Síndrome post vacacional: no es una enfermedad, pero los síntomas pueden ser muy reales

Síndrome post vacacional: no es una enfermedad, pero los síntomas pueden ser muy reales

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Lo sé, lo sé, se acaban el verano y las vacaciones - si es que has tenido la fortuna de tener vacaciones - y tenemos que volver a la dura realidad de madrugar, de las mañanas frías y de la vuelta al trabajo. Te sientes desanimado, muy cansado y parece que estás más desganado que nunca - aunque seguramente el verano anterior te sentiste parecido -.

Para explicar estas sensaciones que a muchos nos acompañan a la vuelta de vacaciones, se comenzó a utilizar el término "síndrome post vacacional". Este término casi hace que esto que nos pasa parezca un trastorno y, oye, si es un trastorno la cosa queda un poquito más justificada e incluso, quién sabe, podríamos pedirnos una bajita. Siento ser yo quien os dé la mala noticia, pero no: el síndrome post vacacional solo tiene de síndrome el nombre y nada de nada de trastorno o enfermedad.

Qué es el así llamado síndrome post vacacional

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¿Quiere esto decir que no existen los síntomas que en conjunto llamamos síndrome post vacacional? Significa que no está tipificado como enfermedad y no se puede diagnosticar, pero sí que parece haber un conjunto de síntomas comunes y pasajeros que algunos trabajadores - especialmente los que han tenido vacaciones muy largas - sienten al reincorporarse a su puesto de trabajo después de sus vacaciones.

En general, estos síntomas se deben a la necesidad que tenemos de hacer un proceso de adaptación al cambio. Este proceso puede causarnos cierto malestar, pero en general no dura más que unos pocos días y en poco tiempo estaremos adaptados de nuevo a la rutina.

Cuáles son los síntomas del síndrome post vacacional

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Las sensaciones de malestar pueden variar dependiendo de la persona, pero en general, los síntomas que suelen aparecer están relacionados con sufrir cierto insomnio, cansancio, apatía, dificultad para concentrarse en las tareas a realizar e incluso algo de irritabilidad. Estos síntomas no se deben a ninguna enfermedad, sino a un proceso de adaptación totalmente normal y no tenemos que preocuparnos.

Este malestar suele durar tan solo unos días y no son preocupantes, porque igual que vienen se acaban yendo sin que, en general, sea necesario ningún tipo de tratamiento.

En cualquier caso, si estas sensaciones no se pasan en un periodo corto de tiempo o incluso se intensifican o agravan, pudiendo provocar ansiedad u otras problemas, estaríamos hablado de algo más serio que podría no estar relacionado con la vuelta de las vacaciones, sino con algún problema laboral. En este caso tendríamos que acudir a un especialista.

Qué hacer para evitar el síndrome post vacacional

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Una vez que han aparecido lo único que podemos hacer es esperar un par de días a adaptarnos a la rutina de nuevo - puede parecer difícil, pero el ser humano es muy adaptable - y los síntomas desaparecerán por sí mismos.

En cualquier caso, podemos intentar prevenir su aparición haciendo algunos cambios:

  • No esperar al último día antes de volver al trabajo para volver de vacaciones: sé que es tentador estar en la playa hasta el último segundo, pero el cambio resulta mucho más brusco y puede provocarnos cierta tensión. Es mejor volver algún día antes y darnos tiempo a adaptarnos poco a poco. Que la vuelta a la realidad no sea tan brusca.
  • De ser posible, volver poco a poco: obviamente en el trabajo no nos van a dejar ir dos días a trabajar y otros dos dedicarlos a adaptarnos, pero si tenemos la posibilidad de volver, por ejemplo, en mitad de la semana en vez de en lunes podremos trabajar dos o tres días y tener el fin de semana libre. De este modo el choque inicial será algo más gradual.
  • Seguir haciendo cosas que nos gusten: regresar a nuestra rutina y a nuestro trabajo no significa dejar de disfrutar de nuestro tiempo de uso o dejar de lado nuestros hobbies. Intentar encontrar tiempo para disfrutar fuera del trabajo nos ayudará a llevar mejor la vuelta a la vida normal. Hacer deporte puede ser una buena idea, de manera que nos sirva como vía de escape y nos ayude a liberar endorfinas.

En el caso de que ninguna de estas opciones nos sirvan, siento ser yo la que tenga que decíroslo, pero solo queda aguantar e intentar descansar más hasta que nos readaptemos a nuestra rutina, y nos olvidemos de que alguna vez estuvimos de vacaciones se nos acaben pasando los síntomas.

Este artículo fue originalmente publicado por Iria Reguera en agosto de 2018 y ha sido revisado para su republicación.

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