Kombucha: qué sabemos sobre este té fermentado, propiedades y cómo elaborarlo en nuestra propia casa

Kombucha: qué sabemos sobre este té fermentado, propiedades y cómo elaborarlo en nuestra propia casa

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Kombucha: qué sabemos sobre este té fermentado, propiedades y cómo elaborarlo en nuestra propia casa

La kombucha ha llegado a mi vida. En los últimos meses y años he escuchado hablar hasta el infinito sobre la kombucha y he sido conocedora de bebidas con base de kombucha. Después de tanto escuchar hablar de ello, desde hace unos días soy la orgullosa propietaria de un hongo SCOBY que conseguirá llenar mi vida de bebida infinita de kombucha.

Sin embargo, la primera pregunta que me surgió cuando me dieron el hongo fue para qué servía exactamente la kombucha y cuáles eran sus beneficios. Y la segunda, y más importante en el momento, cómo se elaboraba la kombucha y se cuidaba del hongo para que este sobreviviera sin problemas.

Qué es el té kombucha

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Básicamente, la kombucha es un té endulzado que se fermenta por medio de un hongo, bacterias y levaduras,  conocidas como SCOBY, consiguiendo una bebida que, tradicionalmente, proviene de China, Rusia y Alemania. La kombucha más tradicional se elabora a partir de té negro, aunque podemos usar también té verde o, si lo deseamos, experimentar con otros tipos de té diferentes.

No siempre se utiliza el mismo tipo de hongo para fermentar el té, por lo que el sabor que obtengamos en el resultado final dependerá en gran medida del tipo de hongo que utilicemos, así como del té que elijamos y de la cantidad de azúcar que le añadimos.

En cualquier caso, el sabor recuerda ligeramente a la sidra, al vinagre de manzana o, incluso, al champán. Esto se debe a que el resultado suele ser una mezcla entre dulce y amargo, así como burbujeante debido a la fermentación.

Una bebida con numerosas propiedades

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En el caso de la kombucha, para conseguir la fermentación es necesario añadir azúcar al té. Esto quiere decir que al tomar kombucha, aunque la elaboremos en casa, estaremos consumiendo algo de azúcar añadido. En cualquier caso, la mayoría de este azúcar se va en la fermentación y la cantidad que consumimos es muy pequeña.

La fermentación genera un porcentaje de alcohol que ronda entre el gramo y los 3,6 g por cada litro de kombucha

Otro aspecto importante es que la fermentación genera una pequeña cantidad de alcohol en la bebida. La realidad es que el porcentaje es muy pequeño - alrededor de 1 - 3,6 gramos por cada litro de bebida -, pero es algo que debemos tener en cuenta antes de consumirla.

En cualquier caso, si esta bebida es considerada tan saludable a pesar de la presencia de un pequeña cantidad de azúcares añadidos y de alcohol, es porque tiene numerosos beneficios que parecen compensar la mínima presencia de esos dos elementos.

Alta presencia de vitaminas y minerales

Se trata de una bebida que nos aporta una importante cantidad de vitaminas. La kombucha contiene vitaminas del complejo B, pero también vitamina C. Además, nos aportará zinc, hierro, cobre y manganeso. Todo a partir de una sencilla fermentación de té.

Estas propiedades ayudarán a cuidar nuestros sistema nervioso, así como a nuestro tejido muscular. Además, ayudará a proteger y mejorar la salud de nuestro sistema inmune.

Polifenoles propios del té

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Al tratarse de una bebida elaborada con té, esta también nos aporta una interesante cantidad de polifenoles antioxidantes. Este tipo de antioxidantes puede ayudarnos a prevenir la oxidación celular y protegernos de los radicales libres. En cualquier caso, debemos recordar que el té por sí mismo también nos aporta dichos beneficios y en mayor medida, ya que la fermentación termina con algunos de estos polifenoles, especialmente cuanto más tiempo lo tenemos fermentando.

El efecto de la fermentación

La propia fermentación, así como los microorganismo propios de la bebida de té kombucha también nos aporta algunos beneficios. Y es que presenta ciertas propiedades que puede ayudar a promover las funciones digestivas. Entre otras cosas, la kombucha presenta propiedades probióticas, con una potencia similar a la del kéfir.

