Las siete cosas más importantes que hemos aprendido sobre la obesidad en los últimos 50 años

Las siete cosas más importantes que hemos aprendido sobre la obesidad en los últimos 50 años

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Las siete cosas más importantes que hemos aprendido sobre la obesidad en los últimos 50 años

La obesidad sigue siendo uno de los grandes enemigos de la humanidad, especialmente en los países desarrollados. En las últimas décadas, sin embargo, hemos descubierto muchas más cosas sobre ella de lo que esperábamos. ¿De qué se trata?

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Es la epidemia más extendida de nuestra época

Según el Global Burden of Disease o GB, un índice elaborado por el Instituto de Métricas de Salud y Evaluación, las principales causas de muerte en 2017 a nivel mundial fueron: los problemas del corazón, el cáncer, las enfermedades respiratorias, los problemas neurológicos y la diabetes; por ese orden. Todas estas enfermedades están directamente relacionadas con la obesidad, que es causante directo. Las cifras de este tipo de enfermedades las ponen en cabeza entre las epidemias mundiales.

En comparación, los accidentes de tráfico, laborales, asesinatos, conflictos armados y otro tipo de lesiones fatales suponen, en suma, solo un 8% del total. Con un cambio de hábitos de vida podría reducirse la muerte de millones de personas. Entre sus Objetivos de Desarrollo Sostenible, la OMS promueve la prevención y la educación como las mejores herramientas para entender que, a pesar de que cada vez hay menos muertes (relativas), nuestra forma de vivir sigue siendo la principal causa de enfermedad mortal en el mundo. Por desgracia, el "peso" de la obesidad en nuestra sociedad es relativamente nuevo, y todavía estamos comenzando a luchar para perderlo.

El azúcar es el verdadero enemigo

Tradicionalmente se ha asociado la obesidad con la grasa. No es hasta hace relativamente poco que el azúcar ha destapado su verdadera cara bajo su fachada dulce: el exceso en los alimentos que tomamos, especialmente los ultraprocesados, está mucho más relacionado con el sobrepeso y sus enfermedades que ninguna otra cosa.

Por supuesto, esto no quiere decir que no existan problemáticas con el sedentarismo, el exceso de grasa u otras cuestiones. Pero un consumo excesivo de azúcar, algo que se da en nuestro día a día de forma más o menos común, provoca una insensibilización a la insulina, ganancia de peso, picos de glucemia, acumulación de grasa, sobrepeso, obesidad, problemas cardio respiratorios, cáncer, diabetes... y eso lo tenemos claro desde hace relativamente poco.

El colesterol no es tan malo como pintaban

A raíz de la demonización de las grasas, el colesterol fue uno de los grandes afectados. Su papel en el metabolismo y transporte de los lípidos no era tan bien entendido hace décadas. En los últimos 20 años, sin embargo, hemos pasado a comprenderlo mejor. A día de hoy sabemos que no solo no es malo sino que es importantísimo en nuestro día a día.

El colesterol forma parte de la membrana de cada célula del cuerpo permitiendo y frenando el paso de diferentes sustancias, así como también es precursor de hormonas, de vitamina D y de sales biliares que contribuyen a la digestión de las grasas. Tampoco debe servir esto como una excusa para comer grasas sin control, pero está claro que el papel del colesterol no es el del "malo de la película" como algunas veces nos lo pintan.

Más vale moverse un poco todos los días

No queremos que esto sirva como excusa para dejar de lado el ejercicio moderado. Lo que queremos es dejar claro que es importante romper las barreras del sedentarismo con una actividad diaria aunque sea ligera (a la que deberíamos añadir algo más intenso). ¿Por qué razón? Según observa la OMS, la inactividad física es el cuarto factor de riesgo en lo que respecta a la mortalidad mundial. Esto está directamente relacionado con la obesidad y las enfermedades que vienen con ella.

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El principal beneficio de la actividad física consiste en reducir este tipo de afecciones, mejorando nuestra calidad y esperanza de vida. Hacer una actividad física ligera, pero constante y diaria, mejora la capacidad cardíaca y reduce la posibilidad de sufrir ataques al corazón. También reduce la hipertensión, ayuda contra la depresión e, incluso, nos ayuda a mejorar la calidad del sueño. Por supuesto, combate la diabetes y todas las enfermedades asociadas, incluyendo la obesidad. La actividad física, incluso para aquellos que no hacen deporte, puede salvar vidas, y mejorar su calidad.

Los edulcorantes no tienen por qué ayudar a reducir la obesidad

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Hasta la fecha no existe ninguna prueba clara y concisa de que los edulcorantes artificiales ayuden, por sí mismos, a reducir la obesidad ni el sobrepeso. Es más, algunos estudios muestran que podrían ayudar a incrementar su aparición. ¿Por qué razón? Aunque parezca irracional, los edulcorantes artificiales parecen ayudar a la insensibilización de la insulina, promover el hambre y el consumo descontrolado y otras cuestiones que no ayudan a combatir la obesidad, precisamente.

El ayuno es un buen aliado

Aunque sus efectos distan mucho de ser milagrosos y sus beneficios se enmarcan única y exclusivamente dentro de un cambio radical de estilo de vida, el ayuno puede resultar una herramienta muy beneficiosa. Eso sí, solo si lo practicamos junto a una dieta saludable y un estilo de vida activo.

A nivel terapéutico, para personas con sobrepeso, el ayuno intermitente, especialmente el de 24 horas, que alterna un día de ingesta y otro de ayuno, ha demostrado ser verdaderamente interesante para perder peso rápidamente. Algunos estudios apuntan a una relación beneficiosa con la microbiota intestinal. También tiene otros beneficios fisiológicos, aunque los descubrimientos sobre el ayuno son, todavía, muy novedosos.

La microbiota tiene mucho que decir al respecto

Hablando de microbiota intestinal, esta tiene un papel fundamental en muchos aspectos de nuestra vida. Uno de ellos es, sin duda, la aparición de la obesidad. Esta es, posiblemente, una de las ramas menos entendidas y más novedosas de nuestra salud. Por el momento, conocemos muy poco sobre los mecanismos y las razones por las cuales la microbiota controla nuestro peso, pero es uno de los temas más estudiados del momento, con resultados novedosos que surgen cada día.

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Imágenes | Unsplash 

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