Más flexibilidad a la hora de entrenar para evitar hacernos daño

Más flexibilidad a la hora de entrenar para evitar hacernos daño
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Una de las cosas que queremos que quede siempre clara en Vitónica es que el ser humano no es ninguna máquina, y por ello a la hora de ofrecer ejercicios y establecer rutinas de entrenamiento lo que hacemos es personalizarlas bastante y pensar en todos, en los que acaban de comenzar a entrenar y en los que ya llevan mucho más tiempo entrenando su cuerpo. Por este motivo vamos a recomendar más flexibilidad a la hora de realizar ejercicio.

Ante todo, y sobre todo debemos saber escuchar a nuestro cuerpo. Averiguar su situación dependiendo del estado de ánimo y energía. No siempre nos vamos a encontrar con la misma predisposición por parte del organismo, por lo que no podemos ser rígidos a la hora de efectuar los entrenamientos. Obligarnos a la hora de entrenar nos puede traer muchas más desventajas que beneficios, y es que puede ser el principio de multitud de lesiones y demás problemas físicos.

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Algunos ejemplos que afianzan más esta teoría es la obsesión por ponernos unas metas en lo referente a los ejercicios y su ejecución, como por ejemplo un número determinado de repeticiones a las que debemos llegar con un peso concreto... Si nuestro cuerpo no responde a toda la serie y lo obligamos a hacerla por completo, cuando a mitad acusa que hemos llegado al fallo muscular, estamos entrando en una zona de riesgo en la que podemos forzarlo de tal modo que llegaremos a adoptar posturas obligadas que nos pueden hacer mucho daño.

Lo mismo sucede con los tiempos, otro punto donde solemos fallar a la hora de realizar ejercicio, y es que no tenemos que marcarnos un ritmo de ejecución de los mismos, pues no siempre nuestro cuerpo está preparado para actuar de la misma manera. Es cierto que el tiempo es una variable que nos sirve para medir la evolución, al igual que la carga que levantamos o el número de repeticiones de cada ejercicio, pero no siempre el cuerpo responde de la misma forma frente a estos estímulos, y por ello tenemos que ser nosotros los que sepamos poner el límite y saber cuando en una jornada no nos encontramos con todas las facultades para aguantar la rutina. Ese día debemos tener manga ancha y esperar a la jornada siguiente para poder atender estas variables. En estos casos lo más recomendable es hacer el ejercicio hasta donde seamos capaces.

Nunca debemos forzarnos. Forzar no es lo mismo que esforzar, ya que el esfuerzo es una constante que debemos tener presente y es mediante la cual cada día queremos ir un poco más adelante con las rutinas. Siempre que hacemos esto el cuerpo debe estar lleno de energía y predisposición, cuando algo de esto falla es cuando ya llegamos a forzarlo, pues no está preparado para llevar a cabo ese acto concreto.

Imagen | chris2k

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