Así es como el método Slow Down me enseñó a desacelerar y disfrutar más de mis días

Así es como el método Slow Down me enseñó a desacelerar y disfrutar más de mis días

Ayuda a alejarnos del perfeccionismo, y cumplir necesidades sin descuidar la salud

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Emma Simpson Mngaalewep0 Unsplash 4

Si eres de los que no para un segundo y corre de un lado al otro cada día sintiendo que necesitas al menos unas 30 horas diarias para poder cumplir con todas las obligaciones sin terminar con la lengua afuera; te mostramos en qué consiste el Slow Down: el método que me enseñó a desacelerar y disfrutar más de mis días.

Qué es el método slow down

Ana González y José Mendiola vivían a toda máquina hasta que la salud y un pico de estrés fueron las gotas que rebalsaron su vaso, es por eso que decidieron apuntarse al Slow Life o desacelerar y vivir una vida más lenta.

Incluso Ana practica este estilo de vida en su blog y redes sociales (@Hendayastyle) y en la  actualidad, han publicado juntos "El arte de vivir más lento".

El movimiento Slow life o Slow living propone conectarse con uno mismo, reducir la velocidad a la que vivimos y disfrutar de las pequeñas cosas ayudando de esta forma a a lograr mayor bienestar y felicidad.

Para eso, González y Mendiola nos cuentan cuatro fases que podemos aplicar  del método Slow Down para lograr de manera efectiva vivir más lento y  desacelerar el día a día:

Priorizar y definir lo más relevante

Hacer primero lo más importante para nosotros y dejar como secundario todo  aquello que no nos lleva a cumplir objetivos o a ser la mejor versión de nosotros mismos resulta fundamental.

Para ello, es clave escuchar a nuestro cuerpo, autoconocernos, y meditar siempre que fuese necesario.

Simplificar siempre que sea posible

La idea simplificar incluye apuntarse al minimalismo y eliminar todo aquello que sea superfluo quedándonos con lo esencial.

De esta forma, debemos simplificar acordes nuestros principios, nuestros valores y  nuestras necesidades; siendo aconsejable para ello eliminar el reloj en las  vacaciones, apartar la idea de que no hacer nada está mal y aprender a  decir "no" siempre que no tengamos tiempo o deseos de hacer algo.

Planificar siendo flexibles

Los creadores del método Slow Down señalan que la planificación es una guía  pero hay que fluir, adaptándonos a las nuevas circunstancias y para ello, es  importante ser flexibles si hay cambios y encontrar siempre un equilibrio.

De esta forma, propone planificar pero no obsesionarnos con nuestros planes, y sin caer en el perfeccionismo debemos intentar avanzar con tranquilidad y  disfrute en lo planeado.

Para ello, se aconseja establecer un plan considerando una lista de mínimos  imprescindibles que debemos realizar cada día, teniendo en cuenta también  nuestros objetivos anuales y mensuales, y las tareas que nos ayuden a cumplirlos; pero dentro de estos mínimos esenciales se debe tener en cuenta también los momentos destinados al cuidado de nuestra salud, a nuestra relajación, nuestra salud mental, al cuidado de la vida social y familiar.

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Asimismo, el método Slow Down propone adaptar las rutinas a nuestras necesidades en cada momento, teniendo en cuenta nuestro estado de ánimo, pues es fundamental contemplar nuestros sentimientos y emociones en cada circunstancia.

Disfrutar priorizando el cuidado personal y el relax

No hablamos de grandes gustos o gastos sino más bien de destinar tiempo a una tarde con amigos, a observar un amanecer o una puesta de sol, o por qué no a leer un libro y tener tiempo para no hacer nada, o bien para meditar y reencontrarnos con nuestro cuerpo.

Apretar el botón de pausa siempre que sea necesario resulta fundamental para  lograr una vida más lenta, que nos ayude a disfrutar de las pequeñas cosas y a vivir el día a día con mayor bienestar.

Así me ha ayudado el método Slow Down

En mi caso personal, me levanto muy temprano, desayuno, despierto a mis dos hijos, los acompaño en su desayuno, los llevo a la escuela, vuelvo a mi casa a trabajar y realizar tareas domésticas, preparo la comida, y salgo a buscarlos.

Los retiro llegado el mediodía, almorzamos, trabajo y llega la hora de llevar niños nuevamente a actividades extraescolares, retirarlos y posteriormente bañarlos y preparar cosas para el día siguiente, resolviendo en el medio tareas de la casa y  otras. Así, parece que el ritmo no para y que no nos queda ni un minuto libre en las 24 horas del día, pues llegadas a las 11 de la noche sólo tenemos deseos de dormir y renovar energías.

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Sin embargo, el método Slow Down me ayudó a encontrar esos pequeños espacios en mis días para disfrutar jugando con los niños o bien, hablando con una amiga o sacando a pasear las perras.

Pero también, me ha permitido hacer el tiempo para hacer ejercicio aunque sea 20 minutos diarios, en los que me permito salir a correr y disfrutar del aire libre.

Asimismo. ahora también me permito dejar la casa desordenada o postergar alguna tarea doméstica porque ya no lo veo como un esencial sino más bien como un deseo que tiene más relación con el perfeccionismo que con el vivir  disfrutando y resolviendo necesidades.

Así es como el método Slow Down me ha ayudado a disfrutar de mis días y a vivir con mayor bienestar.

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Imagen | Foto de portada: Emma Simpson, foto 1: Kaylee Garrett, foto 2: Natalie Grainger

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