Ojalá comer garbanzos fuese lo peor de nuestros desayunos

Ojalá comer garbanzos fuese lo peor de nuestros desayunos
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El desayuno en general y el desayuno de los niños en particular es uno de los temas que más discusión genera entre la población y los profesionales de la nutrición, generalmente debido a los incontable mitos que existen sobre la primera comida del día.

El último debate sobre el desayuno lo ha protagonizado la nutricionista María Merino quien ayer subía a Twitter una foto de su hijo pequeño desayunando garbanzos: un desayuno poco habitual entre niños y mayores, pero aun así saludable y más positivo que otras opciones de desayuno a la que estamos acostumbrados.

El tweet en cuestión generó numerosas reacciones, la mayoría de ellas de rechazo entre la población general, mientras que los nutricionistas que se pronunciaron al respecto lo hicieron para brindarle su apoyo.

La ingente cantidad de mitos alrededor del desayuno y la insistencia por parte de la industria para que comamos unos determinados productos en esta comida hacen que la mayoría de la gente tenga un concepto equivocado en lo que se refiere a un desayuno saludable. Destapamos algunos de los mitos más comunes sobre el desayuno en el siguiente vídeo.

El desayuno no es la comida más importante del día

Quizás el mito más conocido en torno al desayuno es que se trata de la comida más importante del día y que saltárnoslo puede tener consecuencias nefastas para nuestra salud. Este mito se engloba en otro más grande: el de que es necesario realizar cinco comidas al día para mantenernos sanos, una creencia que, como ya os contamos, no se encuentra avalada por la ciencia.

El desayuno actualmente no es más que una convención social moderna: en épocas anteriores, cuando conseguir comida no era tan sencillo como bajar al súper de la esquina, comíamos cuando teníamos hambre o cuando la comida estaba disponible. Ahora comemos "cuando es hora de comer", sin importar el hambre o las ganas que tengamos: para la mayoría de nosotros, por suerte, la comida siempre está ahí.

El desayuno es, simplemente, una más de las comidas que realizamos en el día: la primera de ellas, por eso recibe ese nombre (des-ayuno, salir del ayuno). Pero igual de "desayuno" será si lo realizas a las siete de la mañana nada más salir de la cama o a las tres de la tarde, si no has comido nada antes.

De hecho, no importa si no desayunas

No desayunar a primera hora de la mañana no implica perder masa muscular, ni que el cuerpo se "autofagocite", ni no tener energía durante el resto del día, ni tener un peor rendimiento cognitivo. Tampoco implica que vayas a engordar ni que vayas a perder peso: el conjunto de todas las comidas del día, la cantidad y sobre todo la calidad de lo que comes tienen mucha más importancia que el hecho de desayunar o no desayunar.

El número de comidas diarias y la ubicación de las mismas no es un dato relevante que vaya a hacer que nuestra dieta sea peor o mejor. Mucho más importante es, sin embargo, la calidad de aquello que comemos: si vas a desayunar, que sea a base de alimentos con una buena calidad nutricional.

Lo importante no es "cuándo", sino "qué" desayunas

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Suele ocurrir que cuando comenzamos a preocuparnos por nuestra alimentación le damos importancia a cuestiones que, en realidad, no son tan cruciales como nos puede parecer en detrimento de otras más importantes. Muchas veces habréis visto a novatos en el gimnasio devanándose los sesos intentando cuadrar perfectamente las calorías y los macronutrientes de su dieta mientras no se paran a pensar en la calidad de aquello que están comiendo.

Con el desayuno nos suele pasar algo parecido: nos centramos excesivamente en la hora a la que tenemos que desayunar (¿desayuno antes o después de entrenar? ¿si desayuno a media mañana en vez de a primera hora, me quedaré sin energía?) cuando lo verdaderamente importante es qué tipo de alimentos o productos estamos ingiriendo en esa comida (y en las otras comidas diarias también, claro está).

La industria te dice qué desayunar

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La imagen que podéis ver más arriba se corresponde con los resultados arrojados por Google imágenes cuando buscamos la palabra "desayuno". Esto es lo que estamos acostumbrados a ver y lo que la mayoría de las personas consideran que es un desayuno "normal": bollería industrial generalmente en forma de cruasanes o galletas, zumos de frutas, mermeladas y lácteos. También se ven asomar tímidamente huevos y alguna pieza de fruta entera.

Si desayunas, hazlo bien: opta por alimentos de calidad en lugar de productos procesados

La industria nos ha convencido de que desayunar "bien" significa tomarnos un tazón de cereales, un café con leche y bollería industrial, ya sea en forma de bollos o de galletas. Y la industria ha hecho bien su trabajo: los cereales se venden como "cereales de desayuno" y muchas de las galletas industriales llevan un reclamo que suena a algo como "comienza tu día con energía".

El resultado es que cualquier cosa que se salga de esta norma hace saltar las alarmas de la mayoría de las personas, como ha ocurrido con el caso de los garbanzos del que hablábamos al principio. Un desayuno saludable y completo, para mucha gente, es lo que nos han enseñado toda la vida en la televisión, el cine y los anuncios.

Mención aparte para el desayuno de los niños, que actualmente no se concibe sin galletas industriales y un vaso de leche con cacao: este tipo de desayuno se podría traducir a "harinas refinadas y azúcar", que son los elementos predominantes en este tipo de productos.

Las ventajas de romper las reglas en el desayuno

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Quizás unos garbanzos no sean el desayuno más típico o que más nos llame la atención (quizás si se hubiese tratado de una tostada con hummus no se habría creado tanta polémica), pero desde luego son una mejor opción que unas galletas industriales o que unos cereales recién salidos de la fábrica. En primer lugar porque se trata de un alimento (un "buen procesado" en este caso, ya que se trata de garbanzos cocidos) y no de un producto, y en segundo lugar porque realiza un aporte nutricional de fibra, proteínas y vitaminas que no encontramos en las galletas o los cereales.

Las verduras, los huevos, el queso, las semillas... tienen cabida en un desayuno saludable

Si quieres desayunar mejor, comienza mirando al desayuno desde una nueva perspectiva: se trata de una comida más en la que tienen cabida las verduras (por ejemplo en forma de smoothie bowls), los carnes y pescados (una tostada con jamón o con salmón), los lácteos (yogur natural casero o queso fresco batido, por ejemplo), los cereales integrales (granos de avena enteros, pan integral), las semillas y los frutos secos, las frutas (consumidas a bocados siempre que podamos)...

Las opciones son infinitas sin necesidad de recurrir a aquello que la industria nos dice que tenemos que consumir para realizar un "desayuno completo". Un desayuno saludable es aquel que está compuesto por comida real y de calidad, no el que nos diga un anuncio por la tele.

Ideas de desayunos saludables que no verás anunciadas en televisión

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Imágenes | iStock
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