El cerebro no es un músculo, pero podemos entrenarlo: así puedes mejorar y cuidar tu capacidad cognitiva

El cerebro no es un músculo, pero podemos entrenarlo: así puedes mejorar y cuidar tu capacidad cognitiva

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Los niños son esponjas es una frase muy repetida entre los padres, y es que tienen la capacidad de moldear su cerebro a pasos agigantados. Los padres, los abuelos y cualquier persona también podemos entrenar nuestro cerebro a lo largo de la vida, no con la misma capacidad que un niño, pero sí podemos mejorar y cuidar nuestras funciones cognitivas.

La salud no es solamente la ausencia de enfermedad. Sin embargo, consideramos que estamos sanos cuando no tenemos pérdida de memoria o desarrollamos enfermedades neurodegenerativas como Alzheimer. Para disfrutar de una salud plena realmente debemos intentar que nuestro cerebro esté lo mejor posible.

El cerebro es la pieza fundamental que nos aporta capacidad de pensar, aprender, recordar con claridad y otras muchas funciones ejecutivas. Pero esa es sola una parte de la salud del cerebro, también controla los movimientos, las emociones y las sensaciones.

Formas de entrenar nuestro cerebro y cuidar nuestra capacidad cognitiva

La plasticidad neuronal es la capacidad del sistema neuronal para ser modificado. Con el paso del tiempo se puede ir perdiendo esa plasticidad neuronal, pero sigue existiendo. Cada pequeño acto de nuestro día a día contribuye al mejor funcionamiento y prevención del deterioro de nuestro cerebro.

Actividad física diaria

La actividad física aborda cualquier movimiento que realicemos en nuestro día a día: hacer la compra, subir las escaleras, las tareas del hogar, ir andando al trabajo... A ello le debemos añadir algo de entrenamiento de fuerza y resistencia.

Esa actividad física debe estar presente cada día ya que será una de las grandes aliadas para proteger y cuidar de nuestro cerebro. La evidencia científica es cada vez más contundente: la actividad física diaria tiene beneficios para el cerebro. 

El ejercicio físico es capaz de modificar estructuras cerebrales alterando así nuestra capacidad de aprendizaje y memoria. También modifica mecanismos circundantes como el metabolismo de glucosa en el cerebro, lo que podría disminuir el riesgo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.

La dieta alimenta al cerebro (o no)

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Nunca echamos nada que no sea gasoil o gasolina a nuestro coche para que funcione, ¿por qué si lo hacemos con nuestro cerebro? Nuestro cerebro es un gran consumidor de energía durante las 24 horas del día, y no descansa ni fines de semana ni días festivos.

Para nutrirse necesita una dieta saludable con muchas verduras y frutas, carnes y pescados de calidad, frutos secos, legumbres, cereales integrales y todos aquellos alimentos que la tierra nos ofrece.

La dieta mediterránea cumple con esos requisitos, por lo que se vincula con menor riesgo de desarrollar demencia, o lo que es lo mismo, cuida y protege nuestro cerebro frente a la neurodegeneración. De hecho, hace unos días el Ministerio de Sanidad ha excluido el alcohol, incluida la cerveza y el vino, de la dieta mediterránea.

El alcohol es uno de los peores enemigos del cerebro. Evítalo en la medida de lo posible. Puedes elegir agua en su lugar ya que esta bebida sí será una gran amiga de nuestro cerebro al mantenernos hidratados y hacer que nuestros sistemas funcionen a la perfección.

Entrena tu cerebro directamente

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Existen infinidad de juegos y aplicaciones que se enfocan en la activación del cerebro mediante tareas de demanda cognitiva. Cualquier tarea que implique un esfuerzo por parte del cerebro le servirá como entrenamiento.

Sin embargo, muchas de ellas no cuentan con una evidencia científica sólida para afirmar que realmente entrenan el cerebro. Además aumentan el tiempo de sedentarismo y exposición a las pantallas, por lo que puede haber alternativas más interesantes.

Algo tan simple (y difícil) como aprender una tarea nueva pondrá todo nuestro entramado cerebral a funcionar: aprender un idioma, tocar un instrumento, practicar el baile, etc. El principal problema es que muchas personas se enfrentan a pocos desafíos cognitivos en su día a día.

Forma parte de un grupo

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La actividad física y el aprendizaje de una tarea nueva pueden ser doblemente efectivos si con ello aumentamos nuestros contactos sociales. Las personas que están involucradas en actividades grupales pueden ver mejoradas sus funciones cognitivas.

Estas actividades implican también un aumento de la autoestima cuando comenzamos a ver que somos más válidos de lo que pensábamos. Esa significatividad y sensación productiva mejoran nuestro estado de ánimo, ligado directamente con la salud de nuestro cerebro.

Una de las situaciones más bonitas que exponen la mejora de nuestro cerebro cuando tenemos contacto social consiste en el cruce de niños y ancianos. Son muchas las iniciativas que hacen que estas dos generaciones trabajen mano a mano.

En una de ellas los niños leen libros a los ancianos y los ancianos leen libros a los niños. Tanto los niños como los ancianos mejoraron diferentes tareas relacionadas con la cognición en mayor medida que sus homónimos que no participaban en esta iniciativa.

Aléjate del estrés crónico

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La ansiedad y el estrés repetido cada día puede afectar al cerebro y empeorar sus funciones a medio y largo plazo. Si lo que queremos es entrenar a nuestro cerebro el estrés irá en nuestra contra y nos alejará del objetivo.

Aprender a meditar incluye el aprendizaje de una nueva tarea, válido como ya hemos visto para entrenar el cerebro, y además nos introducirá en una disciplina liberadora de estrés. Si ya somos expertos podemos realizar meditaciones orientadas a centrarnos en el momento presente, eliminando así las fuentes estresantes.

Para las personas novatas puede ser adecuado asistir a clases colectivas de yoga o contar con un entrenador que nos oriente y nos guie con ejercicios de respiración y técnicas de relajación. Algo tan rápido como practicar la gratitud cada mañana puede producir grandes cambios.

Duerme lo suficiente

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¿Nunca te ha pasado que te has puesto a estudiar con poco tiempo, no has dormido la última noche y de repente te has quedado en blanco en el examen? Hubiese sido mejor estudiar menos y dormir más porque el sueño es nuestro archivador de vivencias y aprendizajes.

Dormir es una inversión, no una pérdida de tiempo ya que al estar descansados nuestra capacidad cognitiva será total, mientras que si no hemos dormido lo suficiente no estará al 100%. Si lo hacemos de forma puntual no pasará nada, pero hacerlo de forma crónica se asocia con un volumen reducido de materia gris en el cerebro.

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Imágenes | iStock, Unsplash

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