Todo lo que tienes que saber sobre la ashwagandha: el suplemento todoterreno

Todo lo que tienes que saber sobre la ashwagandha: el suplemento todoterreno

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Todo lo que tienes que saber sobre la ashwagandha: el suplemento todoterreno

La Ashwagandha es una hierba muy venerada dentro de la medicina Ayúrveda india. En esta medicina se ha utilizado tradicionalmente la ashwagandha en varios procesos de enfermedades y especialmente como un tónico con efectos ansiolíticos. 

También se le atribuye la capacidad de aumentar los niveles de energía y mejorar la salud mitocondrial por no mencionar los efectos sobre la cognición y su ayuda contra enfermedades neurodegenerativas. 

Estos son algunos de los efectos atribuibles a esta planta, pero no los únicos, si bien es cierto que muchas de las cualidades observadas en diversos estudios todavía requieren de mucha más investigación para poder acotar firmemente su eficacia clínica en diferentes trastornos y patologías. 

¿Qué es la ashwagandha?

La Ashwagandha es un adaptógeno, es decir, un compuesto que modula nuestra respuesta a diferentes elementos estresores a través de su actuación sobre el eje HHA (Hipofisiario-Hipotalámico-Adrenal), el cual es una parte esencial de nuestro sistema endocrino.

En 1990, un grupo de científicos le dieron una descripción al término de adaptógeno: biorreguladores naturales que aumentan la capacidad de adaptación a factores ambientales y que evitan el daño causado por aquellos factores. De hecho, la ventaja de los adaptógenos es que minimizan la respuesta corporal al estrés, reducen las reacciones negativas durante la fase de alarma y eliminan, o al menos disminuyen, el inicio de la fase de agotamiento que forma parte del llamado síndrome de adaptación general.

¿Para qué sirve la ashwagandha?

Los adaptógenos en general han demostrado tener efectos positivos a nivel de fatiga adrenal, dolor e inflamación en artritis, conciliación y calidad del sueño, regulación del sistema neuroendocrino, inhibición de crecimiento tumoral e inducción de apoptosis celular, es decir, muerte y reciclaje celular.

La ashwagandha y otros adaptógenos como el Panax Ginseng parecen confiables en todos los efectos posteriores, pero según un estudio que realizó una vista general sobre los efectos y aplicaciones de la ashwagandha, a esta se le atribuyen también los siguientes efectos y beneficios:

  • Aumento y mejora de la resistencia física
  • Prevención de patologías inducidas por el estrés como úlceras, hepatotoxicidad, ateroesclerosis, diabetes, hipertensión, envejecimiento prematuro o artritis. 
  • Regulación multidireccional de las glándulas suprarrenales que secretan cortisol, es decir, estimulan su secreción cuando un factor estresor perturba la homeostasis (equilibrio) y la inhiben cuando esta se ha alcanzado.
  • Efecto promotor de la cognición, sobre todo en niños con déficit de atención o tras lesiones craneales. 
  • Ralentización de la atrofia neurítica y sináptica en enfermedades neurodegenerativas como Alzheimer, Parkinson, Huntington o Creutzfeldt-Jakob. 
  • Cualidad mimética GABAérgica, es decir, es capaz de reproducir los efectos del ácido gamma aminobutírico (GABA) un neurotransmisor inhibidor del sistema nervioso central que regula la excitación del mismo. La ashwagandha es capaz de reproducir estos efectos cuando se administra en patologías como la discinesia tardía, un efecto secundario provocado por el tratamiento con neurolépticos o antipsicóticos que provoca movimientos musculares involuntarios. 

Así pues, aunque hacen falta estudios a gran escala para determinar su eficacia clínica en grupos de población heterogéneos, la ashwagandha tiene un potencial enorme como tónico debido a sus múltiples acciones farmacológicas como antiestrés, neuroprotector, antitumoral, antiartrítico, analgésico y antiinflamatorio. Además, es útil para diferentes tipos de enfermedades como Parkinson, demencia y pérdida de memoria.

¿Cómo se usa la ashwagandha?

Se recomiendan dosis de entre 300 y 500 miligramos diarios de un extracto de raíz de ashwagandha. Si se usa la propia raíz seca, entre 3 y 6 gramos diarios. 

Es preferible dividir la dosis diaria en varias tomas, haciendo coincidir una de ellas una o dos horas antes de acostarse. 

Aunque hay estudios que utilizan dosis mucho más altas de ashwagandha, no hay consenso sobre si estas dosis pueden aportar beneficios extra. Por otra parte, se recomienda un uso continuado y extendido en el tiempo para experimentar los mayores beneficios. 

Imágenes | iStock

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