Los riesgos de volver al entrenamiento de manera brusca después del confinamiento: así podemos evitarlos

Los riesgos de volver al entrenamiento de manera brusca después del confinamiento: así podemos evitarlos
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Desde el sábado pasado por fin podemos empezar a salir a correr y hacer algo de deporte al aire libre, después de casi 50 días sin poder salir. Poco a poco, además, podremos ir haciendo más actividades. Es lógico que después de tantos días tengamos muchas ganas de recuperar nuestra actividad habitual.

Sin embargo, después de tanto tiempo sin poder entrenar con normalidad, puede ser no buena idea lanzarnos a hacer deporte al mismo ritmo e intensidad que lo hacíamos antes del confinamiento. Mucho menos si somos principiantes y queremos empezar a entrenar ahora.

Nos arriesgamos a sufrir una lesión

Aunque hayamos seguido haciendo otros entrenamientos en casa, nuestro cuerpo y músculos ya no estarán en el mismo estado que antes de comenzar el confinamientos. Habremos perdido algo de fuerza y forma. El hecho de haber realizado ejercicio físico en casa estos días no nos exime de retomar la práctica deportiva con cuidado

Si no vamos recuperando la forma y el ritmo poco a poco, corremos el riesgo de sobrecargar demasiado y acabar lesionándonos. Excedernos con nuestra actividad física, seguir una rutina que ahora mismo no es la adecuada para nuestro nivel físico y no hacer descansos puede acabar en tendinitis, fascitis o, incluso, fracturas por sobrecarga. Pero también corremos el riesgo de sufrir problemas cardiovasculares que sean más serios. 

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Claves para volver a empezar de manera segura

Por ello, es importante que retomemos nuestros entrenamientos de manera progresiva, reconociendo primero cuál es nuestro estado físico actual. Prestar atención a la progresión es clave. Esto quiere decir que adaptaremos la carga de trabajo que hagamos al modo en el que nuestro rendimiento vaya aumentando. 

La progresión nos ayudará a no sobrecargar, pero también a que nuestro cuerpo se vaya adaptando poco a poco y a que nuestro rendimiento sea mejor, sin estancarnos. 

  • Para empezar, no está de más consultar con nuestro médico, entrenador o preparador físico, de manera que nos dé unas buenas pautas y reconozca nuestro estado físico si es necesario.
  • Podemos empezar por hacer rutinas de adaptación con ejercicios o rutinas de una intensidad y tiempo menor a la que solíamos hacer. De esta manera nuestro cuerpo se irá adaptando poco a poco sin sobrecargar.
  • Lo más probable es que en este momento nuestro musculatura esté más relajada, por lo que necesitamos estimularla y prepararla bien para el entrenamiento. Por ello, más que nunca, no podemos dejar de lado los calentamientos y estiramientos.
  • Haremos ejercicios o rutinas más suaves, más sencillas y con una menor repetición y duración de la habitual. Puede ser buena idea hacer circuitos para empezar entrenando todo el cuerpo poco a poco. De manera gradual podemos ir alargando los tiempos y la intensidad, variando los entrenamientos y continuando en escala ascendente. 
  • No podemos descuidar el descanso en ninguno de los casos.

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Imágenes | iStock

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