Orden de objetivos en personas con obesidad: primero la funcionalidad y la salud metabólica, y segundo el peso corporal, pero no al revés

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En las redes sociales no se ven fotos del antes y después de una analítica donde hemos disminuido enormemente algunos factores de riesgo asociados con la morbilidad y la mortalidad. Sin embargo están inundadas de imágenes del antes y después de la composición corporal. ¿Qué es más importante mejorar la calidad de vida y disminuir el riesgo de enfermedad, o perder peso? Quizá sea buen momento para cambiar el foco.

La importancia de enfocar el entrenamiento en personas con obesidad hacia la funcionalidad, en lugar de hacia la estética, no es una opinión personal. La evidencia científica lleva tiempo intentado arrojar luz sobre primar la calidad y esperanza de vida, por encima de los kilos de una báscula.

¿Mejorar la calidad de vida o perder peso, qué va primero?

Evidentemente conseguir funcionalidad y pérdida de peso sería lo óptimo. No hay debate en ello. Lo que buscamos exponer aquí es que si los ordenamos en importancia para nuestra salud, en personas con obesidad, la pérdida de peso y la estética ocuparía el segundo lugar, y no el primero que le damos actualmente.

Para reducir la masa grasa "basta" con ingerir menos calorías de las que nuestro cuerpo utiliza a lo largo del día. Entrecomillamos la palabra "basta" ya que es mucho más complejo que esa reducción, pero puede servir para situarnos.

Pero si esa restricción dietética no se acompaña con ejercicio físico, no se producirán cambios fisiológicos que ayuden a reducir los factores de riesgo cardiovasculares o metabólicos específicos de las personas con obesidad: presión arterial alta, niveles de triglicéridos elevados, concentraciones de colesterol superiores a las saludables, estado físico mejorable, y una calidad y esperanza de vida que necesita ser tratada.

La dieta tiene su función, y el entrenamiento otra diferente

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La dieta realizaría la labor de reducir la masa grasa, importante a nivel estético y también a nivel de salud. El ejercicio físico de resistencia, y por supuesto también de fuerza, ayudaría a aumentar la masa muscular y pasar de un estado metabólicamente insalubre a uno metabólicamente saludable.

Lo paradójico y curioso es que solemos dar mayor importancia a los kilos que perdemos, siendo ese cambio hacia un estado metabólicamente saludable lo que realmente debemos de lograr, vaya acompañado con una pérdida de peso o sin él.

Es decir, si eres una persona con obesidad y no consigues bajar de peso, sigue entrenando tanto resistencia como fuerza, porque estás haciendo que tu sistema funcione mejor, aunque no hayas bajado tu peso. Pasado un tiempo, con un sistema más eficiente puede que consigas disminuir esos kilos que deseas, o no. En cualquier caso, tu salud habrá mejorado.

Si eres un entrenador o tienes relación con una persona con obesidad, ayúdale a no desistir en el entrenamiento, aunque la báscula no baje, o tenga altibajos en su dieta. El foco principal debe ir dirigido a la mejora de la calidad de vida, y como foco secundario la pérdida de peso. Pero nunca al revés.

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Imágenes | iStock

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