Edad, genética, ejercicio... Estos son los factores que influyen en tu composición corporal

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La composición corporal es un indicador que nos arroja mucha más información sobre el estado de salud de una persona que el peso corporal. Conocer la importancia que esto tiene es fundamental en estos tiempos en los que lo único que parece importarnos es el número que aparece en la báscula. 

Aunque factores que no podemos controlar como la edad y la genética, influyen en nuestra composición corporal, es nuestro deber trabajar en aquellos factores que sí podemos controlar como es la nutrición y el deporte

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¿Qué es la composición corporal?

Básicamente todo aquello de lo que estamos hechos, no solo grasa y músculo: órganos, sangre, agua, huesos e incluso minerales. 

El músculo puede suponer entre un 25% y un 40% del peso total y la grasa puede variar desde un 10% a un 50% si tenemos en cuenta a personas con índices de obesidad mórbida elevados. Los órganos también ocupan espacio, de hecho el cerebro puede llegar a pesar más de 1 kg. 

Cuando realizamos mediciones periódicas de nuestra composición corporal, los índices más usados son el porcentaje de grasa corporal y el de masa libre de grasa. Cuando hablamos de masa libre de grasa debemos tener en cuenta que esto no es músculo sino que también comprende cualquier otro tejido o componente, excepto la grasa. Dicho esto, también hay que señalar que cualquier cambio que se produzca en la masa libre de grasa es debido casi en su totalidad a ganancias o pérdidas de masa muscular, ya que el peso de órganos y huesos es constante. 

Así afecta tu edad a tu composición corporal

A medida que envejecemos sufrimos cambios en la composición corporal, incluso aunque no haya cambios en el peso corporal. La masa grasa aumenta y la masa muscular y mineral ósea descienden. Además, este aumento en la masa grasa viene acompañado de una distribución predominante en la región abdominal

Se sabe que a medida que cumplimos años nuestra tasa metabólica en reposo va disminuyendo y esto no es enteramente explicable por las pérdidas de masa libre de grasa, es decir, aunque a edades avanzadas poseamos menor cantidad de masa muscular, esta no es la única que explica el descenso de nuestra tasa metabólica en reposo. Esto es debido a que también disminuye la masa y tasa metabólica de algunos órganos respecto a personas más jóvenes.

En general, se estima que la tasa metabólica basal disminuye por década un 5% en hombres y un 3% en mujeres siendo más acusado el descenso cuanto más edad se tiene. 

Por último, aunque requiere de más investigación, se ha visto que en edades avanzadas la capacidad para oxidar ácidos grasos se reduce, algo que también podría explicar o al menos servir de retroalimentación a la ganancia de masa grasa que comentábamos al principio. 

Así afecta tu genética a tu composición corporal

En este estudio se encontraron fuertes asociaciones entre variables genéticas, masa grasa, masa muscular y masa ósea. Se señalaron hasta 97 variantes genéticas con gran impacto en la composición corporal. El tejido más condicionado fue el de la grasa seguido de la masa muscular y de la masa ósea, es decir, parece ser que el impacto de la genética en la composición corporal fue más fuerte en lo que a tejido adiposo se refiere. 

De hecho, estudios publicados en Nature como este de 2015 tratan de comprender las relaciones existentes entre la predisposición genética y la obesidad relacionada con otras enfermedades metabólicas. 

No obstante, en cuanto a composición corporal se refiere, es muy difícil determinar hasta que punto la herencia genética puede condicionarla ya que el equilibrio entre contribuciones genéticas y ambientales diferirá mucho dependiendo del entorno en el que se desarrolle la persona. Una vez más "la genética predispone y el hombre dispone". 

¿Cómo afecta el ejercicio físico a nuestra composición corporal?

Hemos hablado de factores que no nos es posible controlar, así que ahora hablaremos de uno que sí podemos: el ejercicio físico. 

Es sabido que el entrenamiento de fuerza por si solo o combinado con ejercicio cardiovascular produce un impacto positivo en nuestra composición corporal aumentando o manteniendo nuestra masa magra y reduciendo nuestra masa grasa. 

Aunque no se trata de elegir un tipo de entrenamiento u otro, hay que saber que el entrenamiento de fuerza aporta una serie de beneficios que el entrenamiento aeróbico no hace, lo cual no quiere decir que el entrenamiento aeróbico no merezca la pena. Se trata simplemente de recomendar las dosis adecuadas de uno u otro tipo de ejercicio en las circunstancias adecuadas. 

Por ejemplo en personas con obesidad, el entrenamiento de fuerza produjo mejores resultados que el aeróbico, precisamente cuando el aeróbico suele ser la modalidad más prescrita por los médicos. Esto se debe al impacto metabólico que induce el entrenamiento de fuerza en la masa muscular de una persona obesa, masa muscular que metabólicamente está atrofiada. 

¿Qué podemos sacar en claro? 

Sabemos que nuestra composición corporal en edades avanzadas se verá mermada e incluso puede que a lo largo de nuestra vida estemos condicionados hasta cierto punto por nuestra herencia genética, pero esto en ningún momento puede servir de excusa a la hora de mantener unos hábitos de vida saludables. No se trata de las herramientas que tenemos sino de cómo las usamos. 

Una dieta correcta, buen descanso, meditación, entrenamiento de fuerza y actividad cardiovascular son herramientas que todos podemos usar a nuestro favor para llegar estupendos a la vejez, y aquí la genética no tiene nada que decir o hacer. 


Imágenes | Pixabay

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