¿Cuándo ha sido la última vez que aprendiste algo nuevo? ¿Con qué frecuencia desafías a tu mente con habilidades que aún no controlas, o en las que quieres subir de nivel? La edad y el aprendizaje suelen tener una asociación inversamente proporcional: cuantos más años tenemos, menos aprendemos; cuando somos niños, cada día aprendemos decenas de cosas nuevas. El aprendizaje de nuevas habilidades parece ser clave para prevenir enfermedades neurodegenerativas y rejuvener nuestro cerebro a décadas anteriores incluso.
Dime si has aprendido algo nuevo hoy, y te diré cómo está tu cerebro
"Estoy torpe, me equivoco ahora más que antes": esa es una de las frases que suelo escuchar a mi padre últimamente, y es cierto, tiene algunos errores sin importancia, fruto del envejecimiento y la disminución de sus capacidades ejecutivas.
Todos llegaremos ahí, no solamente yo por tener su carga genética, sino que cuantos a medida que cumplamos años, nuestra velocidad de procesamiento de la información y la velocidad a la que hacemos determinadas tareas mentales irá menguando.
Será más o menos pronunciada en función de diferentes aspectos, como el estilo de vida, en el que se incluye el estímulo que le damos a nuestro cerebro. Si tienes niños, puede que hayas notado como a la vuelta de verano su progreso haya retrocedido.
Han cambiado la inmersión total de jornadas completas de aprendizaje, por dos meses en los que ese ritmo de aprender cosas nuevas disminuye radicalmente en la mayoría de casos.
El cese de aprendizaje como factor de envejecimiento cerebral
Esos niños que vuelven en septiembre al colegio seguirán durante horas y horas aprendiendo nuevas tareas, ya sea en el conservatorio de música, diciendo el mítico "can i go to the toilet, please?" o cualquier tarea que le requiera una demanda cognitiva.
Sin embargo, los adultos estamos muy lejos de desafiar constantemente a nuestro cerebro en la mayoría de casos. Puede que te lo replantees después de conocer los resultados de una nueva intervención científica en la que han observado cómo después de tres meses, la capacidad de atención y memoria de los sujetos del estudio (entre 58 y 86 años) llegaron a parecerse a la adultos 30 años más jóvenes.
En un estudio de seguimiento, los mismos autores descubrieron que los participantes no sólo habían mantenido sus ganancias sino que habían mejorado aún más: sus capacidades cognitivas después de un año eran similares a las de los adultos 50 años más jóvenes
Úsalo o piérdelo
La intervención con los adultos mayores consistía en sesiones de dos horas de duración en las que aprendían nuevas habilidades. Las opciones eran de todo tipo: canto, dibujo, uso de iPad, fotografía, aprendizaje del idioma español y composición musical.
Cualquier actividad que desafíe a nuestro cerebro es válida para "quitar el óxido" de nuestras conexiones neurales y rejuvenecerlas. Una persona mayor que camina siempre por el mismo sitio para ir a hacer la compra, o simplemente por el hecho de caminar, verá beneficios si va por otro camino, ya que tiene que adaptarse a otras calles y recorridos.
Todo suma, por lo que, tengas la edad que tengas, nunca dejes de aprender cosas nuevas. Lo más socorrido es mejorar un idioma o aprender a tocar un instrumento, pero dependerá de nuestra edad que eso pueda hacerse. Mi abuela de 90 años tendrá dificultad para aprender a tocar el violín, pero puede optar por caminar y descubrir calles nuevas, cantar, hacer ganchillo, dibujar o cualquier tarea nueva que desafíe su mente.
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Imágenes | Dimitry Ratushny (Unsplash), Mahdis Mousavi (Unsplah), Ben White (Unsplash)
