La chia, una semilla olvidada

La chia, una semilla olvidada
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La chia, salvia nativa o salvia hispánica es un planta que encontró su auge en la época precolombina debido a que constituía uno de los alimentos básicos entre los Mayas y los Aztecas.

Desde entonces hasta la actualidad no se sabe mucho acerca de la chia ni se consume comúnmente. Pero sus características nutricionales nos incitan a reiniciar su consumo.

La semilla de chia está constituida por un 40% de aceites, contiene alrededor de 20% de proteínas, no posee colesterol y cuenta con muchos minerales importantes, entre ellos: calcio, hierro, magnesio, fósforo y zinc.

Además, se compone de cantidades importantes de fibra dietética, antioxidantes y vitaminas (B3, B2, B1 y vitamina A).

Todos estos aportes ya son valiosos, pero lo más preciado de esta semilla es su alto contenido en ácido alfa- linolénico (omega 3) cuya presencia en la chia le confiere la propiedad de reducir el riesgo cardiovascular.

La disminución del riesgo cardiovascular se debe a los efectos que ejerce el ácido omega- 3 en el organismo, ya que reduce los niveles de colesterol LDL o "malo", incrementa el colesterol HDL o "bueno", colabora en la reducción de los triglicéridos y, además, su alto contenido en fibra colabora en el control de la glucosa en sangre y su escaso aporte de sodio convierte a la chia en un alimento muy útil en casos de hipertensión.

De todos los ácidos grasos que componen la chia, el ácido alfa- linolénico constituye un 60%, por eso se considera a ésta semilla la fuente más importante de omega- 3.

Sumado a esto, la cantidad de ácidos grasos saturados que la componen es mínima y la cantidad de antioxidantes que posee no permite la rápida oxidación de los ácidos grasos poliinsaturados que tanto valor tienen para nuestra salud.

Pero la chia no sólo ejerce al consumirla un fuerte efecto cardioprotector, sino que además, evita procesos inflamatorios, previene el desarrollo de cáncer, evita el estreñimiento y contiene muy pocas calorías por porción.

En el mercado existen, aunque no en todos partes, aceite de chia, harina de chia que resulta una buena alternativa para los celíacos debido a que no contiene gluten, y semillas de chia que pueden utilizarse como si fuera una legumbre (con previo remojo) o como cualquier otra semilla conocida hasta el momento.

Este tipo de alimentos que no se utilizan ampliamente, son de gran valor nutricional y de poco valor económico, por eso es bueno que sepamos descubrir algunos recursos olvidados que nos permitan lograr una alimentación saludable y prevenir enfermedades a un bajo costo y con facilidad.

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