Las zanahorias crudas son un snack o picoteo saludable fabuloso, y también se pueden convertir en platos frescos, saciantes y muy sabrosos con una presentación algo diferente. Si normalmente te resultan demasiado duras o fibrosas, en esta receta en forma de cintas logramos una textura más suave sin perder el punto crujiente.
Inspiradas en las tradicionales zanahorias dulces o glaseadas argentinas, esta receta es nuestra versión de la presentada por el portal Milk Street, que cocina el aliño ligeramente para potenciar el sabor, haciendo lo propio con la propia hortaliza que se saltea muy ligeramente y así obtener esa mordida más tierna, dándole un aspecto similar a la pasta.
Lo ideal es usar zanahorias largas, rectas y gruesas, para poder sacar el mayor número de tiras o cintas con un pelador de Y; también se puede usar una mandolina si tenemos maña. Guarda los troncos o corazones internos más duros para hacer un guiso, potaje, crema de verduras o caldo.
Sacar las cintas de las zanahorias peladas con el pelador en Y, dejando los troncos interiores más duros para otra receta. Colocar en un colador, añadir un poco de sal y remover.
Mezclar en una sartén o cazuela los zumos, el aceite de oliva, los anises estrellados o el clavo, los ajos machacados y la miel. Calentar suavemente sin dejar que hierva durante cinco minutos. Añadir las zanahorias y remover bien para impregar todo.
Cocinar cinco minutos más removiendo suavemente y retirar a una fuente. Mezclar con las semillas al gusto y abundante perejil o cilantro lavado picado. Esperar un par de minutos antes de servir.
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Con qué acompañar las cintas de zanahorias
Estas cintas de zanahoria se pueden servir como primer plato de cualquier menú, cena muy ligera aunque saciante o guarnición de cualquier proteína, como unas pechugas de pollo a la plancha o pescado al horno. También se puede convertir en un almuerzo más completo con uno o dos huevos escalfados, garbanzos salteados o dados de tofu.
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