En las dietas para adelgazar es más importante la calidad de la comida que la cantidad de calorías, según el último estudio

En las dietas para adelgazar es más importante la calidad de la comida que la cantidad de calorías, según el último estudio
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Siempre que nos ponemos a dieta para perder unos kilos lo primero que solemos hacer es comenzar a contar calorías como locos: "mira, estas patatas fritas tienen 400 calorías por bolsa, pero si las compro light me ahorro al menos 100". Y así vamos calculando cada una de las calorías que ingerimos a lo largo del día para llegar al cómputo final: ese número que, de estar por debajo de nuestras necesidades calóricas, nos va a llevar a perder peso.

El último estudio al respecto, publicado esta misma semana en el Journal of the American Medical Association (JAMA) ha llegado a la conclusión de que en una dieta de pérdida de peso lo más importante no es ese conteo diario de calorías, sino la calidad de los alimentos que conforman nuestra alimentación. ¿Podemos, entonces, olvidarnos para siempre de contar calorías?

El citado estudio de JAMA estaba en un principio dirigido a comprobar cómo respondían adultos con sobrepeso u obesidad frente a una dieta baja en carbohidratos y una dieta baja en grasas a la hora de adelgazar. Pero no se trataba de dietas bajas en hidratos o en grasas al uso: se utilizaron dietas saludables, esto es, compuestas por comida real y no por productos ultraprocesados.

Una dieta que no cuenta las calorías

En lugar de, como se ha hecho en otras ocasiones, establecer un número de calorías diarias que deberían cumplir los participantes en el estudio, lo único que se les dio fue un listado de hábitos alimenticios y alimentos (entendiendo por "alimentos" materias primas de calidad) que podían incluir en su día a día, independientemente del número total de calorías diario.

STOP contar calorías

Las pautas nutricionales que se siguieron para realizar el estudio fueron las siguientes:

  • Reducción de la ingesta de azúcares añadidos
  • Reducción de la ingesta de cereales refinados
  • Aumento de la cantidad de frutas y verduras diarias
  • Aumento de la ingesta de alimentos integrales
  • Reducción del consumo de productos procesados
  • Cocinar en casa con materias primas siempre que fuese posible
  • Algunos alimentos que formaban parte de la dieta baja en grasas: arroz integral, cebada, avena, lentejas, lácteos desnatados, quinoa, fruta fresca, legumbres
  • Algunos alimentos que formaban parte de la dieta baja en carbohidratos: aceite de oliva, salmón, aguacates, queso curado, vegetales, cremas de frutos secos, frutos secos y semillas, carnes de pasto

El resultado del estudio fue que, a la hora de adelgazar y de controlar nuestro peso a largo plazo, tiene más importancia la calidad de los alimentos que estamos ingiriendo que la cantidad de calorías total. El resultado fue prácticamente el mismo en el caso de la dieta saludable baja en grasas y de la dieta saludable baja en hidratos.

Entonces, ¿contar calorías no sirve de nada?

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Evidentemente, el balance calórico importa, pero quizás no tanto como los buenos hábitos alimenticios en el largo plazo. Debemos recordar que el estudio citado se realizó sobre adultos con sobrepeso u obesidad cuyos kilos de más, seguramente, provenían de una mala alimentación basada sobre todo en productos ultraprocesados.

¿Qué ocurre cuando comenzamos a cambiar productos procesados por comida real y materias primas? Que nuestra ingesta calórica baja por el simple hecho de que la comida real suele tener una densidad calórica mucho más baja que los productos procesados, además de provocarnos una sensación de saciedad mayor y, por supuesto, aportarnos un mayor número de nutrientes.

La restricción calórica es una consecuencia del cambio de hábitos alimenticios hacia otros mejores

Lo más importante para no perder de vista es que la restricción calórica se produce como consecuencia de un cambio de hábitos alimenticios hacia otros mejores: la reducción de calorías no es una finalidad de este tipo de dieta basada en comida real, sino que es la consecuencia de comer alimentos en lugar de productos.

Así mismo, el hecho de no tener que contar calorías en cada una de nuestras comidas durante todo el día puede eliminar esa sensación de estrés o ansiedad relacionado con muchas de las dietas restrictivas.

El cambio de hábitos alimenticios hacia otros más saludables es lo que hace exitosa a una dieta de pérdida de peso a largo plazo ya que nos produce adherencia y existe una reeducación alimentaria.

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