La práctica de Yoga ofrece numerosos beneficios, pero uno de los más conocidos - e inmediatos - es el de mejorar nuestra flexibilidad. Esto ayuda, entre otras cosas, reducir la rigidez de nuestro cuerpo y facilitar que mantengamos una buena postura corporal. Aunque ser flexibles no es lo único importante - equilibrar fuerza y flexibilidad es mejor idea - sí que nos aporta beneficios. La práctica de Yoga nos ayuda a conseguir esto. Con estas cinco posturas o asanas conseguiremos trabajar esta flexibilidad.
Postura del gran ángulo o flexión con las piernas extendidas (Prasarita Padottanasana)
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Este Asana nos permite estirar tanto el interior de las piernas como la espalda al tiempo que rebaja posibles tensiones en la cadera. Podemos transicionar a ella desde diferentes posturas como Tadasana, postura del guerrero 1 o postura del ángulo lateral extendido, entre otras.
Separamos bien las piernas formando un triángulo grande, dirigimos los pies un poco hacia adentro y manteniendo la cadera hacia adelante, llevamos nuestro torso bien adelante y después comenzamos a bajar de manera que nuestra coronilla se dirija hacia el suelo, manteniendo el cuello relajado. Aquí tenemos diferentes opciones y la que elijamos dependerá de nuestra flexibilidad actual y como nos encontremos: podemos apoyar las manos en diferentes alturas de las piernas, apoyarlas en el suelo, colocar los antebrazos en el suelo o entrelazar las manos detrás de la espalda y estirar los brazos. También podemos usar bloques de Yoga para ayudarnos.
Postura de la media paloma (Ardha Kapotasana)
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La postura de la media paloma es una de las más conocidas de Yoga. Esta postura no solo trabaja la flexibilidad de nuestras piernas, si no también la de la cadera y su apertura, así como la espalda. Podemos llegar a esta postura desde el perro boca abajo o desde una posición de sentados. Si llegamos desde la primera llevamos una de las piernas hacia adelante y la colocamos entre las manos, apoyamos la rodilla, luego la pierna y el pie en el suelo flexionándola ante nosotros. La otra pierna la estiramos detrás. Desde aquí podemos estirar el tronco hacia adelante apoyando los antebrazos frente a nosotros o, si lo tenemos disponible, estirar el tronco.
Postura de la pinza o de la media pinza (Uttanasana)
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Aunque parece sencilla, esta postura ayuda a trabajar la flexibilidad de las piernas y de la espalda. Podemos realizarla o bien con los pies separados al ancho de la cadera o con ellos juntos. Los pies los apoyamos firmemente en el suelo, con los dedos de los mismos bien estirados. Exhalando flexionamos el tronco hacia adelante y apoyamos las manos en las piernas. Si somos principiantes o tenemos poca flexibilidad no podremos bajar mucho. En ese caso, no hace falta que estiremos las piernas del todo, pudiendo mantener cierta flexión o podemos usar bloques para ayudarnos. Poco a poco podremos ir reduciendo la misma. También podemos empezar realizando la postura de la media pinza y desde ahí ir avanzando.
Postura del bebé feliz (Ananda Balasana)
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Esta postura es muy divertida de hacer, pero nos aporta mucha flexibilidad. Tumbados boca arriba llevamos las rodillas a nuestro pecho y abriendo ligeramente agarramos la parte exterior de los pies con las manos. Esto, dependiendo de nuestra flexibilidad, podemos hacerlo desde el interior o el exterior de las piernas. Los tobillos y rodillas tendrán que estar alineados en un ángulo de 90 grados y los pies activos.
Postura de la cobra (Bhujangasana)
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La flexibilidad parte de todas las zonas de nuestro cuerpo, no solo las piernas o la espalda. Trabajar la apertura y flexibilidad del pecho o el abdomen es también muy importante. Para ello la postura de la cobra es de gran utilidad. Podemos llegar a ella desde una plancha o simplemente estirados en el suelo bocabajo. Apoyamos las palmas de las manos en el suelo e inspirando estiramos los brazos y levantamos el pecho. La cadera se queda apoyada en el suelo.
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