Es el momento de no desfallecer: siete estrategias de motivación que te ayudan a seguir yendo al gimnasio

Es el momento de no desfallecer: siete estrategias de motivación que te ayudan a seguir yendo al gimnasio

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Llevamos tres semanas de lo que va de año, enero está bien avanzado y nuestros propósitos de nuevo año, como el de comenzar a ir al gimnasio y cuidarnos, ya debería estar más que encarrilado. Sin embargo, es precisamente que esta semana nos resulte la más difícil de todas para encontrar las ganas y se esté empezando a poner en riesgo nuestra permanencia en el gym un año más.

Y es que, estas primeras semanas son clave. Algunos dirán que la falta de ganas se debe a que hoy es el temido - y sin ningún efecto real - Blue Monday. Lo que realmente ocurre, sin embargo, es que la motivación inicial y la ilusión se está perdiendo, que posiblemente no veamos todos los avances que hubiéramos imaginado y no nos queden reservas de alicientes para enfrentarnos al esfuerzo que supone.

Por ello, sabiendo los críticas que suelen ser estas fechas, os traemos siete estrategias de motivación que nos ayudarán a superar este bache y, por fin, este año, no cesar en nuestro propósito de ponernos en forma.

Un vistazo a…
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Revalua tus objetivos y ponte metas realistas

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Sabemos que la emoción y las ganas nos pueden. Nos enfrentamos al nuevo año con la emoción y la fortaleza de un inicio motivante y con la ilusión de cambiar nuestra vida para bien en 2020 nos acabamos poniendo metas demasiado lejanas al punto en el que nos encontramos ahora mismo.

Los primeros días no importa, porque seguimos manteniendo la motivación que nos da la ilusión, pero poco a poco esta se va desinflando porque, por supuesto, nos cuesta muchísimo alcanzar metas tan lejanas y no vemos los resultados que esperábamos. Por ello, ahora que tenemos la mente fría, es el momento de parar, revaluar los objetivos que nos hemos puesto y marcarnos metas que sean realistas y alcanzables.

Si llevamos 20 años sin hacer ejercicio, no nos engañemos, es muy difícil que vayamos a ir todos los días tres horas al gimnasio o que podamos vislumbrar nuestros abdominales en tres semanas. Mejor será ponernos metas que más pequeñas y alcanzables y ya tendremos tiempo, poco a poco, y según vayamos cumpliendo objetivos, de marcarnos nuevas metas más ambiciosas.

Ve variando de entrenamientos o incluyendo novedades

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La realidad sobre la vida es que, cuando tienes un trabajo y obligaciones, todos los días hacemos básicamente lo mismo y llevamos el mismo patrón. Sota, caballo y rey. El único momento en el que podemos hacer algo diferente es en nuestro tiempo libre, pero si dedicamos este tiempo a entrenar y hacemos cada entrenamiento exactamente igual todos los días, nos vamos a acabar aburriendo y diciéndole adiós a la motivación.

Un buen truco puede ser hacer cambios en nuestros entrenamientos. No tienen por qué ser grandes, puede ser simplemente ir a entrenar con personas distintas, probar esa nueva máquina del gimnasio con la que nunca te has atrevido o meterte en una clase colectiva una vez a la semana por variar. Salirnos de la rutina nos ayudará a seguir sintiendo cierta emoción.

Prueba a entrenar con amigos o conocidos

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Es posible que ya lo hagamos, pero si no, es buena idea que intentemos ir a entrenar con otras personas. Ya sea con personas conocidas o amigos, o con un grupo de entrenamiento, ir al gimnasio con otras personas puede darnos la motivación de tirar los unos de los otros cuando a alguno le falle un poco la fuerza de voluntad.

Además, la "competición" sana entre todos puede ser también un gran motivador. Y no solo eso, sino la idea de no querer quedar mal con alguien - especialmente si no hay mucha confianza - puede ser una gran manera de motivarnos a movernos y salir de casa para lanzarnos al gimnasio.

Busca una actividad que realmente te guste

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Cuando nos iniciamos en el gimnasio, especialmente al principio, es más que posible que todavía no tengamos claro qué actividades realizar. Estas semanas son el momento de aprovechar para probar cosas nuevas, meternos a clases colectivas, variar las rutinas, etc.

De esta manera podremos descubrir qué actividades nos gustan realmente y cuáles no. Será mucho más fácil que mantengamos la motivación si hacemos algo que nos gusta que si odiamos cada segundo que pasamos en el gimnasio. Date el tiempo para investigar y probar.

Intenta descansar lo mejor posible

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Las primeras semanas, cuando estamos intentando introducir un nuevo hábito, pueden ser complicadas. Principalmente porque tenemos que reestructurar toda nuestra vida para dar cabida a ese nuevo hábito en un tiempo que antes dedicábamos a otra cosa.

Esto puede, de cierta manera, alterar nuestro descanso. Sin embargo, para poder mantener al motivación al 100% el descanso es un punto clave. Estar descansados, mantener unos niveles de glucosa adecuados en sangre y encontrarnos con energía facilitará que nuestra fuerza de voluntad no flaqueé. Recuerda también programar descansos semanales del entrenamiento para no sobrecargar.

Infórmate muy bien y planea tu entrenamiento

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Todos hemos sido novatos en el gimnasio y sabemos que los primeros días podemos sentirnos como un pulpo en un garaje sin saber qué hacer, qué máquinas utilizar, cómo hacer los ejercicios o durante cuánto tiempo. Si esta incertidumbre se mantiene en el tiempo, es completamente lógico que perdamos la motivación.

Por ello, es importante que nos informemos de qué tipo de entrenamiento nos conviene más, cómo llevarlo a cabo, exactamente qué tenemos que hacer, cuáles son los pasos, etc. En los gimnasios suele haber monitores que nos crearán una rutina o podemos contratar a un entrenador personal. Sea como sea, tener toda la información y saber qué es lo que tenemos que hacer exactamente será de gran ayuda.

Ponle un horario fijo a los entrenamiento y tómalo como una obligación más

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Uno de los motivos por los que nos sentimos tan libres a dejar de ir al gimnasio cuando queramos es que lo asumimos como una elección y no como una obligación. Podemos elegir ir o no ir así que, en cuanto la motivación flaquea un poco, decidimos no ir.

Es buena idea, por tanto, que le pongamos al entrenamiento un horario fijo y lo marquemos en nuestra agenda o nuestro calendario como algo que tenemos que hacer. Una obligación más del día a día, como ir a trabajar, recoger a los niños del colegio o poner la lavadora. Tomarlo como algo obligatorio y no opcional puede ayudarnos a fortalecer la disciplina y que terminemos este año como lo hemos empezado: yendo al gimnasio, pero mucho más en forma.

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