La actividad física es salud hasta que deja de serlo: un nuevo estudio muestra cómo afecta pasarnos de activos

El ejercicio físico es una estrategia para mejorar la salud y frenar el envejecimiento, pero no siempre

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El ejercicio físico es bueno hasta que deja de serlo. Como en casi la totalidad de las cosas, debemos alejarnos de los extremos, tanto en el defecto como en el exceso. No descubrimos América si decimos ahora que el ejercicio físico es bueno para la salud, y que más es mejor, pero hasta cierto punto en el que los beneficios de la actividad física comienzan a descender cuanto más cantidad de movimiento tenemos.

El ejercicio físico, como todo, en su justa medida

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Un nuevo estudio ha confirmado lo que ya podíamos imaginar: el ejercicio físico en exceso no es bueno para la salud ni para la longevidad. Movernos en el día a día y hacer sesiones de ejercicio físico son casi obligatorias, más que recomendables, si queremos vivir más y mejor.

Sin embargo, no se conoce bien en qué cantidad el ejercicio físico nos hará más longevos, si cuidamos otros factores como la alimentación y el resto de hábitos de vida saludables. Lo que sí se sabe es que nuestras células envejecen mejor si realizamos ejercicio de fuerza y de resistencia, además de poder disfrutar durante más tiempo de nuestra independencia y alejar diferentes enfermedades.

El hallazgo del grupo de investigadores en su publicación en la revista medRxiv es que ser activos sí proporciona mejoras en la salud, aumenta la longevidad y disminuye la probabilidad de muerte prematura, pero que ser muy activos produce justo lo contrario.

La paradoja del ejercicio físico hace que las personas muy activas muestren una edad biológica en sus células superior a la que muestran las personas activas o moderadamente activas. Eso sí, ser sedentario es peor que ser muy activo, por lo que claramente la peor opción es no practicar nada de actividad física.

Un poquito es mejor que nada, un poco más es mejor que un poco menos, pero mucho más es peor

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Este trabalenguas significa que movernos un poco cada día, aunque sea unos minutos, es mucho mejor que no hacer nada. La diferencia entre ser sedentario y ser activo, aunque sea caminar para ir al trabajo, subir las escaleras de casa en lugar del ascensor y tareas similares disminuye por mucho el riesgo de enfermedades y mortalidad.

Si añadimos un poco más de actividad física obtendremos aún más beneficios, pero llega un momento en el que más actividad física ya no es mejor, sino que es peor. Esta paradoja dibuja una "U" invertida, en la que los beneficios van aumentando a medida que lo hace la actividad física, pero llegado a un punto, si sumamos más actividad física los beneficios empiezan a descender.

Realmente es muy complicado llegar a esos niveles de actividad física, salvo que tengas un trabajo muy activo, como repartidor de 'Glovo' y compañías similares en bicicleta, un trabajador de la construcción o del campo y oficios en los que la demanda física es muy elevada.

En personas con puestos de trabajo no muy demandantes a nivel físico será muy difícil llegar a un punto en el que superemos ese umbral de la actividad física a partir del cual los beneficios comienzan a caer. En cualquier caso, lo notaremos con fatiga física y mental, y otros síntomas como pérdida de apetito.

Por lo tanto, si tú día a día no es muy demandante a nivel físico, añade actividad física a tus días y aprovecha las ocasiones que tengas para moverte. Moverte más casi siempre será mejor, salvo contadas excepciones a las que será muy difícil llegar.

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