Hace sólo un par de meses atrás, os contábamos que los lácteos enteros se asocian a un riesgo inferior de desarrollar diabetes tipo 2, pero un reciente estudio que evaluó el efecto de diferentes lácteos sobre la salud revela que sólo el consumo de yogur está asociado a un menor riesgo de sufrir diabetes.
La diabetes tipo 2 está fuertemente vinculada al estilo de vida, por ello, esta investigación que analizó en total a más de 400000 personas tuvo en cuenta sus hábitos de consumo y el desarrollo de enfermedades a lo largo del tiempo, haciendo evaluaciones cada 2 años.
Cuando se vinculó el consumo de lácteos con el desarrollo de diabetes no se encontró asociación, pero cuando se realizó un análisis más minucioso y se tuvo en cuenta el tipo de alimento derivado de la leche que se consumía, se asoció el consumo de yogur con menor riesgo de sufrir diabetes tipo 2.
Concretamente, se estima que con 28 gramos diarios de yogur, el riesgo de desarrollar diabetes cae cerca de 18%, dato no menor en quienes tienen antecedentes familiares de la enfermedad y pueden disminuir las probabilidades de sufrir esta patología con buenos hábitos de vida.
Aunque aun no se puede hablar de un efecto causal del consumo de yogur, los investigadores piensan que quienes consumen yogur llevan una dieta más saludable y que su contenido en proteínas de calidad, en calcio, en determinadas grasas y sobre todo, su aporte de probióticos, pueden ser los responsables de este vínculo encontrado entre la ingesta de yogur y un menor riesgo de diabetes.
El estudio también nos indica que no hubo diferencias entre lácteos enteros y desnatados, por lo que, si te apetece el yogur entero, resulta una buena alternativa para sumar a la dieta y así, contribuir al aporte de calcio, proteínas, vitaminas y probióticos que quizá, contribuyan con el adecuado funcionamiento del organismo y por ello, se ha asociado al yogur con menor riesgo de sufrir diabetes tipo 2.
Igualmente, recordamos que para reducir al máximo el riesgo de diabetes tipo 2 y otras patologías crónicas asociadas al estilo de vida, resulta clave cuidar la alimentación, realizar actividad física regular y cuidar otros hábitos de vida que repercuten sobre la salud del organismo.
Vía | BMC Medicine 2014, 12:215 doi:10.1186/s12916-014-0215-1
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