla, y comprobar la información nutricional. Si el porcentaje proteico de la materia prima es inferior al del suplemento deportivo que estás comprando, algo falla, teniendo en cuenta que este suplemento está añadiendo algún edulcorante o incluso cacao para los sabores de chocolate.

Declarar un porcentaje de grasa demasiado bajo o incluso nulo

Una vez más, no es normal que un suplemento de proteína con sabor a chocolate, es decir, que contiene cacao (alto en grasa), tenga unos valores de grasa inferiores a los de la materia prima. Si la materia prima ronda unos valores de grasa de 10 gramos por cada 100, ¿Cómo puede ser que el producto final con chocolate tenga menos?

Así mismo, tampoco puede ser que si un concentrado de proteína ronda el 5% de grasa  y un aislado un 1%, un etiquetado declare 0 gramos de grasa.

Añadir aminoácidos, compuestos o proteínas de coste inferior

Estas son las prácticas más comunes que consisten en añadir otro tipo de compuestos o sustancias con diferentes fines.

Aunque se vea en el etiquetado, hay fabricantes que juegan al despiste comercializando suplementos que mezclan proteínas más caras con proteínas más baratas como las de la soja.

Otros fabricantes añaden aminoácidos baratos como la glicina o la glutamina con el fin de inflar el contenido de nitrógeno del producto final. Esto se conoce como amino spiking y se basa en falsear el test más común que se realiza para conocer el valor proteico del producto. Esto se hace con el método Kjeldahl, el cual se utiliza para determinar el contenido de nitrógeno que la muestra posee. En base a este contenido de nitrógeno, con ciertos cálculos, se estima el contenido de proteína. El caso es que pueden añadirse aminoácidos baratos que no aportan nada con el fin de inflar el contenido total de nitrógeno y que se pueda declarar que el porcentaje de proteína es superior al real.

Por último, a veces algunos fabricantes añaden otros compuestos nitrogenados como la famosa creatina que también sirve para inflar el contenido de nitrógeno pero que no aportan nada al producto, sobre todo en las dosis finales que acaban estando presentes. Además, se suele utilizar como arma de marketing para diferenciarse de otras proteínas cuando en la realidad un suplemento de proteína en polvo que contenga creatina es de peor calidad.

Evitar declarar la materia prima usada en el producto

Muchas marcas evitan declarar la materia prima que usan ya sea para poder usar materias primas low cost o para cambiar de una a otra según el lote y el stock disponible (al mismo precio, claro).

Procura que el suplemento de proteína que compres declare la materia prima que usa y que la textura que tenga sea esponjosa. Si es fina como el azúcar, sospecha.

Declarar que el producto no contiene lactosa

Una proteína de suero que proviene de la leche nunca será "sin lactosa". Las proteínas aisladas (isolate) es cierto que tienen una cantidad de lactosa inferior si las comparamos con concentrados de proteínas y es cierto que son aptas para muchos intolerantes a la lactosa. No obstante, esa menor cantidad de lactosa puede seguir siendo suficiente para que a muchos intolerantes a la lactosa les siente mal.

Declarar que el producto no contiene gluten sin poseer la certificación pertinente

Aunque no hay relación entre el suero de leche y el gluten, un fabricante no puede declarar que su producto está exento del mismo si no reúne las condiciones necesarias para que se le otorgue el certificado de "sin gluten".

Estas condiciones incluyen instalaciones, condiciones y protocolos concretos de manipulación que buscan eliminar el riesgo de contaminación cruzada, sobre todo si en esas mismas instalaciones se manipulan alimentos que sí contengan gluten.

No incluir gluten como ingrediente no implica que puedas poner en tu etiquetado "gluten free".

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Imágenes | LyfeFuel, Kelly Sikkema

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