Cómo elaborar kombucha en casa

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Esta ha sido, para mí, la pregunta del millón. La realidad es que, una vez puestos, resulta más sencillo que elaborar kéfir, por ejemplo. Y es que mientras con el segundo debemos estar pendientes de abrir de vez en cuando, así como de cambiarlo cada 48 horas, la kombucha necesita que la dejemos tranquila unos 10 días.

Para empezar, necesitaremos hacernos con un hongo SCOBY o un hongo de komubucha. Habitualmente estos hongos pasan de unas manos a otras de manera gratuita. Y es que este tipo de hongos crecen muy rápido y aquellas personas que lo tienen suelen repartirlo gratuitamente. Si tenemos la fortuna de que alguien nos ofrece uno, podremos comenzar.

Para poder elaborar nuestra propia kombucha necesitaremos que el hongo venga con un mínimo de kombucha ya fermentada. Es decir, la persona que nos lo dé nos dará el hongo metido en un frasco con un poco de su propia kombucha ya hecha. Necesitamos esta bebida ya fermentada para poder elaborar la nuestra propia. En caso de no tenerla podemos usar un poco de vinagre, pero la primera remesa saldrá algo más amarga.

Necesitamos esta bebida ya fermentada para poder elaborar la nuestra propia. En caso de no tenerla podemos usar un poco de vinagre

Una vez que tenemos esto, necesitaremos un frasco de cristal con una capacidad de un litro/litro y medio aproximadamente. Elaboraremos una infusión del té que elijamos - debemos recordar que tiene que ser té puro, ya que las mezclas no fermentarán bien -. Para la elaboración utilizaremos unas tres cucharadas (o sobres) de té por litro de agua.

Una vez que tengamos la infusión hecha y esté todavía caliente, añadiremos otras tres cucharadas de azúcar. Las cucharadas serán mediana - ni de café ni soperas - y removeremos bien para que el azúcar se deshaga. Dejamos reposar un rato hasta que el té esté frío. Esto es importante ya que el calor puede dañar a nuestro hongo.

En el frasco de cristal de un litro incluiremos el hongo, la porción de bebida ya fermentada que nos han dado - también conocido como arrancador - bien filtrada con un colador de plástico y el té con azúcar que hemos preparado. Es recomendable que dejemos un cuarto del frasco sin llenar para dar espacio a los gases de la fermentación. Tapamos con un trapo o pañuelo limpios que tengan porosidades, de manera que dejen respirar a la fermentación y sujetamos con una goma.

Lo dejamos fermentar en un sitio seco y sin luz directa del sol durante unos siete-diez días. Después la kombucha estará lista para ser filtrada en otra botella de cristal o vaso y dejar enfriar en la nevera, ya que se suele consumir fría. Al filtrar la bebida y pasarla de un frasco a otro, debemos recordar dejar un poco de kombucha fermentada en el primer frasco junto al hongo que funcionará como arrancador. Con esto podemos volver a comenzar la fermentación.

Si es posible, utilizaremos agua purificada o filtrada para elaborar la kombucha. Además, debemos recordar no usar nada de metal ya que este no puede estar en contacto con el SCOBY. Por ello, usaremos botes de cristal, cucharas de madera y coladores de plástico.

Recomendaciones sobre el consumo de kombucha

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Algo muy importante del consumo de kombucha es que no está recomendado tomar más de un vaso al día (unos 300 ml). De hecho, en algunas personas se han encontrado efectos adversos de su consumo, como nauseas, dolores de cabeza, vómitos o reacciones alérgicas.

Si percibimos alguno de estos efectos es recomendable que dejemos de consumir la kombucha y acudamos a nuestro médico para que pueda diagnosticarnos correctamente e informarnos de las pautas a seguir.

Por el momento, los estudios con respecto a esta bebida se han elaborado en la mayor parte en animales. En cualquier caso, se considera que sí tiene beneficios y que poco a poco iremos teniendo más evidencias. En cualquier caso, si vamos a tomarla, mejor elaborarla en casa y controlar la cantidad de azúcar, así como las mezclas que elaboramos.

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